Hipnosis para sanar
Camila Martínez, terapeuta que creó la hipnosis de sanación, centrada en la neuroprogramación de nuestra memoria celular, estará dictando dos talleres el 2 y 3 de diciembre en Bogotá, de 4:00 p.m. a 8:00 p.m., en Belong Studio (carrera 5 N° 69-26).
Danelys Vega Cardozo
Cuando tenía 14 años padeció depresión clínica y anorexia. ¿Qué pasaba en esos momentos en su vida?
Sí, entre los 14 y 20 años tuve depresión clínica y anorexia. La verdad es que no estaba viviendo ningún trauma en particular. De hecho, me encontraba en Chile pasando por una situación bastante normal. Mi depresión endógena fue, sobre todo, por razones hormonales, sumado con una situación psicológica de búsqueda de sentido de la vida. Eso llevó a que la medicina y los tratamientos alopáticos no fueran tan efectivos, porque para esas causas funcionan más como inhibidores y, obviamente, no resuelven estados de salud mental. Me apoyé durante un tiempo en la medicina alopática, pero luego me di cuenta de que debía empezar a probar otro tipo de medicina (fue así como llegué a la hipnosis y comencé a tratarme con medicina complementaria: acupuntura, yoga y ayurveda). Eso fue lo que me sacó adelante después de dos años de tratamiento intensivo y de mucha práctica. Cuando me sané de la depresión y de la anoxia, y ya no tomaba medicamentos desde hace un par de años, decidí dedicarme al estudio de todas las técnicas que me habían ayudado.
¿Qué diferencias encontró entre el tratamiento con medicamentos en comparación con las técnicas de medicina complementaria?
La medicina alopática es buena para ciertos momentos críticos de nuestra biología, pero no nos soluciona problemas existenciales ni tampoco nos da respuestas sobre propósitos de vida. La mayoría de las depresiones e incluso enfermedades como la anorexia se deben a falta de autoestima, propósito de sentido y encuentros con uno mismo (esas respuestas solo las puede hallar cada persona, no hay nadie que te pueda dar una respuesta certera acerca de tu autoestima o tu propósito de vida). Por lo tanto, se trata de algo que tenemos que buscar los seres humanos a través de medicina complementaria y experiencias en la vida.
¿Qué halló durante esa búsqueda de sentido?
En esa búsqueda de sentido encontré las respuestas a las preguntas concretas que tenía desde los 14 años. Una de ellas era: ¿quién me metió acá dentro? Porque yo me sentía encerrada dentro de un cuerpo físico que no solo no le gustaba, sino que no le encontraba sentido (¿cuál es el sentido de mi existencia?, esa era la segunda pregunta). Tras años de búsqueda encontré respuestas personales a esas preguntas, lo que me dio sentido, pues hallé un propósito de vida: sanar y transmitir amor, sabiduría y sanación a todas las personas. Encontré también un bienestar y un entendimiento más profundo sobre por qué mi alma, mi memoria más profunda, había elegido estas experiencias y encarnar en esa situación y con esa familia (la hipnosis me permitió recordar la raíz de esos cuestionamientos y darles una respuesta y un sentido profundo).
Vivió en un monasterio en India en donde estudió ayurveda, una medicina milenaria de este país. Hablemos un poco sobre esa experiencia.
Como te contaba, cuando vivía en Chile y recién había cumplido 20 años, decidí dedicarme a estudiar los tratamientos que habían sido más efectivos para mí (lo primero que quise estudiar fue ayurveda y yoga terapéutico, aplicado desde la medicina). Entonces, me fui a un monasterio en el norte de India (el más antiguo en este país y en el mundo), en donde siguen enseñando la medicina tradicional ayurveda. Allí estuve casi tres años en vida monástica (allá uno no se va a estudiar “puertas afueras”, sino que haces vida monástica de lunes a domingo). Estaba aislada, dedicándome solo al estudio y a las prácticas de todas estas medicinas. Cuando llevaba tres años allí, me echaron del monasterio (lo digo en forma de chiste), porque le dije al director de este lugar que quería quedarme toda la vida ahí, que había encontrado el lugar en donde me sentía mejor. Entonces él me dijo: “No, ahora que sientes que te puedes quedar aquí para siempre, tienes que salir y enseñar estas técnicas en occidente” (fue muy fuerte para mí porque yo había pensado quedarme como monja). No fui aceptada, pero hoy entiendo que ese era mi propósito: dejar ese lugar para continuar estudiando y, especialmente, poder entregar estas técnicas.
