Camaleónica y sublime: Juliette Binoche
El X Festival de Cine Francés que se inauguró el miércoles en Bogotá rendirá tributo a Juliette Binoche, la actriz parisina que a lo largo de treinta películas ha demostrado su versatilidad en todo tipo de papeles.
Isabella Portilla
A los 20 años Juliette fue María. María ayudaba a su padre en una gasolinera mientras entretenía a la desidia de sus días jugando baloncesto. En una de esas tardes en las que la rutina le emblanquecía hasta el alma, recibió la visita de Gabriel, un mensajero proveniente del más allá que le trajo un anuncio: “Muchacha, estás embarazada”.
“Pero ¿Cómo?”, se preguntó María.
Con toda razón la mujer estaba aturdida, pues nadie nunca antes la había tocado, ni siquiera su novio, un taxista llamado José.
A partir de la controvertida película “Yo te saludo María” (1985) y bajo la dirección de Jean-Luc Godard, Juliette Binoche se ganó un lugar en el cine francés, el respeto del público y la posibilidad de proyectar su carrera artística hasta donde la guiara su ímpetu.
Todo había servido para llegar a esa cima: las clases de la profesora escénica Vera Gregh, los consejos y las lecciones de sus padres ––amantes del mundo de la dramaturgia–– y las estrictas lecciones del Conservatorio Nacional.
Con su participación en “La cita” (1985), de André Téchiné, en donde interpretó a una joven recién llegada a París que se enamora perdidamente de un actor, Binoche fue notablemente aclamada en el Festival de Cannes a tal punto de ser nominada a un Cesar, el equivalente francés de un Oscar hollywoodense.
En ese mismo año, la actriz trabajó con éxito al lado de Leos Carax en “Mala Sangre” (1986). Tan sólo meses empezó a rodar su primer papel en inglés dirigida por Phillip Kaufman. Su actuación en “La insoportable Levedad del ser” (1988), adaptación de la famosa novela homónima de Milan Kundera, le permitió exhibir su talento a los anglófonos.
En la década de los noventa actuaría en “Herida” (1991), de Louis Malle, en donde Binoche encarnó a Anna Barton, una provocadora y arrebatada mujer que se entrega en cuerpo y alma al político inglés Stephen (Jeremy Irons) estimulando con sus obsesiones un final pavoroso.
Pero la actriz alcanzó la fama internacional con “Tres colores: azul” (1993) del polaco Krzysztof Kieslowski. Por esta película, centrada en las ideas revolucionarias francesas, Binoche obtuvo el premio César a la mejor actriz principal.
Quizá uno de sus papeles memorables ha sido el de Hanna, la enfermera franco-canadiense que abatida por no encontrarle un sentido a su propia vida, termina salvando al enfermo que tiene a su cuidado. Gracias al dramatismo, fuerza actoral y verosimilitud de su personaje, Juliette Binoche gana el Óscar a la mejor actriz secundaria en “El paciente inglés” (1996) de Anthony Minghella.
Años después, en “Chocolate” (2000) dirigida por Lasse Hallstrom, Juliette se transforma una mujer súper poderosa: Vianne Rocher, una forastera reservada e intrigante que llega al pueblo francés de Lansquenet para abrir una bombonería, preparar dulces y delicias que además de endulzar el paladar terminarán por solucionar los problemas de los nativos.
Juliette, el azul de la contención
El X festival de cine francés colombiano que tendrá lugar del 14 de septiembre al 30 de octubre y que se desarrollará de forma simultánea en 16 ciudades, le rendirá un homenaje a esta artista de orígenes polacos, belgas, brasileros y marroquíes, consagrada como una de las más bellas y polifacéticas actrices del mundo.
Su valor, más allá de la calidad de su interpretación, recae en la popularidad de su trabajo. La carrera de esta actriz ha sido apreciada en diferentes idiomas y países y tanto por su entrega al arte como por su versatilidad ha sido merecedora del reconocimiento y el respeto de la crítica.
Esto quedará demostrado para el público nacional con la proyección de ocho de sus películas en diferentes salas de cine del país: “Escondido”, “Código desconocido”, “Liberación”, “Las horas del verano”, “El húsar sobre el tejado”, “Mala sangre”, “Paris” y “Trilogía de los colores: Azul”.
En esta última Juliette es Julie. Julie es la esposa del compositor Patrice de Courcy: una mujer volcada a la autodestrucción después de afrontar la muerte de su marido y de su hija en un accidente automovilístico.
Después de ver ese filme, el ex presidente francés François Mitterrand, arrepentido de haberla conocido viejo, decrépito, dijo sobre la Binoche:
"Cumple las cinco reglas básicas de una mujer ideal:Ha cumplido los treinta.Hay algo en ella que viene del Norte. Ni se maquilla ni lleva joyas. Es una desconocida o una actriz, pero no una modelo.Y es morena".
