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Caminata de la Solidaridad: una tradición que regresa a las calles

El evento, que se realizará mañana, contará con diez carrozas y la participación de artistas como Natalia París, Penchy Castro y Los Alfa 8, entre otros.

Danelys Vega Cardozo
08 de octubre de 2022 - 02:00 a. m.
"La educación debe ser un derecho de todos", afirma María Carolina Hoyos.
"La educación debe ser un derecho de todos", afirma María Carolina Hoyos.
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga

El sociólogo Émile Durkheim relacionaba la solidaridad con la cohesión social. ¿Cómo lograr que las personas le den prioridad a ese fin más allá de las diferencias?

Me parece espectacular empezar por ahí, porque la Fundación Solidaridad por Colombia lo que ha buscado es encontrar un punto de unión a pesar de las diferencias. Esta es una historia que comienza hace cuarenta y siete años, escrita y liderada por Nydia Quintero de Balcázar, nuestra fundadora. Ella lo que buscaba era convocar a los que tienen para que aportaran a los que no, con el fin de que tuvieran mejores oportunidades. Nosotros somos un ecosistema y todos nos necesitamos. Todos tenemos algo que aportar y recibir. Al que tiene mucha plata se le puede inundar su casa; es decir, no estamos inmunes a que nos suceda algo, y lo importante es esa cohesión. Nosotros hemos entregado 50.000 becas educativas durante estos años a jóvenes de escasos recursos y lo hemos podido hacer porque ha habido una cohesión en torno a eso.

¿Se podría afirmar que la solidaridad es un deber?

Totalmente, pero más que un deber es un negocio o, en otras palabras, una buena opción. Cuando tú eres solidario das de lo que tienes y se produce en el un cuerpo un químico que genera felicidad. Entonces, para el ser humano dar de lo que tiene, no de lo que le sobra, le genera algo positivo. Los que creen en una religión sienten que así se están ganando el cielo, los que creen en la ley de la compensación de la vida y el universo piensan que el que da recibe. Por donde tú lo veas es una buena opción de vida.

Retomando lo que mencionaba con respecto a las becas, dirigidas a la educación infantil y superior. ¿Cómo afecta a la sociedad la educación entendida como un privilegio de unos pocos?

Hay que buscar cómo romper esa brecha, porque la educación debe ser un derecho de todos; no puede estar adscrita a unos pocos. Nydia Quintero de Balcázar decía: “Nosotros tenemos que combatir la pobreza extrema a través del conocimiento y los valores”. Por eso, tenemos todo un modelo de valores, porque la gente que entiende la diferencia entre robar y no hacerlo, entre la honestidad y la deshonestidad, el respeto y el irrespeto, puede salir tanto de la pobreza física como de espíritu y alma. La falta de conocimiento excluye y margina a las personas. Por eso, nosotros empezamos hace 47 años a entregar becas al colegio y a la universidad. Las últimas continúan y las primeras, como en la actualidad el colegio es gratuito, lo que hacemos es cubrir los costos asociados a él: transporte, útiles, entre otros, que a veces impiden que los jóvenes realmente vayan al colegio. La solidaridad no puede ser que unos den y otros reciban. Entonces, cada beneficiario que hemos tenido en esta organización recibe, pero también da: cada uno de ellos tiene proyectos que impactan a su comunidad.

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Hablemos un poco del lema de la Caminata de la Solidaridad: “Por tu corazón vive el nuestro”.

Mi abuela Nydia recibía cartas de personas que necesitaban algo. Ella ha sido reconocida como una primera dama muy querida, pero también como alguien que oía y ayudaba a la gente. Entonces, ella siempre abría todas las cartas que le llegaban, ninguna la mandaba a archivar y buscaba cómo solucionar los problemas. Un día, un señor de Bucaramanga le escribió y le dijo: “Mire, estoy con un problema cardíaco importante, necesito ponerme un marcapasos, pero no tengo plata; si no me lo ponen, yo muero. He golpeado 1.500 puertas, pero sé que usted, doña Nydia, hace milagros. Este es mi número y mi dirección. Ayúdeme”. Ella consiguió la plata para la operación de él y lo acompañó. Unos años después, durante una caminata, mi abuela iba en un carro de bomberos y, al lado de él, alguien corría y le gritaba algo, así que pidió que pararan todo el desfile para oír qué le estaba diciendo esa persona. Cuando lo dejaron acercarse a ella, le dijo: “Mamá Nydia, por tu corazón vive el mío. Yo soy al que ayudaste a conseguir un marcapasos hace unos años en Bucaramanga. Me salvé porque tú me ayudaste”. Nosotros no hemos solucionado todos los problemas, pero somos parte de la solución.

