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No hay arte sin artistas. Las películas de Wes Anderson se destacan por resaltar esta idea al dejar a la vista del espectador las huellas de quienes crean una película. Pero en “Asteroid City” el director va un paso más allá, y los artistas y sus procesos creativos se convierten en la obra en sí misma.
“Asteroid City”, la producción más reciente de Wes Anderson, es un filme con dos niveles narrativos, la primera capa es una obra de teatro acerca de un pueblo desértico en Estados Unidos en la época de la posguerra; en la segunda, podemos ver el montaje y detrás de escenas de la obra, y cómo su guionista, director y actores trabajan para crearla.
La película es un reflejo fiel del trabajo del director, reconocido a nivel mundial por su particular estilo visual. Se caracteriza por su simetría en todas las tomas, el uso de paletas de colores vivos seleccionadas cuidadosamente para cada historia, la metódica composición de cada plano y ciertos movimientos de cámara que se repiten a lo largo de su filmografía.
Sus técnicas, al ser tan peculiares, les aportan a sus filmes un toque de fantasía y surrealismo, pues parecen estar situadas en un universo parecido al nuestro mas no igual, en donde los colores siempre combinan, todo está exactamente dónde debe estar, y cada movimiento parece ser parte de un baile perfectamente coordinado.
El realismo, por su parte, no es un elemento relevante dentro del universo cinematográfico de Anderson, pues hay un esfuerzo consciente por demostrar que cada película es una historia que está siendo contada ya sea por medio de un narrador, un libro de cuentos o una puesta en escena.
La mano del artista, en este caso el director, suele ser visible en su trabajo, por lo que sus películas no son un reflejo de la realidad, sino una expresión artística de los temas más prevalentes en la mente del creador, que se basa en la fantasía y la imaginación. “Asteroid City” revela la visión y huella del director más que nunca antes, desde su estilo visual, hasta su forma de narrar y la historia en sí misma.
Como es de esperarse, la película está llena de tonos pastel y escenas que parecen salidas de una pintura de los años 50s. Es claro que cada elemento está ubicado de manera intencional para acoplarse a la estética del director.
Sin embargo, al tratarse de una obra de teatro, tenemos acceso al proceso de composición y sabemos que cada locación o elemento fue ubicado allí de manera artificial, como se hace con la decoración de un escenario.
Esta no es una técnica nueva para el equipo de producción de Anderson, ya que en títulos como “El Gran Hotel Budapest” o “El Fantástico Sr. Zorro” se crearon versiones miniatura de los personajes y locaciones para generar esa sensación teatral. Sin embargo, nunca antes se le había permitido al espectador ser consciente de este proceso dentro de la película misma.
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Otro de los factores determinantes para reconocer una película de Wes Anderson son los personajes, cuya representación también se sale de los parámetros de lo normal o realista, y tienden más hacia lo caricaturesco. Suelen tener personalidades muy definidas y un poco exageradas, son francamente raros, pero es precisamente eso lo que los hace resaltar.
“Asteroid City” tiene un elenco robusto que incluye a los actores habituales de las películas de Anderson como Jason Schwartzman, Adrien Brody y Tilda Swinton, así como a nuevas caras dentro de su universo cinematográfico tales como Margot Robbie, Scarlett Johansson y Tom Hanks.
En este caso hay un número considerablemente grande de personajes, cada uno de los cuales tiene una personalidad e historia completamente diferente. Se trata de personajes con muchas peculiaridades, y es precisamente la interacción inesperada entre ellos lo que le aporta interés a la película.
Podemos ver a un grupo de niños anormalmente inteligentes interactuando con vaqueros que cantan, una actriz de Hollywood, un padre viudo y en duelo, una profesora de preescolar, entre muchos otros que no parecen tener nada en común, pero que comparten una experiencia aún menos común: recibir a un visitante alienígena.
Si parece que la historia no tiene mucho sentido, no pasa nada, porque los actores que interpretan a estos personajes también están luchando por entenderlos, y tenemos acceso a la confusión, reflexión y discusiones que atraviesan mientras que se preparan para su rol.
Las películas de Wes Anderson no pretenden ser realistas ni dar la apariencia de naturalidad. Más bien buscan ser un cuento de niños, una obra de teatro o un cuadro en acuarela. El director no intenta esconder que se trata de una puesta en escena.
De hecho, suele dividir sus tramas en partes con pequeños detalles como los capítulos de un libro en “Los excéntricos Tenenbaums” o cortinas teatrales que denotan los meses en “Rushmore”. Aun así, la puesta en escena nunca había sido tan explícita como lo es en “Asteroid City”, pues no solo vemos la historia en sí misma, sino cómo esta historia llega al escenario.
En esta película, el proceso creativo de los actores, del director y del guionista para construir los personajes es parte esencial de la historia, y es a través de los mismos artistas que podemos comprender el significado de la obra teatral que van construyendo de la mano del espectador a medida que avanza la trama.
Aquí se abre el telón antes de la función y revela cómo una película (específicamente una película de Wes Anderson) llega a verse como se ve. El proceso, los errores y obstáculos que enfrentan los artistas antes de completar su obra se transforman en temas centrales de la obra y nos obligan a cambiar de foco.
“Asteroid City” es una película que cuestiona la manera en que vemos no solo el cine, sino el arte en general. Es un experimento en donde el resultado de una práctica artística no es tan relevante como su desarrollo. Es así como los artistas, mientras que trabajan en su obra, pueden convertirse en la obra misma.
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