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                                                                                                                                  Chinua Achebe, el fallecido guerrero de la lengua

                                                                                                                                  A propósito del fallecimiento del escritor nigeriano, bautizado como el padre de la literatura africana moderna, presentamos un perfil del duro crítico de la pérdida cultural africana.

                                                                                                                                  Juan David Torres Duarte

                                                                                                                                  El escritor nigeriano Chinua Achebe. /AFP
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Cuando Achebe nació, en noviembre de 1930, ya su tribu había sido colonizada, reeducada y puesta al servicio del protestantismo. Su abuelo, y un poco su padre, habían sido los únicos que conservaban el pretérito mítico, las leyendas, la fuerza de la oralidad y los proverbios. Por ese entonces, para Achebe resultaba natural comportarse como un buen cristiano. Sus padres, Isaiah Okafo Achebe y Janet Anaenechi Iloegbunam, se habían convertido a la religión protestante y bautizado a sus hijos con nombres que combinaban su tradición y la de su nueva visión. Por ello, el nombre original de Chinua Achebe era Albert Chinualumogu Achebe.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

                                                                                                                                  Su niñez transitó en los pasajes educativos de la Nigeria colonial, colegios regentados por blancos que basaron su educación en las habilidades de sus alumnos. Achebe, en sus primeros años escolares, se mostró como un atento lector. Por entonces leyó las Aventuras de Gulliver, de Jonathan Swift; David Copperfield, de Charles Dickens, y La isla del tesoro de Julio Verne. En otros libros que también referenció, había algunos en que se enfrentaban negros contra blancos. Los blancos eran la imagen de la inteligencia, la astucia y la riqueza; los negros, de un modo que en principio fue aceptado por Achebe, eran el signo de la ignorancia.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Por ese tiempo comenzó a pensar que los negros no eran ignorantes. Que África era misteriosa, que África debía revivir a sus ancestros a través de la palabra. Muchos lo criticaron por escribir en inglés, entre ellos un grupo de escritores nigerianos, pero él respondía que era un modo de retratar, que lo suyo era una conjugación de colonizadores y colonizados; por esa razón, la literatura de Chinua Achebe a traviesa la historia entera de la humanidad, aquella que tocó a América cuando arribaron los españoles y los ingleses, cuando los franceses invadieron Argelia y el norte de África, cuando Alemania se tomó Polonia. Es la historia de la imposición y de la mixtura producto de tal imposición.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Después de recibirse, Achebe devino en profesor, laboró como libretista en el Nigerian Broadcasting System (NBS), viajó a Londres, volvió a su hogar. Allí conoció a un escritor, Gilbert Phelps, le mostró el borrador de su primera novela; entusiasmado, Phelps le dijo que la presentaría a sus editores; Achebe rechazó la oferta porque, pensaba, el escrito necesitaba más pulimento. Uno o dos años después, sin embargo, se la entregó de nuevo a aquel escritor; la novela fue rechazada en varias editoriales bajo el argumento de que la ficción africana no era comercial. Otra editorial aceptó. La publicaron. Hasta hoy se han vendido 10 millones de ejemplares de la obra y ha sido traducida a por lo menos 50 idiomas.

                                                                                                                                  Es difícil, en cualquier sentido, resumir la vida de un hombre. Se podría decir que ese mismo año Achebe ascendió en su trabajo en la NBS y que en poco tiempo conoció a una mujer, Okoli, y se casó y tuvo cuatro hijos y, mucho después, seis nietos. Podría referirse, además, que ganó una beca de la Unesco y viajó por Brasil y Estados Unidos, y en los años que siguieron a la independencia de Nigeria del Reino Unido escribió dos obras más que conformarían la trilogía africana. Eludiendo sus estudios, la guerra civil en su país, su retorno a Ogidi, su pueblo natal —donde vio su casa destruida—, se puede referir también que continuó su carrera de profesor y que cada vez fue más reconocido y que, poco a poco, ganó el título de padre de la literatura africana. Lo dijeron Nadie Gordimer y también Wole Soyinka, ambos premios Nobel de Literatura. Lo dijeron los críticos.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  El escritor nigeriano Chinua Achebe. /AFP
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Cuando Achebe nació, en noviembre de 1930, ya su tribu había sido colonizada, reeducada y puesta al servicio del protestantismo. Su abuelo, y un poco su padre, habían sido los únicos que conservaban el pretérito mítico, las leyendas, la fuerza de la oralidad y los proverbios. Por ese entonces, para Achebe resultaba natural comportarse como un buen cristiano. Sus padres, Isaiah Okafo Achebe y Janet Anaenechi Iloegbunam, se habían convertido a la religión protestante y bautizado a sus hijos con nombres que combinaban su tradición y la de su nueva visión. Por ello, el nombre original de Chinua Achebe era Albert Chinualumogu Achebe.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Por ese tiempo comenzó a pensar que los negros no eran ignorantes. Que África era misteriosa, que África debía revivir a sus ancestros a través de la palabra. Muchos lo criticaron por escribir en inglés, entre ellos un grupo de escritores nigerianos, pero él respondía que era un modo de retratar, que lo suyo era una conjugación de colonizadores y colonizados; por esa razón, la literatura de Chinua Achebe a traviesa la historia entera de la humanidad, aquella que tocó a América cuando arribaron los españoles y los ingleses, cuando los franceses invadieron Argelia y el norte de África, cuando Alemania se tomó Polonia. Es la historia de la imposición y de la mixtura producto de tal imposición.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Después de recibirse, Achebe devino en profesor, laboró como libretista en el Nigerian Broadcasting System (NBS), viajó a Londres, volvió a su hogar. Allí conoció a un escritor, Gilbert Phelps, le mostró el borrador de su primera novela; entusiasmado, Phelps le dijo que la presentaría a sus editores; Achebe rechazó la oferta porque, pensaba, el escrito necesitaba más pulimento. Uno o dos años después, sin embargo, se la entregó de nuevo a aquel escritor; la novela fue rechazada en varias editoriales bajo el argumento de que la ficción africana no era comercial. Otra editorial aceptó. La publicaron. Hasta hoy se han vendido 10 millones de ejemplares de la obra y ha sido traducida a por lo menos 50 idiomas.

                                                                                                                                  Es difícil, en cualquier sentido, resumir la vida de un hombre. Se podría decir que ese mismo año Achebe ascendió en su trabajo en la NBS y que en poco tiempo conoció a una mujer, Okoli, y se casó y tuvo cuatro hijos y, mucho después, seis nietos. Podría referirse, además, que ganó una beca de la Unesco y viajó por Brasil y Estados Unidos, y en los años que siguieron a la independencia de Nigeria del Reino Unido escribió dos obras más que conformarían la trilogía africana. Eludiendo sus estudios, la guerra civil en su país, su retorno a Ogidi, su pueblo natal —donde vio su casa destruida—, se puede referir también que continuó su carrera de profesor y que cada vez fue más reconocido y que, poco a poco, ganó el título de padre de la literatura africana. Lo dijeron Nadie Gordimer y también Wole Soyinka, ambos premios Nobel de Literatura. Lo dijeron los críticos.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Ver todas las noticias
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