Sí, es que la solución no depende de una sola persona u organización… Es la suma de lo que hacemos todos a través de pequeñas cosas…

Lo que acabas de decir está muy relacionado con lo que decía mi abuela: “La suma de pequeños actos de solidaridad es lo que hace el cambio”.

¿Cómo hacerle entender a la gente que el cambio depende de todos?

Nelson Mandela decía que si usted quiere ver el cambio en la sociedad comience por su familia y usted. El cambio que queremos ver lo debemos construir entre todos. No podemos esperar que una persona o unos cuantos lo hagan. Además, el cambio comienza por uno; eso es lo importante. Mi abuela iba a los talleres que se realizaban y un día una niña se acercó y le dijo: “Oye, mamá Nydia, te voy a decir algo: en mi casa dicen que tú eres una loca”. Ella le preguntó por qué. “En la casa hacen todo lo contrario a lo que tú nos enseñan acá”, le respondió la niña. Mi abuela hablaba de no robar, pero ese niño llegaba a la casa y se encontraba con que su papá desvalijaba carros. Ella les decía que antes de comer había que lavarse las manos, pero la mamá de los niños nunca se lavaba las manos, ni siquiera para cocinar. Entonces, mi abuela se dio cuenta de que tenían razón esas familias que decían que ella les estaba enseñando cosas locas a sus hijos, porque lo que debíamos hacer era trabajar con las familias. Por eso, creamos una red de familia; la más grande que tiene Colombia, en donde lo mismo que les enseñamos a los becarios también se los enseñamos a los papás.

Los niños vivían en total incoherencia…

Sí… Y es lo que estamos hablando: el cambio no lo hace una sola persona. Un niño convencido, pues no cambia a toda su familia. Tenemos que hacer que toda su familia se sintonice para que haya un cambio de reglas, comportamientos y conductas en su familia, y eso mismo extrapolado a una sociedad.

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Volviendo a la Caminata de la Solidaridad, este evento se caracteriza por tener comparsas y carrozas, lo que me hace pensar en el Carnaval de Barranquilla…

Claro… De hecho, en la Caminata de la Solidaridad va a haber una minimuestra del Carnaval de Barranquilla, del Carnaval de Negros y Blancos y del Desfile de Silleteros; es la fiesta de Bogotá, porque no tenemos otra acá. Es el cuarto evento gratuito más grande en América Latina. Hay carrozas y comparsas de varias partes del país.

¿Por qué hacer un evento gratuito?

Porque las que pagan son las empresas. La idea es que este sea un espacio de esparcimiento para todos por igual. Nosotros llevamos dos años haciendo el evento de forma híbrida, así que el mensaje que quiero darle a la gente es que salga. Estamos haciendo un esfuerzo para volverlo a hacer, así que lo importante es que las personas salgan.

¿Qué les permitió la virtualidad?

El año pasado este fue el evento virtual más grande en América Latina: tuvimos 680 millones de impactos digitales. La virtualidad nos enseñó que la tecnología llegó para quedarse, incluso en una organización como esta. Entonces, estamos utilizándola para que la gente done a través de nuestra página web.

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Doña Nydia Quintero esperaba que cuando ella no estuviera a cargo de la fundación, su familia continuara con la caminata. En la actualidad, usted se ha encargado de conservar su legado. ¿Cómo ha sido eso para usted?

Yo vengo del mundo de la tecnología. Cuando mataron a mi mamá, yo me encontraba en la junta directiva de la fundación y veía todo lo que hacía mi abuela, pero nunca pensé en llegar a reemplazarla. Mi abuela es tan fuerte que uno cree que toda la vida va a durar ahí. A mí me costó mucho trabajo aceptar la presidencia, porque estaba trabajando bien en mi sector, pero cuando veo todo lo que he podido hacer, digo: “Valió la pena”. Me ha dado mucho miedo, porque seguir con algo de una persona exitosa es una responsabilidad muy grande y no es fácil, pero he logrado hacerlo.

Danelys Vega Cardozo

Por Danelys Vega Cardozo

Comunicadora social y periodista de la Universidad de La Sabana con énfasis en periodismo internacional y comunicación política, y un diplomado en comunicación y periodismo de moda. Perteneció al semillero de investigación Acción social y Comunidades, bajo el proyecto Educaré.danelys_vegadvega@elespectador.com

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