Cabaret Rosa, emerge un nuevo espacio en la escena bogotana
El actor y director Ricardo Vesga explora el mundo Drag en su nueva puesta en escena, una revista musical que revive los presupuestos que habitan el mundo de los Ballsroom.
Carlos Moisés Ballesteros P.
Dos circunstancias muy particulares me llevaron al lugar y espectáculo del que hablaremos en esta oportunidad. Dos elementos que sin lugar a duda son de gran atractivo para este momento de la cultura y el arte en la ciudad. La primera circunstancia tiene que ver con la aparición de este espacio en medio de la pandemia, un espacio que lleva poco pero que ya empieza a demostrar que tiene el ímpetu para mantenerse en el tiempo: Cabaret Rosa, fundado por el actor Ricardo Vesga, junto con un equipo de colaboradores, se dio a la pela de salvar un lugar que antaño se usara como restaurante y darle luz a través del teatro a un espacio que hoy por hoy cuenta con una programación permanente y variada que va desde teatro infantil hasta batallas de Lipsync.
Su amplia parrilla y un grupo constante de trabajadores hacen de la aparición de este espacio en la escena cultural bogotana, una gran noticia para los agentes culturales. La segunda circunstancia detonante de nuestra visita tiene relación con el tipo de espectáculo que se estuvo presentando por estos días en Cabaret Rosa, se trata de una revista musical que combina el trabajo de una serie de artistas Drag con actores con el fin de traer a la escena una historia sobre la cultura del transformismo.
Le invitamos a leer: Vuelve la obra con menos volumen de Colombia
El lugar, ubicado en el centro de chapinero cuenta con una entrada muy pequeña que te conduce por un pasillo que decanta en un espacio que no te imaginas al llegar. Contando aún con el formato de restaurante, tiene una tarima de tipo italiano que permite el desarrollo de puestas de todo tipo, la configuración de mesas y no de silletería convencional proporciona, sin embargo, la posibilidad de que el espectador continúe con una velada que irá transformando la experiencia del comensal mientras se transforma el espectáculo.
El espectáculo que se presentó por estas noches se llama Cabaret Divas Drag, un ejercicio que recupera el estilo de los ballsroom de baile que han revivido gracias a series como Pose o realitys como Ru Paul y que en los últimos tiempos habían quedado relegados a los amantes de esta cultura. En esta ocasión, gracias a un director que cuenta con la tradición de lo teatral, el espectáculo contaba con la ambición de juntar el disfrute de los bailes, la exigencia de los lipsync y la maestría de los maquillajes y transformaciones de sus interpretes en una historia que, a modo de musical, nos iba regalando una experiencia escénica distinta de la que el teatro nos acostumbra.
Le recomendamos: El Teatro de la peste
La aparición en la escena bogotana de nuevos rostros con ideas no industrializadas ha permitido la creación de plataformas para el divertimento que nos permiten encontrarnos con problemáticas que habitan el imaginario colectivo sin que seamos capaces de percibirlas todas. La historia de un equipo de Drag Queens que, cada noche compiten por ser el centro del show, puede ser un lugar común de estas historias mientras nos permite recordar o reconocer dinámicas que no se han ido y a las cuales, muchas personas, se han acercado buscando otra forma de comunicarse. La historia, aún simple es un camino con potencial que todavía no termina de contarnos en qué decantará con la investigación rigurosa de los equipos que, a diario, se hacen estas preguntas.
Le puede interesar: El humor y la memoria desde el teatro (El arte de los derechos humanos)
Por su lado, el espectador asiste a un encuentro con un mundo diferente, una cultura llena de vida, de festejo y de rigor profesional en busca de una perfección que aún no se da en nuestro ámbito local. Su búsqueda es, sin embargo, una gran apuesta por nuevos lenguajes que se aprovisionan de tradiciones para renovar puestas. La conjunción de lo teatral a través de los actores, con la participación de artistas del transformismo, no puede más que llevar al espectáculo a nuevos parajes que ya iremos descubriendo en siguientes puestas. El Drag Queen, las transformistas, las “travecas”, las “vestidas”, las “faralas”, como ellas mismas se dicen entre sí, una nueva oportunidad de explorar la escena, los lenguajes de la misma y sus desarrollos.
