“Chiquifantástica”: desvelando el autismo
La serie, dirigida, escrita y producida por Ana Sofía Franco y protagonizada por una niña autista, fue seleccionada para competir en el Annecy Festival 2023, el festival de animación más importante en el mundo, que se realiza del 11 al 17 de junio. Es la única colombiana compitiendo en la categoría TV Films.
Danelys Vega Cardozo
Su cabello es marrón oscuro. A veces viste de amarillo y en otras ocasiones de azul y blanco. Casi siempre está acompañada de una coneja de peluche gris, que nunca varía su atuendo: un chaleco con rayas azules y blancas. Baila, ríe, juega y crea, pero, como dice una canción en donde está presente, “algo en ella es diferente / de la mayoría de la gente / y aunque esto no es muy evidente / siente de una manera peculiar”. Por eso, a ratos, no soporta el ruido y debe proteger sus oídos con sus manos. Ella es Anita y es una niña autista.
En realidad, Anita no es más que un personaje animado creado por la caleña Ana Sofía Franco. No es casualidad que ambas lleven el mismo nombre, como tampoco lo es que aquella coneja gris, Catalina, haya sido inspirada en el que un día fue el peluche infantil de Franco. Porque hace algunos años, mientras ella estaba haciendo su anterior serie, Guillo, el armadillo, empezó con un proceso de autodiagnóstico de autismo, un proceso de investigación que incluyó la lectura de testimonios de personas con este trastorno. Más tarde, dos especialistas le dijeron lo que ya presentía, pero que solo 43 años después confirmó: que era autista. “Yo soy autista, pero soy muchas cosas más y no voy a encerrar mi vida en ese diagnóstico”.
No le gusta vivir bajo la sombra del autismo, pero admite que aquel diagnóstico le ayudó a “devolver la película” y comprender muchas cosas de su infancia por las que antes se juzgaba. “Empecé a admirar mucho a esa niña, porque a pesar de que tenía dificultades, no perdía su entusiasmo por aprender, jugar y crear”. Entre otras cosas, a ella se le dificultaba socializar y tolerar el ruido. “Eres muy mimada”, solían decirle. “Uno cree que es algo normal y aprendes a convivir con eso, pero, en realidad, es algo que puede atormentar a una persona toda la vida, y que un niño o sus padres pueden no entender”.
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La compresión que sí espera lograr a través de Chiquifantástica, la serie animada que creó y cuya protagonista es Anita, quien, al igual que la coneja Catalina, empezó siendo tan solo uno de los primeros dibujos de Ana Sofía Franco durante su proceso de autodiagnóstico de autismo, trastorno que padece uno de cada cien niños, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En cada episodio de aquella serie, compuesta por cuatro capítulos de siete minutos, se cuenta una vivencia de Anita, pero al mismo tiempo se aborda un rasgo del autismo. “La serie solo te da pistas, después de eso lo que se viene es un trabajo propio, de autoconocimiento y diagnóstico”. Ese autoconocimiento que cree que es necesario para que las personas autistas aprendan a ponerse límites, a conocer hasta dónde exigirse, porque “cuando uno no sabe, no tiene ninguna herramienta”. No solo ellos, sino también sus padres y la sociedad, que a veces pueden catalogarlos de raros o introvertidos.
Y lo cierto es que, aunque tengan problemas para socializar, sí quieren hacerlo; solo que se les dificulta, al igual que el lenguaje, ya sea porque tienen complicaciones para comunicarse o comprender ciertas palabras. Ana Sofía Franco aprendió a comunicarse a través de las historias que crea, de los libretos para contenidos audiovisuales infantiles que escribe desde hace 20 años y que suelen estar dirigidos para el mismo público: el de preescolar. Las series animadas no son lo único que crea para los niños, porque también hace muñecos y títeres. “La verdad nunca me he preguntado por qué. Es lo que me gusta, lo que me atrae… Creo que sigo siendo muy niña”.