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¿Por qué sentía que ese monasterio era el lugar en donde se quería quedar toda la vida?
Allí encontré una conexión muy profunda a través de las prácticas que teníamos: meditación, comida vegana, yoga y mucho estudio y trabajo de servicio (atendíamos desde la medicina a comunidades en extrema pobreza). Todo eso me daba sentido interno, entonces me sentía saludable, emocionalmente estable y feliz conmigo misma. Estaba en un estado de desapego porque en el monasterio ni siquiera teníamos espejos (había una autoobservación permanente, lo que me permitió aprender un sentido más profundo). Entonces, en ese momento pensaba que era lo que quería seguir haciendo toda la vida.
¿Por qué cree que, a veces, nos cuesta autoobservarnos?
Porque en nuestro mundo occidental el enfoque de la educación y de la medicina no están basados en la autoobservación, sino en la atención de nuestros sentidos a lo externo; una hiperracionalización de la realidad (es más válido estar atento de lo que dicen los demás que de lo que sentimos internamente). No estamos acostumbrados a observar nuestra respiración ni a educar nuestros pensamientos y emociones (todo esto se aprende). En India aprendí que desde hace miles de años existen técnicas de cómo enseñarle a operar a tu mente, a tu percepción y emociones, pero si nadie nos lo enseña es muy difícil llegar espontáneamente, o termina sucediendo lo que me pasó: solo cuando se desencadena una crisis o tu vida está en peligro, te das cuenta de la necesidad de buscar estas técnicas que no son ofrecidas en nuestra educación y medicina.
Se podría decir que, en ocasiones, vivimos en un cuerpo en donde ni siquiera nosotros mismos somos los protagonistas…
Sí, me gusta como lo describes. Nosotros no somos los protagonistas, porque estamos desconectados de nuestro potencial. Creo que, de alguna forma, se nos ha quitado ese protagonismo debido a fines culturales, religiosos y filosóficos, etc. Sin ánimo de criticar, ha sido un proceso muy interesante en donde el ser humano occidental ha alcanzado niveles impresionantes de desconexión no solo con él mismo, sino con la naturaleza que le rodea. Los sentidos están absortos en estímulos que no tienen, prácticamente, ningún valor.
Usted desarrolló la técnica de hipnosis de sanación, que nos ayuda a acceder a nuestra memoria celular…
Después de estudiar en un monasterio en India, retorné a Occidente y estudié con Brain Weiss, acupuntura con la Organización Mundial de la Salud, homeopatía, bases de psicología, y me interesé por las escuelas de neurobiología de Harvard y Cambridge. Todo ese entendimiento y autoaprendizaje de las técnicas de autoprogramación y bienestar de Occidente me permitieron fusionarlas con las que había aprendido en Oriente para crear la hipnosis de sanación. Antes las técnicas de Oriente y Occidente se veían aisladamente, pero hoy podemos comprender la hipnosis de sanación desde un aspecto médico: como una neuroprogramación de nuestra memoria celular (tenemos en nuestro ser y potencial todas las habilidades de recordar y acceder a esa memoria para luego cambiar nuestra percepción, eso quiere decir que tenemos la capacidad de neuroplasticidad: cambiarnos a nosotros mismos, transformar la forma en que pensamos y sentimos).
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Lo que dice, me hace recordar a una de las afirmaciones que hace en su libro “¡Hipnosis hoy!”: “Toda hipnosis es autohipnosis” …
Exacto, esa es una de las propuestas más interesantes y revolucionarias de la hipnosis de sanación, pues nos permite aclarar algunos de los mitos que hay alrededor de la hipnosis: que está técnica puede ser de control externo (existe el gran mito, basado en la hipnosis del entretenimiento, de que alguien puede controlarte y hacerte decir y hacer algo que tú no quieres). Sin embargo, la hipnosis de sanación nos recuerda que esta técnica es una capacidad que todos tenemos. Así como tenemos la capacidad de concentrarnos y relajarnos, tenemos la capacidad de neuroprogramación, de hipnosis, y eso lo podemos aprender y ejercer. Desde esa perspectiva, un terapeuta o un especialista en hipnosis es un facilitador que te ayuda a recordar cómo, tú mismo, puedes acceder a esta capacidad de neuroplasticidad.
