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Cada dos meses, el David, la escultura que Miguel Ángel terminó en 1504, cuando tenía 29 años, se somete a una jornada de mantenimiento y limpieza en la Galería de la Academia de Florencia (Italia), lugar en la que está expuesta desde 1873. Anteriormente, la escultura que emula al vencedor de Goliat y que mide más de cuatro metros y fue realizada a partir de un único bloque, estaba ubicada en la plaza de la Señoría de la capital toscana.
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Su restauradora personal, Eleonora Pucci, se sube a un andamio y lo observa de cerca, en un ritual necesario para conservar en buen estado esta joya del Renacimiento, que el año pasado visitaron más de dos millones de visitantes.
“Una estatua a la que no le quitan el polvo con regularidad, y que si uno la mira de abajo hacia arriba, ve una especie de pelusa, no es bonito y no es digno de la obra de arte que conservamos en este museo”, explica la directora del museo, Cecilie Hollberg. Por tanto, asegura que la limpieza del David es “una forma de respeto, una forma de dignidad que queremos darle a cada obra de arte”.
“Trabajo delicado”
Con un surco en la frente, una vena hinchada en el cuello, el peso de su cuerpo reposando sobre el pie derecho y un tirachinos en la mano izquierda, David parece estar permanentemente concentrado en Goliat, ajeno a cuanto ocurre a su alrededor.
Eleonora Pucci, una mujer de baja estatura, con bata, casco, tejanos y zapatillas, se sube a lo más alto del andamio y empieza a tomarle varias fotos para comprobar el estado de David. Luego, con un aspirador portátil amarrado a la espalda, empieza a desempolvar al coloso de mármol. Con movimientos cuidadosos, va pasando un cepillo sintético de cerdas suaves sobre el brazo izquierdo de la estatua.
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Después se centra en el muslo izquierdo, donde su delicado pincel va siguiendo las marcas de los músculos esculpidos por Miguel Ángel, antes de empezar a trabajar en la parte de la espalda.
“Es un trabajo muy delicado que requiere mucha concentración y una inspección minuciosa, centímetro a centímetro, para controlar el estado de conservación de la obra que, por otro lado, está en muy buen estado”, según Cecilie Hollberg, que también señala que la acumulación de polvo puede afectar al resplandor del mármol y volverlo más gris y apagado.
Las partes lisas son más fáciles de limpiar que las más rugosas, pero los filtros del sistema de climatización extremadamente punteros del museo han reducido enormemente las partículas que flotan en el aire, y unos sensores ayudan a controlar los niveles de temperatura y humedad, según la directiva.
El David de Miguel Ángel, un símbolo de Florencia, fue presentado a inicios del siglo XVI en la plaza principal de la capital del Renacimiento, la Piazza della Signoria. Allí permaneció hasta 1873, cuando fue trasladado a la Galería de la Academia que, literalmente, fue construida en torno a él.
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