Dos circunstancias muy particulares me llevaron al lugar y espectáculo del que hablaremos en esta oportunidad. Dos elementos que sin lugar a duda son de gran atractivo para este momento de la cultura y el arte en la ciudad. La primera circunstancia tiene que ver con la aparición de este espacio en medio de la pandemia, un espacio que lleva poco pero que ya empieza a demostrar que tiene el ímpetu para mantenerse en el tiempo: Cabaret Rosa, fundado por el actor Ricardo Vesga, junto con un equipo de colaboradores, se dio a la pela de salvar un lugar que antaño se usara como restaurante y darle luz a través del teatro a un espacio que hoy por hoy cuenta con una programación permanente y variada que va desde teatro infantil hasta batallas de Lipsync.
Su amplia parrilla y un grupo constante de trabajadores hacen de la aparición de este espacio en la escena cultural bogotana, una gran noticia para los agentes culturales. La segunda circunstancia detonante de nuestra visita tiene relación con el tipo de espectáculo que se estuvo presentando por estos días en Cabaret Rosa, se trata de una revista musical que combina el trabajo de una serie de artistas Drag con actores con el fin de traer a la escena una historia sobre la cultura del transformismo.
Le invitamos a leer: Vuelve la obra con menos volumen de Colombia
El lugar, ubicado en el centro de chapinero cuenta con una entrada muy pequeña que te conduce por un pasillo que decanta en un espacio que no te imaginas al llegar. Contando aún con el formato de restaurante, tiene una tarima de tipo italiano que permite el desarrollo de puestas de todo tipo, la configuración de mesas y no de silletería convencional proporciona, sin embargo, la posibilidad de que el espectador continúe con una velada que irá transformando la experiencia del comensal mientras se transforma el espectáculo.
El espectáculo que se presentó por estas noches se llama Cabaret Divas Drag, un ejercicio que recupera el estilo de los ballsroom de baile que han revivido gracias a series como Pose o realitys como Ru Paul y que en los últimos tiempos habían quedado relegados a los amantes de esta cultura. En esta ocasión, gracias a un director que cuenta con la tradición de lo teatral, el espectáculo contaba con la ambición de juntar el disfrute de los bailes, la exigencia de los lipsync y la maestría de los maquillajes y transformaciones de sus interpretes en una historia que, a modo de musical, nos iba regalando una experiencia escénica distinta de la que el teatro nos acostumbra.
Le recomendamos: El Teatro de la peste
La aparición en la escena bogotana de nuevos rostros con ideas no industrializadas ha permitido la creación de plataformas para el divertimento que nos permiten encontrarnos con problemáticas que habitan el imaginario colectivo sin que seamos capaces de percibirlas todas. La historia de un equipo de Drag Queens que, cada noche compiten por ser el centro del show, puede ser un lugar común de estas historias mientras nos permite recordar o reconocer dinámicas que no se han ido y a las cuales, muchas personas, se han acercado buscando otra forma de comunicarse. La historia, aún simple es un camino con potencial que todavía no termina de contarnos en qué decantará con la investigación rigurosa de los equipos que, a diario, se hacen estas preguntas.
Le puede interesar: El humor y la memoria desde el teatro (El arte de los derechos humanos)
Por su lado, el espectador asiste a un encuentro con un mundo diferente, una cultura llena de vida, de festejo y de rigor profesional en busca de una perfección que aún no se da en nuestro ámbito local. Su búsqueda es, sin embargo, una gran apuesta por nuevos lenguajes que se aprovisionan de tradiciones para renovar puestas. La conjunción de lo teatral a través de los actores, con la participación de artistas del transformismo, no puede más que llevar al espectáculo a nuevos parajes que ya iremos descubriendo en siguientes puestas. El Drag Queen, las transformistas, las “travecas”, las “vestidas”, las “faralas”, como ellas mismas se dicen entre sí, una nueva oportunidad de explorar la escena, los lenguajes de la misma y sus desarrollos.