¿Considera que el cine y la televisión han contribuido a establecer imaginarios erróneos sobre la hipnosis?
Absolutamente. Me atrevo a decir que el cine y la televisión han contribuido a esos imaginarios basándose en una cultura filosófica y religiosa propia de occidente, en donde se coartaba al ser humano de todas las capacidades que pudiera tener para conectarse consigo mismo y eso viene desde el paradigma de buscar intermediarios para lo que necesitamos (necesitamos intermediarios para que alguien nos sane; sea un médico o una medicina, necesitamos alguien que nos diga qué hacer; sea un papá, una mamá o una pareja, necesitamos a alguien que nos comunique con Dios; en los paradigmas antiguos ni siquiera teníamos la conexión con él, entonces necesitábamos ir donde alguien más que nos comunicara con Dios para poder solucionar nuestros problemas de salud mental, emocional y espiritual). Entonces, en la modernidad, el entretenimiento está basado en esos paradigmas antiguos, así que la hipnosis no era comprendida científicamente. También, está todo este campo que es muy grande: la hipnosis de entretenimiento (que insto a que la comparemos con la magia, con el ilusionismo). Cuando estamos viendo un espectáculo de hipnosis en la televisión o algún teatro, se trata de eso: un espectáculo, un acto de ilusionismo, que nada tiene que ver no solo con la realidad, sino con el potencial de sanación y neuroprogramación que tienen estas técnicas.
Son tres los objetivos que persigue esta técnica: saber, soltar y sanar…
Así los resumo conceptualmente, pues la mayoría de nuestros condicionamientos vienen de la búsqueda de información que muchas veces se trata de conexiones inéditas en nuestra memoria subconsciente o celular. Entonces, es muy importante saber, específicamente, cuáles son las raíces de nuestros síntomas o condicionamientos más grandes. Soltar es crucial porque una vez que reconocemos y sabemos la raíz, viene un proceso de dejar ir aquello que ya no nos sirve y que llamamos muchas veces creencias limitantes. En la neuroprogramación hay una regla: no podemos superponer una realidad o una red neuronal sobre la otra, sino que primero hay que liberar la red neuronal anterior, para luego tomar una nueva información (soltar es un acto muy importante que también llamamos, desde la salud mental, como la digestión emocional). Sanar, desde la hipnosis de sanación, es un concepto que es importante aclarar porque tiene que ver con neuroprogramar y modificar los campos sutiles del ser humano: la forma en que pensamos y sentimos y la raíz de nuestras creencias asociadas a nuestra memoria celular. Llamamos curar cuando ese proceso de sanación, ese cambio más sutil, se impregna y se logra plasmar fisiológicamente, entonces se da la curación de nuestras células y biología, pero, para que eso suceda, primero tiene que haber una sanación a niveles mentales y emocionales (la neuroprogramación).
¿Piensa que está sanada?
Sí, estoy sanada y curada. Hoy en día le veo un sentido a esas situaciones tan difíciles y críticas que viví en mi vida (en retrospectiva las veo como catalizadores de mi propósito de vida). También me he reconciliado con esas experiencias, pues ahora pienso que son una especie de maestros; para mí, la anorexia y la depresión fueron mis grandes maestros que me permiten hoy tener salud y un propósito más profundo de mi existencia.
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Usted también es la presidenta de la Fundación Healing Hypnosis, “enfocada en la salud mental y en iniciativas de servicio para el bienestar de la sociedad”. ¿Para qué servir a los demás?
Estando en India recibí mi propósito de vida, que resumo en una frase: “Transmitir a todos los seres amor, sabiduría y sanación” (esta frase llegó a mí en un sueño y con un sentir y una certeza muy profunda). En el momento que recordé que ese era mi propósito de vida, he volcado toda mi atención e intenciones a ello. Entonces, desde esa perspectiva, para mí, el servicio es fundamental y es parte de mi propósito de vida (la fundación, obviamente, es la entidad que lo encarna). Trabajo y vivo de la sanación (tengo terapias, cursos y una escuela online de cobro), pero todo este aspecto altruista y de servicio, que me permite ayudar a miles de personas en el mundo, es mi sentido más profundo de vida.