— ¿Y piensa que eso es positivo o negativo?
— No lo sé. Hay muchas cosas en las que tengo que ser adulta, si no no hubiera podido sacar esta serie adelante.
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Su afirmación no son palabras sueltas, que se pronuncian sin tener en cuenta el trasfondo de lo aseverado. Chiquifantástica hoy es una realidad gracias a una beca, una convocatoria de estímulos del Ministerio de Cultura, que ganó en 2022. “Tener tanto dinero y tanta gente trabajando para hacer esta serie no estaba en mis manos”. Y con eso y todo “el presupuesto fue muy reducido”. No solo el dinero, también el tiempo de creación: cuatro meses, desde agosto hasta noviembre del 2022. “Lo máximo que me enseñó Chiquifantástica es que soy capaz de hacer muchas cosas, porque me tocó aprender cosas que no sabía y también poner en práctica otras de mi experiencia profesional”.
Detrás de la serie hubo un equipo de 30 personas, pero, aun así, le tocó, aparte de dirigirla, escribirla y producirla, encargarse de hacer todo el seguimiento de lo que pasaba con los animadores, editar, finalizar, hacer la voz de uno de los personajes y diseñarlos para que luego un ilustrador hiciera el trabajo final y, de paso, manejar la parte administrativa, aunque culminando el proyecto consiguió alguien que la ayudara. “Aunque sufrí mucho, me enriqueció demasiado. Siento que es una serie más autoral, porque yo me encuentro en todo. Nada se hizo sin que yo no metiera las manos”. No pasó lo mismo con su proyecto anterior.
En Guillo, el armadillo casi nada estuvo bajo su control, pues contrató a más personas para que se encargaran de los distintos roles que se necesitaban para la realización de la serie, a la que quizás le debe, en parte, su competencia en el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy. El año pasado estuvo enviando aquella propuesta audiovisual a festivales, con el fin de poder concursar, lo que le permitió conocer varios de ellos. No la envió al Annecy, pero supo de su existencia. A inicios de 2023, se animó a enviar Chiquifantástica a aquel certamen. “Yo la mandé con pocas expectativas, porque la serie es un poco minimalista, porque se hizo muy rápido y no tuvimos un gran estudio de animación. Entonces, aunque lo deseaba mucho, era como algo que uno cree que no va a pasar”. Sin embargo, la vida la sorprendió.
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Un día, revisando su correo, se dio cuenta de que le había llegado un mensaje del Annecy. Chiquifantástica había sido seleccionada para competir en la categoría TV Films. Aunque esa noticia la invadió de felicidad, en esos momentos no dimensionó la magnitud de lo que eso significaba. Unos días después, vio que estudios de animación como Sony Pictures Animation y productoras como Warner Bros. estaban celebrando en redes sociales por su nominación en la misma categoría que la de su serie. “¿Cómo así?... De verdad es como un sueño”, pensó.
Hace poco se le cumplió otro sueño: poder viajar a Francia al Annecy Festival 2023, que se realizará del 11 al 17 de junio. No contaba con los recursos económicos suficientes para cubrir los gastos que implicaba trasladarse hasta el país europeo y además tener que destinar algo de dinero para subtitular la serie al francés. De repente se le ocurrió hacer una de esas “vaki”, que son tan frecuentes hoy. “Soy Anita y con tu ayuda podré volar a Annecy, Francia, para participar de este gran evento, en busca de nuevas oportunidades para Chiquifantástica”. Anita solo logró reunir el 6 % de la meta que se propuso ($10′000.000). A pesar de eso, el viaje será una realidad gracias a un apoyo que le dio la Secretaría de Cultura de Cali. “La serie necesita ir a festivales en búsqueda de una plataforma o canal al que le interese emitirla y coproducir más episodios”.
