Bram Stoker: vampirismo y literatura (Plumas transgresoras)
La obra del escritor irlandés dio luz al terror, como género literario y cinematográfico. En sus novelas se crearon personajes y mitos emblemáticos. Entre ellos Drácula, el más famoso de los vampiros.
Mónica Acebedo
“—Aquí hay algo diferente a todo lo conocido; hay alguna vida dual que no es como las comunes. Fue mordida por el vampiro cuando estaba en un trance, caminando dormida. ¡Oh!, se asombra usted. No sabe eso, amigo John, pero lo sabrá más tarde; y en trance sería lo mejor para regresar a tomar más sangre. Ella murió en trance, y también en trance es una “nomuerta”. Por eso es distinta a todos los demás”.
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“—Aquí hay algo diferente a todo lo conocido; hay alguna vida dual que no es como las comunes. Fue mordida por el vampiro cuando estaba en un trance, caminando dormida. ¡Oh!, se asombra usted. No sabe eso, amigo John, pero lo sabrá más tarde; y en trance sería lo mejor para regresar a tomar más sangre. Ella murió en trance, y también en trance es una “nomuerta”. Por eso es distinta a todos los demás”.
Drácula.
La mayoría de nosotros traemos de nuestro imaginario fantástico la historia de Drácula (1897) cada vez que se nos pregunta por vampiros. El famoso conde Drácula no solamente se convirtió en uno de los símbolos del vampirismo, sino también de la novela gótica romántica. Si bien la literatura de vampiros ha existido desde los clásicos griegos, ha pasado por la tradición oral, ha formado parte de mitos y leyendas de diferentes culturas, considero que Bram Stoker es una pluma transgresora por crear un personaje que ha traspasado las barreras del tiempo y que se ha convertido en referente de la literatura universal. Precisamente, el periódico decimonónico The Mannchester Guardian escribió una reseña el 15 de junio de 1897 cuando la novela acababa de ser publicada: “Un escritor que intenta en el siglo XIX rehabilitar las antiguas leyendas del hombre lobo y el vampiro se ha propuesto una tarea formidable. La mayoría de las deliciosas viejas supersticiones del pasado tienen una forma triste de aparecer, floja y enfermiza, bajo el resplandor de un día posterior. En una historia como Drácula, de Bram Stoker, el lector debe reconocer a regañadientes que la región de los horrores ha cambiado su terreno”.
Abraham Stoker, mejor conocido como Bram Stoker, nació el 8 de noviembre de 1847 en Clontarf, Irlanda, en el seno de una familia trabajadora y de bajos recursos. Stoker pasó muchos meses de su infancia postrado en una cama por una enfermedad que le causó una parálisis temporal. Durante esa época su madre le leyó muchas historias de fantasmas y de terror que, probablemente, lo iniciaron en la literatura. Una vez recuperado de su enfermedad estudió en el Trinity College de Dublín. Se licenció en ciencias, matemáticas y filosofía; fue crítico de arte y teatro. Trabajó con el actor inglés Henry Irving, que lo acercó al mundo del teatro. Escribió novelas y relatos cortos: la recopilación de cuentos, El país bajo el ocaso; las novelas: La dama del sudario (1909), La guarida del gusano blanco (1911), El invitado de Drácula (1914), entre otras. Casi todos sus escritos están estructurados a partir de la tendencia gótica en donde se fusionan el terror, la naturaleza exuberante, el misterio, la muerte, el horror y también el romance. Murió en Londres, el 20 de abril de 1912, pobre y sin reconocimiento en el mundo literario, pocos días después del hundimiento del Titanic, lo que contribuyó a que la noticia de su muerte pasara inadvertida.
Sin embargo, su novela Drácula, cuyo título original era El no-muerto, publicada en 1897, que narraba la historia del conde Drácula, un vampiro proveniente de Transilvania, Rumania, se volvió famosa y uno de los principales referentes de la literatura de terror, cuando el director de cine F.W. Murnau adaptó la novela al cine mudo en 1922. Posteriormente, la obra sirvió de base de numerosas películas, obras de teatro, cuentos infantiles y muchas más representaciones culturales.
Drácula está narrada a partir de cartas, diarios personales y recortes de periódico. La trama es la siguiente: el abogado inglés Jonathan Harker es contratado por el conde Drácula, quien vive en Transilvania, para asesorarlo en la compra de unos predios en Inglaterra. Cuando el abogado llega al castillo del conde se percata de que se trata de un vampiro que se alimenta de sangre humana. Harker logra escapar, pero el conde llega luego a Inglaterra y allí sigue buscando víctimas, como Mina, la novia del abogado, Lucy Westenra, su amiga, y muchas otras. Un médico, un experto en ciencias ocultas, un aventurero y otras personas deciden perseguir al conde.
La narración intercala el horror: “Pero en ese instante vi que la herida había sangrado ligeramente y que un hilillo de sangre bajaba por mi mentón. Deposité la navaja de afeitar, y al hacerlo me di media vuelta buscando un emplasto adhesivo. Cuando el conde vio mi cara, sus ojos relumbraron con una especie de furia demoniaca, y repentinamente se lanzó sobre mi garganta”, con la belleza del paisaje: “Pronto perdí de vista y de la memoria los fantasmales temores en la belleza de la escena por la que atravesábamos, aunque si yo hubiese conocido el idioma, o mejor, los idiomas que hablaban mis compañeros de viaje, es muy posible que no hubiese sido capaz de deshacerme de ellos tan fácilmente”; también con el suspenso del mito del hombre lobo: “De pronto todos los lobos comenzaron a aullar como si la luz de la Luna produjera un efecto peculiar en ellos. Los caballos se encabritaron y retrocedieron, y miraron impotentes alrededor con unos ojos que giraban de manera dolorosa, pero el círculo viviente de terror los acompañaba a cada lado; forzosamente tuvieron que permanecer dentro de él”.
Bram Stoker es una fuente de inspiración para novelas de terror y de suspenso; desarrolló de manera novedosa el mito del hombre lobo y el de los vampiros; dio a luz uno de los personajes más emblemáticos de la literatura y el cine. Drácula es una novela atemporal que explora temas universales como el deseo sexual, el amor, el mal, el bien y el sacrificio. Se convirtió en una de las obras más importantes del período gótico victoriano, junto con las hermanas Brontë, o incluso la misma Mary Shelley.