Cuando tenía 14 años padeció depresión clínica y anorexia. ¿Qué pasaba en esos momentos en su vida?
Sí, entre los 14 y 20 años tuve depresión clínica y anorexia. La verdad es que no estaba viviendo ningún trauma en particular. De hecho, me encontraba en Chile pasando por una situación bastante normal. Mi depresión endógena fue, sobre todo, por razones hormonales, sumado con una situación psicológica de búsqueda de sentido de la vida. Eso llevó a que la medicina y los tratamientos alopáticos no fueran tan efectivos, porque para esas causas funcionan más como inhibidores y, obviamente, no resuelven estados de salud mental. Me apoyé durante un tiempo en la medicina alopática, pero luego me di cuenta de que debía empezar a probar otro tipo de medicina (fue así como llegué a la hipnosis y comencé a tratarme con medicina complementaria: acupuntura, yoga y ayurveda). Eso fue lo que me sacó adelante después de dos años de tratamiento intensivo y de mucha práctica. Cuando me sané de la depresión y de la anoxia, y ya no tomaba medicamentos desde hace un par de años, decidí dedicarme al estudio de todas las técnicas que me habían ayudado.
¿Qué diferencias encontró entre el tratamiento con medicamentos en comparación con las técnicas de medicina complementaria?
La medicina alopática es buena para ciertos momentos críticos de nuestra biología, pero no nos soluciona problemas existenciales ni tampoco nos da respuestas sobre propósitos de vida. La mayoría de las depresiones e incluso enfermedades como la anorexia se deben a falta de autoestima, propósito de sentido y encuentros con uno mismo (esas respuestas solo las puede hallar cada persona, no hay nadie que te pueda dar una respuesta certera acerca de tu autoestima o tu propósito de vida). Por lo tanto, se trata de algo que tenemos que buscar los seres humanos a través de medicina complementaria y experiencias en la vida.
¿Qué halló durante esa búsqueda de sentido?
En esa búsqueda de sentido encontré las respuestas a las preguntas concretas que tenía desde los 14 años. Una de ellas era: ¿quién me metió acá dentro? Porque yo me sentía encerrada dentro de un cuerpo físico que no solo no le gustaba, sino que no le encontraba sentido (¿cuál es el sentido de mi existencia?, esa era la segunda pregunta). Tras años de búsqueda encontré respuestas personales a esas preguntas, lo que me dio sentido, pues hallé un propósito de vida: sanar y transmitir amor, sabiduría y sanación a todas las personas. Encontré también un bienestar y un entendimiento más profundo sobre por qué mi alma, mi memoria más profunda, había elegido estas experiencias y encarnar en esa situación y con esa familia (la hipnosis me permitió recordar la raíz de esos cuestionamientos y darles una respuesta y un sentido profundo).
Vivió en un monasterio en India en donde estudió ayurveda, una medicina milenaria de este país. Hablemos un poco sobre esa experiencia.
Como te contaba, cuando vivía en Chile y recién había cumplido 20 años, decidí dedicarme a estudiar los tratamientos que habían sido más efectivos para mí (lo primero que quise estudiar fue ayurveda y yoga terapéutico, aplicado desde la medicina). Entonces, me fui a un monasterio en el norte de India (el más antiguo en este país y en el mundo), en donde siguen enseñando la medicina tradicional ayurveda. Allí estuve casi tres años en vida monástica (allá uno no se va a estudiar “puertas afueras”, sino que haces vida monástica de lunes a domingo). Estaba aislada, dedicándome solo al estudio y a las prácticas de todas estas medicinas. Cuando llevaba tres años allí, me echaron del monasterio (lo digo en forma de chiste), porque le dije al director de este lugar que quería quedarme toda la vida ahí, que había encontrado el lugar en donde me sentía mejor. Entonces él me dijo: “No, ahora que sientes que te puedes quedar aquí para siempre, tienes que salir y enseñar estas técnicas en occidente” (fue muy fuerte para mí porque yo había pensado quedarme como monja). No fui aceptada, pero hoy entiendo que ese era mi propósito: dejar ese lugar para continuar estudiando y, especialmente, poder entregar estas técnicas.
