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¿Qué es Casa Tinta?
Es un espacio cultural que tiene 10 años de fundación y se enfoca en ilustración y artes gráficas en general. Tiene varios pilares de funcionamiento. El primero es de educación: brindamos talleres de ilustración y todo lo que rodee el libro: tipografía, cartel, etc. Se ofrecen sueltos, pero también como ciclos. Ahora, por ejemplo, tenemos dos muy importantes. El de ilustración, que dura un año, y el de dibujo, que dura un semestre. Ambos tienen como resultado la exposición de proyectos de los estudiantes. El segundo pilar es la parte editorial: es la línea más joven del proyecto Casa Tinta. Nació en 2019 con un libro colectivo llamado De adentro hacia afuera, y en adelante comenzamos a producir libros de contenido ilustrado con autores colombianos.
¿Es una casa que solamente recibiría a personas interesadas en la ilustración?
El proyecto Casa Tinta está pensado como una experiencia para quien visite el espacio, así que se encontrarán con talleres y actividades con enfoque gráfico, pero que también incluyen más disciplinas artísticas. Nos interesan todos los lenguajes. Tenemos una tienda en la que se encuentran diversos productos editoriales, ilustrados, obra gráfica, materiales, etc.
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Buscan cruzar la ilustración o lo gráfico con otros lenguajes, ¿por qué?
Sí, no queremos quedarnos en una labor exclusiva. Por eso tenemos una programación cultural que intenta ampliar sus relaciones con otros lenguajes artísticos, como la danza, el teatro y la música. Es desde esta iniciativa que se armó el principal contenido de la casa, que está dirigido a todo tipo de público.
Hablemos de algunos de esos eventos que integran esa programación...
Diez años consecutivos del Congreso Nacional de Ilustración en la Feria del Libro de Bogotá. Trajimos a 92 invitados de 22 países, y cada año recibimos a 200 y hasta 400 personas que venían a los eventos y exposiciones. También quiero mencionar los “descualquieres” de jueves, de dibujo y guitarra, y un club de dibujo hace siete años, todos los viernes a las 6:30 de la tarde, para la gente más nerd que viene aquí (entre 30 y 50 personas).
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Hablemos de los conciertos ilustrados, que entiendo son de esas apuestas por explorar otras formas de creación...
Han participado grupos como La muchacha, Puerto Candelaria y Briela Ojeda, e integramos la música con dibujo en vivo, que se prepara, específicamente, para ese tipo de conciertos. Lo que queremos es abrirnos a muchas más ideas. Tenemos cuatro versiones de un proyecto que reúne o celebra la música latinoamericana. De hecho, el próximo sábado tendremos una versión llamada La peña, música latinoamericana, un espacio en el que los músicos proponen y conectan de una forma más íntima con el género. Esto se termina convirtiendo en una fiesta de música andina. Queremos abordar otros lenguajes para dinamizar el espacio de Casa Tinta.
Hay un evento más cercano que se realizó con el objetivo de ofrecer una alternativa para el Día de la Independencia, ¿de qué se trata?
Sí, La ruta del grito, que son once espacios culturales que formarán la ruta, y esta es la séptima vez que la hacemos. Cada uno de ellos, de los espacios, lo trabajarán desde su estética, para que la gente haga un recorrido el próximo 20 de julio, que terminará en un rompimiento de floreros en Casa Tinta.
¿Por qué se creó La ruta del grito? ¿Cómo seguir la ruta? ¿Cuál es su relación o propuesta con respecto al Día de la independencia?
La ruta fue pensada para ofrecer una programación paralela a la apología de la guerra, que creemos que es lo que se hace durante el Día de la independencia, y para, además, hablar sobre lo que significa ser independientes en Colombia. La idea siempre fue invitar a las casas culturales que estuvieran por el sector de Teusaquillo a que hicieran una programación ese mismo día en un horario específico. El concepto es el grito de la real independencia, de sus implicaciones, y el rompimiento del florero con un manifiesto ha sido muy simbólico y ha funcionado bastante bien. Al final, cada espacio rompe un florero en el balcón de Casa tinta a las 5 y media de la tarde. Ese es el cierre simbólico de la ruta, que también se pensó con el objetivo de crear un circuito de espacios artísticos. Tenemos el apoyo de la alcaldía local.
¿Apología a la guerra? Hablemos más de esto...
Sentimos que en esos desfiles militares refuerzan la idea de la guerra, así que darle a la ciudad alternativas culturales ha sido un interés casi que de la mayoría de las casas culturales en la ciudad. Es un intento por dar algo más, por juntarnos para pensar en otra cosa que desfiles con armas, etc.
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