Bogocine, 40 años de celebración del séptimo arte
El Festival de Cine de Bogotá lleva 40 años presentando a Colombia y el mundo. El evento, que se realizará entre el 15 y el 23 de noviembre, durante cuatro décadas ha celebrado los logros del cine colombiano. Su director, Henry Laguado, habló para El Espectador sobre la historia del festival.
Andrea Jaramillo Caro
¿Cómo nació el festival Bogocine?
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
¿Cómo nació el festival Bogocine?
En el año 84 había solamente un festival de cine, que cada vez fue más importante. Pero en ese momento, en el año 84, ese evento no premiaba el cine colombiano y pensamos que era importante tener una entidad que premiara los logros del cine colombiano y por eso es que nosotros comenzamos con cinco películas en 35 milímetros, una película en 16, las películas en 35 se presentaron en el Teatro Colsubsidio, la de 16 se hizo en la Cinemateca. Mady Samper, la hija de Gabriela Samper, tenía en video todos los documentales de Gabriela, que es una de las pioneras del documental en Colombia, y presentamos las películas en el Museo de Arte Moderno, en un momento en donde la directora era Gloria Zea, y ella fue nuestro primer jurado por Colombia. Fue muy interesante porque inclusive el auditorio que se usó y todavía no estaba terminado, el del Auditorio de los Acevedo, ahí comenzamos nosotros con el festival. Eso fue en el 84. Pero en el 85 no había sino una película colombiana, entonces ¿cómo hacíamos para hacer un festival con una película? Entonces nos fuimos por los países vecinos, Panamá, Ecuador, Bolivia, Venezuela. Y resulta que estuvo muy bien, era un cine político en ese momento. Descubrimos que en Bogotá había tres teatros con espacios para 700 personas, con 35 milímetros, ahí presentamos las películas, allí y en la cinemateca, pero los directores de cine del momento se dieron cuenta que esos 13 sitios eran muy populares, entonces preferían ir allá a arreglar.
A la gente que ir a hablar de cine en la cinemateca, eso fue muy divertido pero muy fuerte también. Pero al año siguiente Panamá no tenía cine, Ecuador no tenía cine, entonces nos tocó ir por los lados del Caribe. Entonces fue un festival de cine nacional y del Caribe, siempre nacional, siempre nacional. Después vinieron los 450 años de Bogotá, entonces nos pusieron como uno de los eventos importantes para celebrar esa fecha y se hizo en homenaje también a España. Luego vinieron los 200 años de la Revolución Francesa, entonces se hicieron con películas francesas y así fue el festival dando nuevas maneras de ver cine de distintos países hasta que en el año 90 resolvimos convertirnos en un festival especializado en nuevos directores. Luego abrimos la puerta a los documentales sobre medioambiente y arte, luego también fue entrando la animación y los cortometrajes y hemos hecho locuras como crear una categoría que se llama cine para ciegos, donde hemos tomado películas colombianas y les hemos puesto lo que se llama autodescripción, de tal manera que los ciegos puedan ver las películas. Y también pensamos que hay que hacer algo con la gente que está en las cárceles y hemos tenido también en algunas oportunidades presentar películas en las cárceles.
Le sugerimos: Adelanto de “Querido comemierda”, novela de la irreverente Virginie Despentes
¿Qué oportunidades ha presentado el que se enfocaran en nuevos directores?
Hemos tenido gente como González Iñárritu, que ganó con Amores Perros. Hemos tenido también las primeras películas de aquel que hace unos dos o tres años ganó un Oscar por Parásitos, Bong Joon-ho de Corea, hemos tenido siempre gente nueva. Ahoritica está empezando y le estamos dando el impulso para que ellos más adelante sigan haciendo películas y que lleguen a ser los directores que uno va a ver en los teatros comerciales, porque al fin y al cabo el cine no es solamente arte que la gente lo mira como allá lejos, sino que también es un negocio. Esa es otra de las cosas que queremos hacer con el cine colombiano, porque cuando uno le dice a un director que la película es un producto casi le da un yeyo, pero la verdad es que si usted hace una película y no va la gente, así sea maravillosa, usted no puede volver a hacer cine.