Le invitamos a leer: Alejandra Jaramillo: de la incertidumbre
¿Por qué sentía que ese monasterio era el lugar en donde se quería quedar toda la vida?
Allí encontré una conexión muy profunda a través de las prácticas que teníamos: meditación, comida vegana, yoga y mucho estudio y trabajo de servicio (atendíamos desde la medicina a comunidades en extrema pobreza). Todo eso me daba sentido interno, entonces me sentía saludable, emocionalmente estable y feliz conmigo misma. Estaba en un estado de desapego porque en el monasterio ni siquiera teníamos espejos (había una autoobservación permanente, lo que me permitió aprender un sentido más profundo). Entonces, en ese momento pensaba que era lo que quería seguir haciendo toda la vida.
¿Por qué cree que, a veces, nos cuesta autoobservarnos?
Porque en nuestro mundo occidental el enfoque de la educación y de la medicina no están basados en la autoobservación, sino en la atención de nuestros sentidos a lo externo; una hiperracionalización de la realidad (es más válido estar atento de lo que dicen los demás que de lo que sentimos internamente). No estamos acostumbrados a observar nuestra respiración ni a educar nuestros pensamientos y emociones (todo esto se aprende). En India aprendí que desde hace miles de años existen técnicas de cómo enseñarle a operar a tu mente, a tu percepción y emociones, pero si nadie nos lo enseña es muy difícil llegar espontáneamente, o termina sucediendo lo que me pasó: solo cuando se desencadena una crisis o tu vida está en peligro, te das cuenta de la necesidad de buscar estas técnicas que no son ofrecidas en nuestra educación y medicina.
Se podría decir que, en ocasiones, vivimos en un cuerpo en donde ni siquiera nosotros mismos somos los protagonistas…
Sí, me gusta como lo describes. Nosotros no somos los protagonistas, porque estamos desconectados de nuestro potencial. Creo que, de alguna forma, se nos ha quitado ese protagonismo debido a fines culturales, religiosos y filosóficos, etc. Sin ánimo de criticar, ha sido un proceso muy interesante en donde el ser humano occidental ha alcanzado niveles impresionantes de desconexión no solo con él mismo, sino con la naturaleza que le rodea. Los sentidos están absortos en estímulos que no tienen, prácticamente, ningún valor.
Usted desarrolló la técnica de hipnosis de sanación, que nos ayuda a acceder a nuestra memoria celular…
Después de estudiar en un monasterio en India, retorné a Occidente y estudié con Brain Weiss, acupuntura con la Organización Mundial de la Salud, homeopatía, bases de psicología, y me interesé por las escuelas de neurobiología de Harvard y Cambridge. Todo ese entendimiento y autoaprendizaje de las técnicas de autoprogramación y bienestar de Occidente me permitieron fusionarlas con las que había aprendido en Oriente para crear la hipnosis de sanación. Antes las técnicas de Oriente y Occidente se veían aisladamente, pero hoy podemos comprender la hipnosis de sanación desde un aspecto médico: como una neuroprogramación de nuestra memoria celular (tenemos en nuestro ser y potencial todas las habilidades de recordar y acceder a esa memoria para luego cambiar nuestra percepción, eso quiere decir que tenemos la capacidad de neuroplasticidad: cambiarnos a nosotros mismos, transformar la forma en que pensamos y sentimos).
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Lo que dice, me hace recordar a una de las afirmaciones que hace en su libro “¡Hipnosis hoy!”: “Toda hipnosis es autohipnosis” …
Exacto, esa es una de las propuestas más interesantes y revolucionarias de la hipnosis de sanación, pues nos permite aclarar algunos de los mitos que hay alrededor de la hipnosis: que está técnica puede ser de control externo (existe el gran mito, basado en la hipnosis del entretenimiento, de que alguien puede controlarte y hacerte decir y hacer algo que tú no quieres). Sin embargo, la hipnosis de sanación nos recuerda que esta técnica es una capacidad que todos tenemos. Así como tenemos la capacidad de concentrarnos y relajarnos, tenemos la capacidad de neuroprogramación, de hipnosis, y eso lo podemos aprender y ejercer. Desde esa perspectiva, un terapeuta o un especialista en hipnosis es un facilitador que te ayuda a recordar cómo, tú mismo, puedes acceder a esta capacidad de neuroplasticidad.
