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Nacido en 1881 en el seno de una familia judía en Viena, que en ese entonces hacía parte del imperio Austrohúngaro, el segundo hijo de Ida y Moriz Zweig estudió en Maximillian Gymnasium (ahora conocido como Wasagasse Gymnasium). A sus 15 años escribió la primera carta que aún se conserva, dirigida al egiptólogo y escritor alemán Georg Ebers.
En el año 1900 entró a la Universidad de Viena para estudiar filosofía e historia de la literatura. Un año después publicó “Cuerdas de plata”, un poemario que reunió 61 de sus textos. Continuó sus estudios, recibiendo el título de Doctor en Filosofía en 1904, mismo año en el que publicó “Die Liebe der Erika Ewald”, un libro que contenía cuatro novelas cortas de su autoría.
Durante la Primera Guerra Mundial, prestó una parte de su servicio militar en los archivos de guerra de Viena, para luego mudarse con su primera esposa a Suiza, cercano a su amigo Romain Rolland, con quien compartía ideales pacifistas en un mundo en guerra. Por esto escribió “Jeremías”, una obra de teatro estrenada en 1918, antes de la firma del armisticio, en el que usaba la figura del profeta bíblico para denunciar los absurdos de la guerra.
Alcanzó el éxito no solo como dramaturgo y escritor de novelas cortas, también fue aclamado por las biografías que escribió del exministro francés Joseph Fouché, de la reina Maria Antonieta y María Estuardo. En sus cartas a su esposa y amigos mencionaba el disgusto que tenía con la popularidad, prefería ser una persona anónima.
Con el ascenso del fascismo en los años 30, Zweig fue declarado como “enemigo del estado”, por el gobierno de Austria, lo que hizo que se exiliara en Londres y Nueva York por un breve periodo de tiempo, para al final llegar a la ciudad de Petrópolis en Brasil. Allí vivió con su segunda esposa, con quien, desilusionados por el estado actual del mundo, se suicidaron en 1942.
A continuación, presentamos algunas frases de Stefan Zweig:
- “No basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre”
- “No es hasta que nos damos cuenta de que significamos algo para los demás que no sentimos que hay un objetivo o propósito en nuestra existencia”
- “A la tierra fría se lleva, celoso, sus secretos, para subsistir él mismo como un secreto, todo escrúpulo y tinieblas, figura siempre hermética, impenetrable.”
- “Toda sombra es, al fin y al cabo, hija de la luz, y solo quien ha conocido la claridad y las tinieblas, la guerra y la paz, el ascenso y la caída, solo este ha vivido de verdad.”
- “Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal, el bien más preciado sobre la Tierra”
- “¡Saludo a todos mis amigos! ¡Ojalá que todavía puedan ver la aurora después de la larga noche! Yo, demasiado impaciente, parto antes que ellos”
- “Hay dos clases de compasión. Una, la débil y sentimental [...] que no es exactamente compasión, sino una defensa instintiva del alma frente al dolor ajeno. Y la otra, la única que cuenta, es la desprovista de lo sentimental [...] dispuesta a aguantar con paciencia y resignación hasta sus últimas fuerzas e incluso más allá”.
- “¿Para qué vivimos, si el viento tras nuestros zapatos ya se está llevando nuestras últimas huellas?”
- “El tiempo, sin embargo, posee una fuerza profunda y la vejez, un poder singular para quitar intensidad a los sentimientos”.