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Una bienal en todas partes y al mismo tiempo


Aníbal Jozami y Diana Wechsler, quienes lideran la Bienalsur, hablaron para El Espectador sobre la historia de este evento y las propuestas que a través de este se gestan desde el sur.

Andrea Jaramillo Caro
16 de junio de 2024 - 04:43 p. m.
Diana Wechsler es doctora en Historia del Arte y Aníbal Jozami es rector emérito de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
Diana Wechsler es doctora en Historia del Arte y Aníbal Jozami es rector emérito de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
Foto: Óscar Pérez
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Venecia, Nueva York, São Paulo y Berlín son algunas de las ciudades que cada dos años se convierten en las anfitrionas de la crema y nata del arte contemporáneo. Con el circuito de bienales, siendo Venecia la sede de la más antigua, el mundo del arte expande su alcance a varios rincones del planeta. En esta cartografía se inscribe también la Bienalsur que, desde Buenos Aires, ha planteado un acercamiento amplio a lo que implican estos eventos.

Aunque desde 2015, Aníbal Jozami, director general, y Diana Wechsler, directora artística, estuvieron pensando en el desarrollo y nacimiento de esta bienal, pasaron dos años más antes de que la primera edición se llevara a cabo. En 2017 se desarrolló la primera Bienalsur y, desde entonces, ha ido creciendo y expandiéndose.

Wechsler aseguró en entrevista para El Espectador que esta idea surgió de las conversaciones entre ambos “sobre la lógica en la que funciona el sistema internacional del arte, que está señalado por una agenda anual marcada a nivel global por grandes eventos que, de algún modo, son un poco más de lo mismo y se han convertido en elementos para interpretar a la comunidad de otras maneras, pero con un objetivo central y excluyente que es el del mercado. Lo otro que observábamos es que, además de que el ritmo del circuito internacional estaba marcado por estas instituciones, las mismas personas transitaban por los mismos lugares. Nos preguntábamos en qué medida y cómo estos eventos tenían muy poca cercanía con las comunidades o las escenas locales. Ahí fue cuando nos imaginamos un proyecto internacional con otros parámetros y que trabajara con las comunidades cercanas, pero que tuviera conciencia de formar parte de una trama internacional”.

De esas dudas nació la idea para Bienalsur y su formato de cartografía que la caracteriza. Diferentes sedes y ciudades del mundo se han unido a esta iniciativa que, como afirmaron Jozami y Wechsler, “no tiene que ver con el mercado, sino con el intento de estar en la mayor cantidad posible de lugares del mundo porque realmente está pensado y concebido como un evento global”.

Más allá de Buenos Aires, la Bienalsur ha llegado a territorios como Geelong (Australia), Urayasu (Japón), Dakar (Senegal), Yaundé (Camerún), Riyadh (Arabia Saudita), Beirut (Líbano), Bogotá, Cúcuta y Santiago de los Caballeros (República Dominicana), entre otros. Uno de los desafíos que destacaron fue el hecho de llegar a estos lugares y desarrollar un público para su propuesta. Como parte de la idea de tener múltiples sedes, quisieron que en la página web y a partir de la sede princípal se reflejaran la cantidad de kilómetros recorridos como un gesto que cuestiona la lógica norte-sur.

Más allá de estos cuestionamientos, quisieron romper con la fórmula tradicional de hilar una bienal. “Elegimos tener un llamado abierto internacional para modificar el estilo de la bienal donde el curador es el que dicta la temática. Con cada open call tomamos dos decisiones: a partir del conjunto general de todos los proyectos que recibimos de todo el mundo, identificamos los temas principales que van a ser los que organicen la curaduría de Bienalsur en los distintos lugares, pero a su vez seleccionamos proyectos específicos que son los que nos parecen más interesantes al estar relacionados con la manera en que desde el arte contemporáneo se está planteando alguna situación de la humanidad”, aseguró Wechsler. Por su parte, Jozami afirmó que en este evento no existe una temática previa con la que se invite a los artistas a crear, sino que prefieren leer las narrativas y preocupaciones que los artistas proponen a través de sus obras para determinar el hilo que seguirá cada edición.

No se ha tratado solo de leer lo que inquieta a la sociedad a través del arte que llega a la llamada bienal, sino que “buscamos repensar el mundo desde una posición del sur, sin excluir a los países centrales y a quienes transitan estos lugares”, afirmó Wechsler.

Si la intención ha sido repensar el mundo y atender a las preocupaciones de una sociedad a través del arte contemporáneo, ni Jozami ni Wechsler han sido indiferentes a las emociones que algunas obras pueden suscitar. Un proyecto que dejó huella en la directora artística fue Juntos Aparte, “que se creó justamente en 2016 para pensar o para actuar ante una realidad tan compleja como la frontera caliente entre Cúcuta y San Antonio del Táchira”. Aunque fue seleccionado para la edición de 2017, la participación de este proyecto en la Bienalsur no se limitó en el tiempo y regresó en la segunda edición, lo que para Wechsler significó ver cómo habían cambiado las dinámicas sociales a partir de la continuidad en la conversación con el proyecto.

Jozami, por su parte, seleccionó un proyecto que se llevó a cabo en Valparaíso, Chile. “En el Cerro La Lama, una mitad del cerro está ocupado por familias inmigrantes de comienzos del siglo pasado, que llegaron a tener un muy buen nivel económico y tienen casas muy representativas, y, por otro lado, la otra parte del cerro está ocupado por la población obrera que trabaja en el puerto de Valparaíso. Ahí hicimos, en 2017, un museo abandonado, obra de Diego Bianchi, artista argentino, que consistió en convertir todo el pueblo en un museo. En la puerta o ventana de cada casa había una obra de arte hecha por este artista junto con los pobladores del lugar y quienes ocupaban esa casa”, aseguró.

La bandera que defienden desde la Bienalsur implica también ver al arte como algo necesario y que cada espacio al que lleguen se convierta en uno de pensamiento. “Para nosotros arte es ese recurso privilegiado para poder volver a poner sobre la mesa cuestiones que a través de otras vías son difíciles de discutir”, dijo Wechsler. Jozami resaltó que antes de que se desatara la guerra entre Israel y Hamás en Palestina, lograron desarrollar un proyecto de la bienal allí. “Estas son las cosas que hacemos y que marcan y que nos identifican como una Bienal que quiere estar en todas partes, pero con el criterio de estar en todos aquellos lugares donde tiene que estar, o donde puede cumplir una función”, afirmó el director.

Andrea Jaramillo Caro

Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com

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