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Este martes 14 de mayo se conoció la noticia de la muerte de Alice Munro, la escritora canadiense que recibió el premio Nobel de Literatura en 2013 y fue reconocida en el mundo de las letras como la “Maestra del relato corto”.
Munro, que falleció a sus 92 años, hizo de los cuentos y sus manuscritos una posibilidad de narrar sus vivencias, cuestionamientos, respuestas y certezas. Gran parte de sus relatos están ambientados en pueblos pequeños, porque pasó gran parte de su vida en la ruralidad de Ontario. Allí, en esos lugares que parecían diminutos, la escritora los dotaba de las complejidades de la condición humana. Esa fue una de las cosas que más destacaron sus colegas de su obra.
“Las grandes obras de la literatura universal son vastos panoramas globales o minúsculos retratos de la vida cotidiana. Alice Munro es el genio indiscutible de estas últimas, capaz de hacernos ver a través de una banal circunstancia toda la gama de nuestras pasiones y de nuestras pequeñas derrotas y victorias”, señaló el escritor y crítico argentino Alberto Manguel.
Asimismo, exploró el lenguaje íntimo para hablar de su mundo femenino, del machismo, de las relaciones entre madre e hija, como lo hizo con Dance of the Happy Shades, su primera colección de cuentos. “Alice tenía un don genuino para la intimidad y la amistad, especialmente por sus fascinantes habilidades conversacionales”, resaltó Jane Urquhart, su amiga y novelista, en una entrevista.
A continuación, presentamos algunas frases de las obras de Alice Munro:
- “Solemos decir que hay cosas que no se pueden perdonar, o que nunca podremos perdonarnos. Y, sin embargo, lo hacemos a todas horas”. (Mi vida querida, 2012)
- “La gente siempre decía que el pueblo estaba muerto, pero en realidad cuando había un funeral era cuando más se animaba”. (Mi vida querida, 2012)
- “Todo lo que las mujeres han tenido hasta ahora ha sido su relación con los hombres. Eso es todo. No hemos tenido más vida propia, en realidad, que un animal doméstico”. (La vida de las mujeres, 2011)
- “La ambición era lo que las alarmaba, porque ser ambicioso era cortejar el fracaso y exponerte al ridículo. Lo peor que podía pasarte en esta vida, según entendí, era ser el hazmerreír.” (La vida de las mujeres, 2011)
- “Siempre que la gente te dice que tendrás que afrontar algo algún día y te empuja con toda naturalidad hacia el dolor, la obscenidad o la revelación indeseada que te acecha, en sus voces hay una nota de traición, un frío y mal disimulado júbilo, algo ávido de tu dolor. Sí, en los padres también; en los padres sobre todo.” (La vida de las mujeres, 2011)
- “Una colección de relatos, no una novela. Eso ya supone una decepción. Parece mermar la autoridad del libro, da la impresión de que la autora se queda a las puertas de la literatura en lugar de encontrarse acomodada dentro.” (Demasiada felicidad, 2009)
- “Orgullo era lo que tenían cuando ya no les quedaba sentido común.” (Las lunas de Júpiter, 1982)