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Dima Hamdan, la directora del cortometraje Blood like Water, que expone el chantaje del Ejército israelí a la comunidad LGTBI palestina con fines militares, asegura que “nadie debería sorprenderse por los crímenes de Israel”.
“Cualquier fuerza de ocupación, en cualquier parte del mundo, va a explotar los secretos de las personas que está tratando de controlar y, francamente, a estas alturas, con el genocidio y los crímenes indecibles que Israel ha estado cometiendo contra los palestinos, nadie debería sorprenderse de que estén haciendo esto”, explica Hamdan en Casa Árabe, donde esta semana se proyectó su cinta.
Durante la conversación, interrumpida en varias ocasiones porque las lágrimas amenazaban con inundar el discurso de la realizadora y periodista palestina, Hamdan explicó que su trabajo se quiso centrar en "plantear preguntas", en "entender la dificultad de la elección que una familia tiene que hacer en una situación como esta" en una sociedad muy conservadora como la palestina.
El corto comienza cuando Shadi regresa a su casa tras recibir una llamada de los servicios secretos israelíes (Shabak) pidiéndole información sobre el paradero preciso de un vecino a cambio de no publicar un vídeo en el que han grabado a Dhadi teniendo relaciones sexuales con otro hombre.
“Si la sociedad aceptara a los LGTBI, Israel no podría chantajearlos”
“Siento mucha indignación, estoy muy enfadada, hay muchas cosas como palestinos que no podemos controlar, la ocupación es una fuerza por la que hemos sido controlados por más de 76 años, pero hay una cosa que podemos robar a la ocupación: cuando no aceptamos a los homosexuales en nuestra sociedad, le damos un regalo a la ocupación para usarlo contra nosotros”, dice con un poco de dificultad en español.
Para Hamdan, muchos de estos jóvenes LGTBI extorsionados por Israel no tienen otra opción que colaborar porque existe "un riesgo de perder todo, perder la familia, la sociedad, perder el futuro, perder todas las oportunidades de trabajar".
Su corto se impuso el pasado octubre en los prestigiosos premios IRIS, que premian los cortometrajes de temática LGTBI. El tribunal describió el corto como “un importante recordatorio de que las personas LGTBI existen en todas partes, incluso en Palestina, en tiempos de guerra y ocupación”.
“En teoría, debería decir que estaba feliz y que lo celebraba, pero en realidad es muy difícil sentir alegría por algo en este momento y también es difícil darse cuenta de que una tiene razón”, dice Hamadan, que actualmente reside en Alemania.
Un premio en medio de la censura internacional contra Palestina
Confiesa que le sorprendió recibir el premio en un momento en el que "películas palestinas y eventos están siendo cancelados en muchos lugares", entre los que cita a Netflix, que recientemente retiró 19 películas palestinas de su plataforma. Pero también asegura que mientras esto ocurre "hay otras puertas que se abren".
La historia del protagonista, Shadi, es la misma que la de muchas historias de palestinos que pasan desapercibidas y como cuenta Hamdan, podría ser la del joven de 23 años Zuhair al Ghaleeth, que fue ejecutado extrajudicialmente en abril de 2023 por un grupo armado palestino de Cisjordania por colaborar con las fuerzas de seguridad israelíes.
En su confesión, grabada, Zuhair aseguraba que lo había hecho porque lo habían amenazado con difundir un vídeo en el que aparecía teniendo relaciones sexuales con otro hombre.
Una práctica habitual en Israel, que mientras públicamente hace gala de ser un oasis para la comunidad LGTBI en la región, en las sombras chantajea a palestinos de este grupo no involucrados ni en política ni en la lucha armada para fines militares.
En 2014, un grupo de soldados israelíes de la unidad 8200, que se publicita como un espacio seguro para la comunidad LGTBI, dieron un paso al frente y denunciaron los chantajes a palestinos gais y lesbianas para sacarles información.
Cualquier debilidad es buena para el chantaje
El investigador marroquí Khalil Talhaoui cuenta que los servicios de seguridad buscan cualquier resquicio para explotar a la población, desde la orientación sexual, hasta el deseo de encontrar un trabajo en Israel, pasando por la necesidad de recibir tratamiento médico, ampliar la casa o mantener una relación extramatrimonial. Para ello, asegura, hacen un uso militar de aplicaciones civiles como Tinder y Grindr.
Israel "se ha convertido en un experto en la militarización de todas las tecnologías para sostener su ocupación y ahora, su genocidio", dice Talhaoui, que está elaborando su tesis doctoral en esta y otras prácticas de los servicios de seguridad israelíes.
“En el caso del chantaje, se han utilizado aplicaciones de citas para recopilar información sobre los palestinos, especialmente los LGTBI. Luego se les tiende una trampa para grabarlos teniendo sexo y luego se les chantajea para recopilar más información”, explica.