A los 20 años Juliette fue María. María ayudaba a su padre en una gasolinera mientras entretenía a la desidia de sus días jugando baloncesto. En una de esas tardes en las que la rutina le emblanquecía hasta el alma, recibió la visita de Gabriel, un mensajero proveniente del más allá que le trajo un anuncio: “Muchacha, estás embarazada”.
“Pero ¿Cómo?”, se preguntó María.
Con toda razón la mujer estaba aturdida, pues nadie nunca antes la había tocado, ni siquiera su novio, un taxista llamado José.
A partir de la controvertida película “Yo te saludo María” (1985) y bajo la dirección de Jean-Luc Godard, Juliette Binoche se ganó un lugar en el cine francés, el respeto del público y la posibilidad de proyectar su carrera artística hasta donde la guiara su ímpetu.
Todo había servido para llegar a esa cima: las clases de la profesora escénica Vera Gregh, los consejos y las lecciones de sus padres ––amantes del mundo de la dramaturgia–– y las estrictas lecciones del Conservatorio Nacional.
Con su participación en “La cita” (1985), de André Téchiné, en donde interpretó a una joven recién llegada a París que se enamora perdidamente de un actor, Binoche fue notablemente aclamada en el Festival de Cannes a tal punto de ser nominada a un Cesar, el equivalente francés de un Oscar hollywoodense.
En ese mismo año, la actriz trabajó con éxito al lado de Leos Carax en “Mala Sangre” (1986). Tan sólo meses empezó a rodar su primer papel en inglés dirigida por Phillip Kaufman. Su actuación en “La insoportable Levedad del ser” (1988), adaptación de la famosa novela homónima de Milan Kundera, le permitió exhibir su talento a los anglófonos.
En la década de los noventa actuaría en “Herida” (1991), de Louis Malle, en donde Binoche encarnó a Anna Barton, una provocadora y arrebatada mujer que se entrega en cuerpo y alma al político inglés Stephen (Jeremy Irons) estimulando con sus obsesiones un final pavoroso.
Pero la actriz alcanzó la fama internacional con “Tres colores: azul” (1993) del polaco Krzysztof Kieslowski. Por esta película, centrada en las ideas revolucionarias francesas, Binoche obtuvo el premio César a la mejor actriz principal.
Quizá uno de sus papeles memorables ha sido el de Hanna, la enfermera franco-canadiense que abatida por no encontrarle un sentido a su propia vida, termina salvando al enfermo que tiene a su cuidado. Gracias al dramatismo, fuerza actoral y verosimilitud de su personaje, Juliette Binoche gana el Óscar a la mejor actriz secundaria en “El paciente inglés” (1996) de Anthony Minghella.
Años después, en “Chocolate” (2000) dirigida por Lasse Hallstrom, Juliette se transforma una mujer súper poderosa: Vianne Rocher, una forastera reservada e intrigante que llega al pueblo francés de Lansquenet para abrir una bombonería, preparar dulces y delicias que además de endulzar el paladar terminarán por solucionar los problemas de los nativos.
Juliette, el azul de la contención
El X festival de cine francés colombiano que tendrá lugar del 14 de septiembre al 30 de octubre y que se desarrollará de forma simultánea en 16 ciudades, le rendirá un homenaje a esta artista de orígenes polacos, belgas, brasileros y marroquíes, consagrada como una de las más bellas y polifacéticas actrices del mundo.
Su valor, más allá de la calidad de su interpretación, recae en la popularidad de su trabajo. La carrera de esta actriz ha sido apreciada en diferentes idiomas y países y tanto por su entrega al arte como por su versatilidad ha sido merecedora del reconocimiento y el respeto de la crítica.
Esto quedará demostrado para el público nacional con la proyección de ocho de sus películas en diferentes salas de cine del país: “Escondido”, “Código desconocido”, “Liberación”, “Las horas del verano”, “El húsar sobre el tejado”, “Mala sangre”, “Paris” y “Trilogía de los colores: Azul”.
En esta última Juliette es Julie. Julie es la esposa del compositor Patrice de Courcy: una mujer volcada a la autodestrucción después de afrontar la muerte de su marido y de su hija en un accidente automovilístico.
Después de ver ese filme, el ex presidente francés François Mitterrand, arrepentido de haberla conocido viejo, decrépito, dijo sobre la Binoche:
"Cumple las cinco reglas básicas de una mujer ideal:Ha cumplido los treinta.Hay algo en ella que viene del Norte. Ni se maquilla ni lleva joyas. Es una desconocida o una actriz, pero no una modelo.Y es morena".