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La escritora española, Irene Vallejo, se unirá a la Feria Internacional del Libro en Colombia para compartir su visión sobre el papel de los libros en la democracia y la sociedad contemporánea. Vallejo, cuya obra El infinito en un junco: La invención de los libros en el mundo antiguo ha sido traducida a 40 idiomas y ha vendido casi un millón de ejemplares por todo el mundo.
La participación de Vallejo en la feria incluirá una serie de eventos, entre ellos una conversación titulada “El infinito en un junco: El rol de los libros en la democracia”, en la que discutirá con Adriana Martínez-Villalba, directora de la Biblioteca Nacional, sobre la importancia de los libros como vehículos de memoria y pensamiento crítico en el contexto democrático actual.
Además, Vallejo estará presente en sesiones de firma de libros, donde los lectores tendrán la oportunidad de conocerla y obtener ejemplares firmados de sus obras. También participará en diálogos sobre el papel de las bibliotecas en la sociedad, destacando su compromiso con proyectos sociales como Érase una voz, que promueven el acceso a la literatura en entornos hospitalarios.
A propósito de su visita a Colombia y a la Feria Internacional del libro, recordamos algunas frases y párrafos de su libro El infinito en un junco: La invención de los libros en el mundo antiguo:
- “En aquel tiempo, los libros eran frágiles. Todos tenían, de partida, mayores probabilidades de desvanecerse que de permanecer. Su supervivencia dependía del azar, de los accidentes, del aprecio que sentían sus propietarios hacia ellos y, mucho más que hoy, de su materia prima. Eran objetos endebles, fabricados con materiales que se deterioraban, se rompían o se disgregaban. La invención del libro es la historia de una batalla contra el tiempo para mejorar los aspectos tangibles y prácticos -la duración, el precio, la resistencia, la ligereza- del soporte físico de los textos. Cada avance, por ínfimo que pudiera parecer, incrementaba la esperanza de vida de las palabras”.
- “Si alguien lee para ti, desea tu placer; es un acto de amor y un armisticio en medio de los combates de la vida. Mientras escuchas con soñadora atención, el narrador y el libro se funden en una única presencia, en una sola voz. Y, de la misma forma que tu lector modula para ti las inflexiones, las sonrisas tenues, los silencias y las miradas, también la historia es tuya por derecho inalienable. Nunca olvidarás a quien te contó un buen cuento en la penumbra de una noche”.
- “Cuando un libro arde, cuando un libro es destruido, cuando un libro muere, hay algo de nosotros mismos que se mutila irremediablemente. Cuando un libro arde, mueren todas las vidas que lo hicieron posible, todas las vidas en él contenidas y todas las vidas a las que ese libro hubiera podido dar, en el futuro, calor y conocimientos, inteligencia, goce y esperanza. Destruir un libro es, literalmente, asesinar el alma del hombre”.
- “Sabían que la lectura es una fuerza que requiere apenas unas pocas palabras para resultar aplastante. Alguien que es capaz de leer una frase es capaz de leerlo todo; una multitud analfabeta es más fácil de gobernar. Dado que el arte de leer no puede desaprenderse una vez que se ha adquirido, el mejor recurso es limitarlo. Por todos esos motivos había que prohibir la lectura”.
- “Si un amigo, una amada o un amante coloca un libro en nuestras manos, rastreamos sus gustos y sus ideas en el texto, nos sentimos intrigados o aludidos por las líneas subrayadas, iniciamos una conversación personal con las palabras escritas, nos abrimos con mayor intensidad al misterio”.