La maravilla constante de saberse parte de un ingenioso engaño
Sobre la más reciente edición de “Arsène Lupin, caballero ladrón”, de Maurice Leblanc, en la que el lector se encontrará con una introducción y caracterización del protagonista, preámbulo a su malicia y a cómo parece el arquetipo perfecto para retratar los vacíos y fallas de un sistema de seguridad.
Jahir Camilo Cediel Rincón
El antiguo y ostentoso collar que reposaba en la habitación más vigilada del hogar, dos condes que poco a poco fueron cayendo en la ruina, una amiga de época de internado en el convento y su hijo de ocho años fueron las condiciones perfectas para un robo impecable, misterioso y que prolongó sus recuerdos durante años de incertidumbre. Hasta que un día un hombre extraño apareció y cambió todo con su relato. La desaparición de los objetos, la falta de pruebas materiales y la meticulosa planeación para el crimen se encuentran a nombre de Arsène Lupin, caballero ladrón, personaje de la antología de cuentos homónima del escritor francés Maurice Leblanc, publicada esta vez por Panamericana Editorial.
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El antiguo y ostentoso collar que reposaba en la habitación más vigilada del hogar, dos condes que poco a poco fueron cayendo en la ruina, una amiga de época de internado en el convento y su hijo de ocho años fueron las condiciones perfectas para un robo impecable, misterioso y que prolongó sus recuerdos durante años de incertidumbre. Hasta que un día un hombre extraño apareció y cambió todo con su relato. La desaparición de los objetos, la falta de pruebas materiales y la meticulosa planeación para el crimen se encuentran a nombre de Arsène Lupin, caballero ladrón, personaje de la antología de cuentos homónima del escritor francés Maurice Leblanc, publicada esta vez por Panamericana Editorial.
Se trata de una edición que está a la altura del misterio que recrea su obra. La portada tiene tres tonos y una cierta dosis de silencio y bohemia de un siglo XIX francés retratado con cuidado por su autor. En su interior, el lector encontrará una tipografía acorde a las ilustraciones que recuerdan los grabados de la época. De la mano de la traducción de Juan Fernando Merino, se publica una obra magistral de cuento del género negro donde no hay un Sherlock Holmes ni un Hércules Poirot que analice los vestigios de un crimen; en su lugar, nos encontraremos con el ladrón, bandolero, maleante, con el caballero ladrón más desconcertante y simpático: Arsène Lupin.
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La obra de Maurice Leblanc sorprende por el uso de pausas y descripciones justas, sin la superchería innecesaria de otros géneros.
Su caballero ladrón aparece en distintos cuentos de un modo bastante original: no se limita simplemente a estar en un inicio predecible y prescindible o a un desarrollo inconcluso y un final más o menos inesperado. No. Hay en Lupin un gusto por el disfraz, por la mentira galante y la sorpresa de todos con acciones y palabras de malicia.
Ora como inocente secretario que no sabe lo que le depara el destino fijado por sus jefes, ora como amigo del subdirector de servicios penitenciarios que se verá envuelto en los efectos de su malvada profesión, Arsène Lupin se descubre como personaje camaleónico en cualquier entorno y dificultad. Es más que un rostro, una figura humana, una sombra azarosa en una noche helada o un simple nombre, es también el resultado de una infancia difícil y una adolescencia desafortunada.
De este modo, es configurado un personaje hábil para la mentira que no siempre es el ladrón más famoso de media Europa, también es un inocente embaucado, noble enamorado y, sobre todas las cosas, un hombre modesto que quiere ser recordado para la posteridad.
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Pero ¿qué sería de Arsène Lupin sin un detective que le siga el paso? Ganimard es el policía que más sabe sobre su fiel enemigo; sea en la verdad o en la mentira, este tiene una intuición magnífica para identificar a su contrincante ante cualquier situación. La inteligencia de Lupin es tal que es capaz de ver oportunidades incluso en esa relación dicotómica entre el policía y él, consiguiendo con ello acciones convenientes para cada uno de sus increíbles delitos. Gracias a esta relación, que se desarrolla durante años en sus idas y venidas, Ganimard le guarda un cierto aprecio y admiración a su contrincante, como a un viejo y entrañable amigo a quien jamás se querrá olvidar, lo que construye una trama secundaria que envuelve cada relato de un modo brillante. Allí a donde va Lupin hay siempre dudas, como un velo de misterio que se vale, incluso que se ríe, de las contradicciones cuidadosamente planeadas. ¿Cómo no querer al caballero ladrón de Maurice Leblanc? si es tan simpático en sus conversaciones, tan perspicaz en sus robos y amable con todo el mundo.
Con su obra, Maurice Leblanc logró que Lupin engañara a los diversos personajes de la antología, pero también a nosotros, haciéndonos pensar que nuestras dudas estaban justificadas y que podrían llevarnos a resultados distintos. El lector se encontrará aquí con una introducción y caracterización del caballero ladrón Arsène Lupin, preámbulo a su malicia, a sus disfraces inesperados, a cómo parece el arquetipo perfecto para retratar los vacíos y fallas del sistema de seguridad y, a su vez, de toda la sociedad francesa del siglo XVIII. Él es el resultado de una sociedad déspota y profundamente desigual que señala con dobles intenciones y juzga con pretensiones convenientes.
En cuanto a mí, leer la obra de Maurice Leblanc me produjo una hermosa sensación de constante descubrimiento.
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La forma en la que el autor nos implica en los intrincados misterios, el punto al que llegan las causas y voluntades, la maravilla de encontrar la solución, la satisfactoria coherencia entre varias historias y entrecruzamientos, están logradas de un modo muy pulcro. Mi descubrimiento constante dependía de saber que era necesario empezar a dudar de todos, de sus palabras, de cada mínimo objeto que parecía prescindido por el narrador, de la momentánea ausencia de Lupin en la trama, lo que solo podría traer una audaz aparición. Arsène Lupin, caballero ladrón, de Maurice Leblanc es, en última instancia, la maravilla constante de saberse parte de un ingenioso engaño, de respirar el misterio en cada uno de los escenarios, personajes y diálogos, de la sorpresa que implican los finales brillantes y esclarecedores, de ser parte de la solución a increíbles problemas.