Hay que empezar a pensar que el cine no es solamente el arte, sino también que hay que mezclarlo con el mercadeo, digamos, por decir algo. Eso es una locura que estamos tratando de comenzar a mover, porque no queremos que siga tanta gente haciendo cine y que no le vaya a la gente. Si la gente no sabe de qué trata la película y si no hay una campaña buena por cada película, pues la gente no va.
¿Cuál es la importancia de perpetuar esa idea?
Como el otro festival era ibero-latinoamericano, estaba más dado hacia un cine mucho más reconocible, que tenía mucho más impacto en la gente que el nuestro. Pero nosotros en el Festival de Cine, las primeras películas de Víctor Gaviria, de Ciro Guerra, de Sergio Cabrera, estuvieron en el festival y de alguna manera eso ayudó y eso es lo que nosotros queríamos. Lo seguimos haciendo ahora con gente nueva que está empezando. Esos que he nombrado ahora son famosos, pero en el momento no, estaban comenzando. Y eso es lo que nos interesa, que el cine nuestro tenga un espacio, pero que además ahora, al salir ganador de una película como el año pasado, Somos Hechos, una película colombiana que se presentó en el festival y ganó tres premios, entre ellos el Mejor Película y el Mejor Director. Desde el principio, en el 84, comenzamos con el cine colombiano, sin ahora meter películas de 72 países y buscarle ahí a ver qué es lo que nos llega que sea interesante. Porque en una época uno tenía que ir a los festivales, mirar qué película era interesante y traerla, pero ahora es que es presentarle a la gente un cine diferente, que no es el cine que ven todos los días en la televisión, pero en los teatros comerciales o que lo ven en las series. No, estamos haciendo un cine distinto, pero interesante. Hay unas cosas tan increíbles ahora en este festival como un documental iraní de una muchacha que la van a matar y ella firma su propia muerte.
Le recomendamos: “Puertas de Esperanza”: relatos de supervivencia a la discriminación LGBTI en México
En los 40 años de historia de festival y los suyos como director, ¿cuál ha sido la lección más grande que a usted le ha dado esto para su vida?
Una de las cosas maravillosas que tiene el cine es que va cambiando, como el arte, el séptimo arte, ese es el cine. Entonces uno a veces no se da cuenta de que ahí está incluido todo, está incluido el teatro, está incluido la danza, está incluido la música, todo eso es arte. Es maravilloso, por ejemplo, tener el privilegio de ver 2.000 películas, pues uno no las ve todas porque hay otra gente que también las ve, pero poder ver películas y ver cosas nuevas, maneras distintas, historias distintas, maneras de contar, actuaciones que no son las que ya uno sabe, como en cierta serie, que después de ver una serie ya sabe cómo es la serie.
¿Cuáles han sido algunos de los retos a los que se han enfrentado en la realización del festival?
Por un lado, ha sido la parte económica, que es muy difícil, nosotros queremos ser un festival como Cannes, pero hacer un festival como eso es costosísimo, porque hay que invitar a la gente, hay que pagarle todo. Eso es uno de los sueños que tenemos y que, pues ahí vamos, queremos que el Festival de Cine de Bogotá sea la cara, la imagen y estar en el mapa cinematográfico del mundo. Los otros retos han sido, en algunas oportunidades, la censura. Nosotros, este festival no tiene censura, ni política, ni religiosa, ni moral. Entonces resulta que hace mucho tiempo apareció una película que era La última tentación de Cristo. Fue una película que tuvo mucho impacto, pero en ese momento nosotros logramos hablar con el distribuidor y nos daba la película para presentarla. Hubo un movimiento para que nosotros no presentáramos la película. Un festival no tiene por qué tener censura, no la debíamos tener, no se debe tener.
Podría interesarle: Caleidoscopio identitario