No importa la latitud en la que se encuentre Ana Sofía Franco, hay algo que espera siempre conservar: su niña interior. “Me permite sobrevivir, porque esa niña siempre quiso crear cosas y contar historias, y si las hubiera dejado a un lado para dedicarme a otro trabajo, me hubiera perdido a mí misma y mi vida no tendría mucho sentido”.
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Su cabello es marrón oscuro. A veces viste de amarillo y en otras ocasiones de azul y blanco. Casi siempre está acompañada de una coneja de peluche gris, que nunca varía su atuendo: un chaleco con rayas azules y blancas. Baila, ríe, juega y crea, pero, como dice una canción en donde está presente, “algo en ella es diferente / de la mayoría de la gente / y aunque esto no es muy evidente / siente de una manera peculiar”. Por eso, a ratos, no soporta el ruido y debe proteger sus oídos con sus manos. Ella es Anita y es una niña autista.
En realidad, Anita no es más que un personaje animado creado por la caleña Ana Sofía Franco. No es casualidad que ambas lleven el mismo nombre, como tampoco lo es que aquella coneja gris, Catalina, haya sido inspirada en el que un día fue el peluche infantil de Franco. Porque hace algunos años, mientras ella estaba haciendo su anterior serie, Guillo, el armadillo, empezó con un proceso de autodiagnóstico de autismo, un proceso de investigación que incluyó la lectura de testimonios de personas con este trastorno. Más tarde, dos especialistas le dijeron lo que ya presentía, pero que solo 43 años después confirmó: que era autista. “Yo soy autista, pero soy muchas cosas más y no voy a encerrar mi vida en ese diagnóstico”.
No le gusta vivir bajo la sombra del autismo, pero admite que aquel diagnóstico le ayudó a “devolver la película” y comprender muchas cosas de su infancia por las que antes se juzgaba. “Empecé a admirar mucho a esa niña, porque a pesar de que tenía dificultades, no perdía su entusiasmo por aprender, jugar y crear”. Entre otras cosas, a ella se le dificultaba socializar y tolerar el ruido. “Eres muy mimada”, solían decirle. “Uno cree que es algo normal y aprendes a convivir con eso, pero, en realidad, es algo que puede atormentar a una persona toda la vida, y que un niño o sus padres pueden no entender”.
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La compresión que sí espera lograr a través de Chiquifantástica, la serie animada que creó y cuya protagonista es Anita, quien, al igual que la coneja Catalina, empezó siendo tan solo uno de los primeros dibujos de Ana Sofía Franco durante su proceso de autodiagnóstico de autismo, trastorno que padece uno de cada cien niños, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En cada episodio de aquella serie, compuesta por cuatro capítulos de siete minutos, se cuenta una vivencia de Anita, pero al mismo tiempo se aborda un rasgo del autismo. “La serie solo te da pistas, después de eso lo que se viene es un trabajo propio, de autoconocimiento y diagnóstico”. Ese autoconocimiento que cree que es necesario para que las personas autistas aprendan a ponerse límites, a conocer hasta dónde exigirse, porque “cuando uno no sabe, no tiene ninguna herramienta”. No solo ellos, sino también sus padres y la sociedad, que a veces pueden catalogarlos de raros o introvertidos.
Y lo cierto es que, aunque tengan problemas para socializar, sí quieren hacerlo; solo que se les dificulta, al igual que el lenguaje, ya sea porque tienen complicaciones para comunicarse o comprender ciertas palabras. Ana Sofía Franco aprendió a comunicarse a través de las historias que crea, de los libretos para contenidos audiovisuales infantiles que escribe desde hace 20 años y que suelen estar dirigidos para el mismo público: el de preescolar. Las series animadas no son lo único que crea para los niños, porque también hace muñecos y títeres. “La verdad nunca me he preguntado por qué. Es lo que me gusta, lo que me atrae… Creo que sigo siendo muy niña”.
— ¿Y piensa que eso es positivo o negativo?
— No lo sé. Hay muchas cosas en las que tengo que ser adulta, si no no hubiera podido sacar esta serie adelante.
