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Piedad Bonnet, nacida en Amalfi, Antioquia, es una de las escritoras colombianas que ha logrado cautivar a cientos de lectores con su obra y sus letras. Desde poemas hasta críticas literarias reposan en el dossier de la autora que estuvo presente en una serie de conversatorios y eventos de la FILBo 2024.
Además de su pregrado en literatura, también estudió filosofía y teoría del arte y de la arquitectura, lo que le ha servido para construir textos que exploran la condición humana, el mundo en el que vivimos y las relaciones que se tejen en esos entornos.
“Me interesa la belleza, pero sobre todo la que nace de lo disonante, de lo prosaico, de lo brutal. La que incomoda, como la de la pintura de Lucian Freud o la música rock”, dijo Bonnet en una entrevista para El Espectador.
Dentro de sus obras se encuentra Después de todo (2001), Para otros es el cielo (2004), Siempre fue invierto (2007), El prestigio de la belleza (2018) y Lo que no tiene nombre (2013). Este último libro, que ha sido objeto de las mejores críticas, es un relato íntimo en torno a la muerte de su hijo, que resultó entre los cien mejores libros de los últimos 25 años, según Babelia. Desde que se inició en el mundo editorial ha publicado todos sus relatos bajo el sello Alfaguara.
Bonnet fue ganadora del Premio Nacional de Poesía, otorgado por el Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura) en 1994. Asimismo, en 2011 recibió el Premio Casa de América de Poesía Americana de Madrid y al siguiente año obtuvo el premio Víctor Sandoval, en México.
A propósito de su paso por la FILBo, mencionamos algunas frases de su libro Lo que no tiene nombre:
- “Todo suicidio encierra un mensaje para los que se dejan atrás. Los que lo quisimos no sabremos jamás hasta dónde cupimos en sus últimos pensamientos, ni qué palabra alcanzó a musitar para nosotros”.
- “Una idea absurda me persigue: jamás el universo producirá otro Daniel. Siempre vendrá quien me diga que nos queda la memoria, que nuestro hijo vive de una manera distinta dentro de nosotros, que nos consolemos con los recuerdos felices, que dejó una obra... Pero la verdadera vida es física, y lo que la muerte se lleva es un cuerpo y un rostro irrepetibles: el alma que es el cuerpo.”
- “Yo he vuelto a parirte, con el mismo dolor, para que vivas un poco más, para que no desaparezcas de la memoria. Y lo he hecho con palabras, porque ellas, que son móviles, que hablan siempre de manera distinta, no petrifican, no hacen las veces de tumba. Son la poca sangre que puedo darte, que puedo darme.”.
- “En mí persiste la sensación de que esta es una situación provisoria, circunstancial. Siento que algo está por suceder, que algo tiene que pasar. Y de pronto comprendo: lloro y nada pasa. Leo y nada pasa. Escribo y nada pasa.
- “Pero ningún amor es útil para aquel que ha decidido matarse. En el momento definitivo, el suicida sólo debe pensar en sí mismo para no perder la fuerza.”