¿Considera que el cine y la televisión han contribuido a establecer imaginarios erróneos sobre la hipnosis?
Absolutamente. Me atrevo a decir que el cine y la televisión han contribuido a esos imaginarios basándose en una cultura filosófica y religiosa propia de occidente, en donde se coartaba al ser humano de todas las capacidades que pudiera tener para conectarse consigo mismo y eso viene desde el paradigma de buscar intermediarios para lo que necesitamos (necesitamos intermediarios para que alguien nos sane; sea un médico o una medicina, necesitamos alguien que nos diga qué hacer; sea un papá, una mamá o una pareja, necesitamos a alguien que nos comunique con Dios; en los paradigmas antiguos ni siquiera teníamos la conexión con él, entonces necesitábamos ir donde alguien más que nos comunicara con Dios para poder solucionar nuestros problemas de salud mental, emocional y espiritual). Entonces, en la modernidad, el entretenimiento está basado en esos paradigmas antiguos, así que la hipnosis no era comprendida científicamente. También, está todo este campo que es muy grande: la hipnosis de entretenimiento (que insto a que la comparemos con la magia, con el ilusionismo). Cuando estamos viendo un espectáculo de hipnosis en la televisión o algún teatro, se trata de eso: un espectáculo, un acto de ilusionismo, que nada tiene que ver no solo con la realidad, sino con el potencial de sanación y neuroprogramación que tienen estas técnicas.
Son tres los objetivos que persigue esta técnica: saber, soltar y sanar…
Así los resumo conceptualmente, pues la mayoría de nuestros condicionamientos vienen de la búsqueda de información que muchas veces se trata de conexiones inéditas en nuestra memoria subconsciente o celular. Entonces, es muy importante saber, específicamente, cuáles son las raíces de nuestros síntomas o condicionamientos más grandes. Soltar es crucial porque una vez que reconocemos y sabemos la raíz, viene un proceso de dejar ir aquello que ya no nos sirve y que llamamos muchas veces creencias limitantes. En la neuroprogramación hay una regla: no podemos superponer una realidad o una red neuronal sobre la otra, sino que primero hay que liberar la red neuronal anterior, para luego tomar una nueva información (soltar es un acto muy importante que también llamamos, desde la salud mental, como la digestión emocional). Sanar, desde la hipnosis de sanación, es un concepto que es importante aclarar porque tiene que ver con neuroprogramar y modificar los campos sutiles del ser humano: la forma en que pensamos y sentimos y la raíz de nuestras creencias asociadas a nuestra memoria celular. Llamamos curar cuando ese proceso de sanación, ese cambio más sutil, se impregna y se logra plasmar fisiológicamente, entonces se da la curación de nuestras células y biología, pero, para que eso suceda, primero tiene que haber una sanación a niveles mentales y emocionales (la neuroprogramación).
¿Piensa que está sanada?
Sí, estoy sanada y curada. Hoy en día le veo un sentido a esas situaciones tan difíciles y críticas que viví en mi vida (en retrospectiva las veo como catalizadores de mi propósito de vida). También me he reconciliado con esas experiencias, pues ahora pienso que son una especie de maestros; para mí, la anorexia y la depresión fueron mis grandes maestros que me permiten hoy tener salud y un propósito más profundo de mi existencia.
Le puede interesar: “El menú”, cuando el arte y el comercio entran en guerra
Usted también es la presidenta de la Fundación Healing Hypnosis, “enfocada en la salud mental y en iniciativas de servicio para el bienestar de la sociedad”. ¿Para qué servir a los demás?
Estando en India recibí mi propósito de vida, que resumo en una frase: “Transmitir a todos los seres amor, sabiduría y sanación” (esta frase llegó a mí en un sueño y con un sentir y una certeza muy profunda). En el momento que recordé que ese era mi propósito de vida, he volcado toda mi atención e intenciones a ello. Entonces, desde esa perspectiva, para mí, el servicio es fundamental y es parte de mi propósito de vida (la fundación, obviamente, es la entidad que lo encarna). Trabajo y vivo de la sanación (tengo terapias, cursos y una escuela online de cobro), pero todo este aspecto altruista y de servicio, que me permite ayudar a miles de personas en el mundo, es mi sentido más profundo de vida.