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Su afirmación no son palabras sueltas, que se pronuncian sin tener en cuenta el trasfondo de lo aseverado. Chiquifantástica hoy es una realidad gracias a una beca, una convocatoria de estímulos del Ministerio de Cultura, que ganó en 2022. “Tener tanto dinero y tanta gente trabajando para hacer esta serie no estaba en mis manos”. Y con eso y todo “el presupuesto fue muy reducido”. No solo el dinero, también el tiempo de creación: cuatro meses, desde agosto hasta noviembre del 2022. “Lo máximo que me enseñó Chiquifantástica es que soy capaz de hacer muchas cosas, porque me tocó aprender cosas que no sabía y también poner en práctica otras de mi experiencia profesional”.
Detrás de la serie hubo un equipo de 30 personas, pero, aun así, le tocó, aparte de dirigirla, escribirla y producirla, encargarse de hacer todo el seguimiento de lo que pasaba con los animadores, editar, finalizar, hacer la voz de uno de los personajes y diseñarlos para que luego un ilustrador hiciera el trabajo final y, de paso, manejar la parte administrativa, aunque culminando el proyecto consiguió alguien que la ayudara. “Aunque sufrí mucho, me enriqueció demasiado. Siento que es una serie más autoral, porque yo me encuentro en todo. Nada se hizo sin que yo no metiera las manos”. No pasó lo mismo con su proyecto anterior.
En Guillo, el armadillo casi nada estuvo bajo su control, pues contrató a más personas para que se encargaran de los distintos roles que se necesitaban para la realización de la serie, a la que quizás le debe, en parte, su competencia en el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy. El año pasado estuvo enviando aquella propuesta audiovisual a festivales, con el fin de poder concursar, lo que le permitió conocer varios de ellos. No la envió al Annecy, pero supo de su existencia. A inicios de 2023, se animó a enviar Chiquifantástica a aquel certamen. “Yo la mandé con pocas expectativas, porque la serie es un poco minimalista, porque se hizo muy rápido y no tuvimos un gran estudio de animación. Entonces, aunque lo deseaba mucho, era como algo que uno cree que no va a pasar”. Sin embargo, la vida la sorprendió.
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Un día, revisando su correo, se dio cuenta de que le había llegado un mensaje del Annecy. Chiquifantástica había sido seleccionada para competir en la categoría TV Films. Aunque esa noticia la invadió de felicidad, en esos momentos no dimensionó la magnitud de lo que eso significaba. Unos días después, vio que estudios de animación como Sony Pictures Animation y productoras como Warner Bros. estaban celebrando en redes sociales por su nominación en la misma categoría que la de su serie. “¿Cómo así?... De verdad es como un sueño”, pensó.
Hace poco se le cumplió otro sueño: poder viajar a Francia al Annecy Festival 2023, que se realizará del 11 al 17 de junio. No contaba con los recursos económicos suficientes para cubrir los gastos que implicaba trasladarse hasta el país europeo y además tener que destinar algo de dinero para subtitular la serie al francés. De repente se le ocurrió hacer una de esas “vaki”, que son tan frecuentes hoy. “Soy Anita y con tu ayuda podré volar a Annecy, Francia, para participar de este gran evento, en busca de nuevas oportunidades para Chiquifantástica”. Anita solo logró reunir el 6 % de la meta que se propuso ($10′000.000). A pesar de eso, el viaje será una realidad gracias a un apoyo que le dio la Secretaría de Cultura de Cali. “La serie necesita ir a festivales en búsqueda de una plataforma o canal al que le interese emitirla y coproducir más episodios”.
No importa la latitud en la que se encuentre Ana Sofía Franco, hay algo que espera siempre conservar: su niña interior. “Me permite sobrevivir, porque esa niña siempre quiso crear cosas y contar historias, y si las hubiera dejado a un lado para dedicarme a otro trabajo, me hubiera perdido a mí misma y mi vida no tendría mucho sentido”.
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