Arctic Monkeys, la teatralidad en forma de rock
El jueves 17 de noviembre la banda de indie rock inglesa regresó a Bogotá con un concierto que puso a vibrar a la capital con los clásicos reconocibles y las nuevas canciones de su álbum “The Car”, el cual estrenaron el 21 de octubre.
Andrea Jaramillo Caro
Cuando Arctic Monkeys salió al escenario en el Coliseo Live el público, al unísono, se unió en gritos al ver a sus integrantes: Alex Turner, Jamie Cook, Nick O’Malley y Matt Helders caminar hacia los instrumentos. Los acordes iniciales de su canción “Sculptures of anything goes”, del álbum “The Car”, comenzaron a sonar solemnes mientras que el vocalista Alex Turner cantaba la letra. Con el final del intro el cantante levantó el micrófono con todo su base, abriendo así una noche de rock llena de gestos que recuerdan a una obra de teatro.
Seguida por canciones como “Brianstorm” y “Snap out of it” continuó el regreso de la banda inglesa a suelo colombiano luego de su presentación en el Festival Estéreo Picnic de 2019. Desde mi lugar se veían más las pantallas y los celulares alzados del público que el escenario, pero cuando a lo lejos veía la puesta en escena se podía distinguir a Turner paseando por el escenario en sus zapatos negros y blazer azul.
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Videos en redes sociales mostraron al cantante entrando al escenario con cerveza en mano y bailando un pedazo de “La macarena” mientras cantaba “Don’t sit down ‘cause I’ve moved your chair” y el público gritaba mientras él se movía con su guitarra al hombro. En otros conciertos de su gira ya había pasado que Alex Turner olvidaba la letra de alguna de sus canciones, y Bogotá no fue la excepción. Con las luces bajas y el rostro enfocado de Alex Turner llegó un momento de una canción en el que mientras sus compañeros seguían tocando la melodía, él, frente al micrófono, dijo “no” con una expresión de confusión y segundos más tarde continuó con la canción, como si nada hubiera pasado.
Con “Do me a favour” y “Teddy Picker” regresaron a su segundo álbum “Favourite worst nightmare”, una elección que sorprendió a muchos de los fanáticos. Aunque durante la hora y media de concierto pocas palabras se escucharon por parte de la banda, fue la música la que tomó el protagonismo esa noche. “Cornerstone” fue una de las sorpresas de la noche, aunque durante esta gira se esforzaron por llevar a su público a la nostalgia de tiempos pasados al tocar “Potion approaching” en vivo, por primera vez en once años, desde su primer concierto en agosto.
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“Tranquility base hotel & casino” vino con una dramatización al final de la canción, en la que Turner actuó como si hubiera contestado una llamada en escena. Segundos antes de comenzar la siguiente canción hizo la aclaración de que eso había sido solo un acto.
Con “One point perspective” el Coliseo Live se iluminó con las linternas de los celulares de la audiencia, que parecían estrellas en el cielo. Hacia el final, mientras la banda tocaba la última estrofa, en su última línea: “Bear with me, man, I lost my train of thought”, (Tenga paciencia conmigo, hombre, perdí el tren de mis pensamientos), Turner posó su mirada en un punto del recinto y con una mirada confundida, como dice la letra, parecía que estuviera recuperando la idea que se acababa de escapar.
Con “Body paint”, una de sus canciones más recientes, cerraron la noche. Una última para el recuerdo, Turner, O’Malley Cook y Helders dejaron el escenario luego de alargar el final instrumental de la canción con el cantante acompañando a sus compañeros por el escenario mientras daban fin a un espectáculo de rock con una pizca de teatralidad.
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Cuando Arctic Monkeys salió al escenario en el Coliseo Live el público, al unísono, se unió en gritos al ver a sus integrantes: Alex Turner, Jamie Cook, Nick O’Malley y Matt Helders caminar hacia los instrumentos. Los acordes iniciales de su canción “Sculptures of anything goes”, del álbum “The Car”, comenzaron a sonar solemnes mientras que el vocalista Alex Turner cantaba la letra. Con el final del intro el cantante levantó el micrófono con todo su base, abriendo así una noche de rock llena de gestos que recuerdan a una obra de teatro.
Seguida por canciones como “Brianstorm” y “Snap out of it” continuó el regreso de la banda inglesa a suelo colombiano luego de su presentación en el Festival Estéreo Picnic de 2019. Desde mi lugar se veían más las pantallas y los celulares alzados del público que el escenario, pero cuando a lo lejos veía la puesta en escena se podía distinguir a Turner paseando por el escenario en sus zapatos negros y blazer azul.
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Con “Do me a favour” y “Teddy Picker” regresaron a su segundo álbum “Favourite worst nightmare”, una elección que sorprendió a muchos de los fanáticos. Aunque durante la hora y media de concierto pocas palabras se escucharon por parte de la banda, fue la música la que tomó el protagonismo esa noche. “Cornerstone” fue una de las sorpresas de la noche, aunque durante esta gira se esforzaron por llevar a su público a la nostalgia de tiempos pasados al tocar “Potion approaching” en vivo, por primera vez en once años, desde su primer concierto en agosto.
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“Tranquility base hotel & casino” vino con una dramatización al final de la canción, en la que Turner actuó como si hubiera contestado una llamada en escena. Segundos antes de comenzar la siguiente canción hizo la aclaración de que eso había sido solo un acto.
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Con “Body paint”, una de sus canciones más recientes, cerraron la noche. Una última para el recuerdo, Turner, O’Malley Cook y Helders dejaron el escenario luego de alargar el final instrumental de la canción con el cantante acompañando a sus compañeros por el escenario mientras daban fin a un espectáculo de rock con una pizca de teatralidad.
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