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Nacido en San Fabián de Alico, cerca de la sureña ciudad de Chillán, Parra era el mayor de ocho hermanos de una familia de músicos y folcloristas chilenos, entre ellos la cantautora Violeta Parra.
Fue el único de sus hermanos que estudió más allá de la primaria. Se graduó como profesor de Matemáticas y se especializó como físico en Estados Unidos, para luego incorporarse como docente de esta disciplina en la Universidad de Chile, donde durante 20 años dirigió la Escuela de Ingeniería.
Tras viajar a Oxford para formarse en cosmología y entrar en contacto con otras culturas, regresó a Chile con un marcado sello rupturista que caracterizó toda su obra venidera. Entonces escribió su segundo poemario, Poemas y antipoemas (1954), en el que instaló el concepto de "antipoesía" y que fue considerado por la crítica de la época como una obra revolucionaria en el campo de la lírica.
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Desafiante con la poesía tradicional, entonces encabezada por Pablo Neruda y Vicente Huidobro, Parra consolidó a partir de ahí su propio estilo: crítico, cuestionador e irreverente, con el que no dejaba a nadie indiferente: para unos era admirado y para otros, repudiado.
Su intensa actividad literaria aborda el absurdo, el humor y la cultura popular en más de 20 obras y reconocimientos nacionales e internacionales. Recibió el Premio Nacional de Literatura (1969) y el Premio Miguel de Cervantes (2011), además de haber sido candidato al Nobel de Literatura en tres ocasiones.
Provocador también en lo político, a diferencia de sus hermanos, fue crítico con el Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende (1970-1973), y luego con la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Tras el golpe militar, aceptó un cargo en la Universidad de Chile, aunque renunció un mes después.
Conflicto familiar
Poco tiempo después de la muerte del antipoeta, la familia Parra volvió a ser noticia tras desatarse un conflicto entre hermanos –tuvo seis hijos de tres matrimonios distintos- por la administración de los bienes que dejó en vida el literato.
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Parra redactó su testamento en 2017, un año antes de morir, acompañado de algunos de sus hijos y dejó a la menor -Colombina- como la albacea de su fortuna, entregándole el 58,3% del total de la herencia.
Tras la muerte del padre, los dos hermanos mayores, Alberto y Catalina Parra, hijos de su primer matrimonio, presentaron una demanda de nulidad para revocar el testamento de su padre.
A cinco años de su muerte, la fundación que el poeta ordenó constituir, impulsada por Colombina y el resto de hermanos que están de su parte, aún no puede usar los bienes de la herencia de Nicanor Parra en su totalidad.
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