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                                                                                                                                Cinéfilos: ¿qué tanto confiar en IMDb?

                                                                                                                                Un experto analiza el impacto en Colombia de la Internet Movie Database, la popular base de datos de películas. Un sistema de juzgamiento para discutir.

                                                                                                                                Deivis Cortés * / Especial para El Espectador

                                                                                                                                IMDb apareció en los 90 como base de datos que circulaba por correo electrónico. / Getty Images
                                                                                                                                Foto: Getty Images/Hero Images - Hero Images
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Como base de datos presta un servicio invaluable. Reúne información y la pone a disposición gratuitamente, ejerciendo como memoria audiovisual colectiva. Sin embargo, cuando un espectador (crítico, comunicador social, estudiante, docente) consulta IMDb para adquirir o corroborar un dato (reparto, equipo técnico, galardones, fechas), no sólo obtiene información sino una (la) clasificación: un número de 1 al 10 correspondiente al promedio de votaciones realizadas por otros usuarios. Y aunque puede que la clasificación sea ignorada la primera vez, el usuario seguirá encontrándola consulta tras consulta, hasta terminar absorbido, consumido y contaminado por una lógica tácita pero vertical: cualquier película que tenga menos de 6 no es digna de verse, cualquier película clasificada entre 6 a 7 es “competente” pero no precisamente buena; las películas por encima de 7 son “buenas” y “dignas de verse”, pero no son obras maestras, como parecen serlo las que tienen entre 8 y 10. Las películas dejan de juzgarse en términos de decisiones estéticas y empiezan a evaluarse en términos numéricos. Antes de IMDb bastaba una recomendación verbal para provocar el visionado de una película. Bastaba la curiosidad o el mero azar. Hoy no. Cada vez que le recomiendan películas a un espectador potencial, este confronta y consulta con IMDb, como pagando el peaje de la clasificación, como pidiendo permiso. Si la película tiene menos de 6, seguramente no la verá. Si la película tiene de 6 a 7, la verá, pero no inmediatamente; aplazará el visionado hasta el siguiente puente festivo. Pero si la película tiene 8, se visualizará esa misma noche, y si tiene 9 o 10, ese espectador hipotético dejará de hacer lo que esté haciendo para sumergirse en la experiencia audiovisual. Así lo dictamina IMDb.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Yoga Hosers (2016), por ejemplo, es una película de Kevin Smith que me resistí a ver por culpa de IMDb. Está clasificada con un 4,3 altamente disuasorio que la película no merece. No es una película perfecta. Tiene excesos y aspectos débiles, pero no son tantos ni son tan graves para ameritar una clasificación por debajo de la media. Si tuviera que clasificarla según los estándares de IMDb, le daría un 6,5 o un 6,8, es decir, el mismo puntaje del que gozan varios títulos que “se dejan ver”. Smith, por su parte, se lo ha tomado bien. Hace bromas al respecto y usa la expresión “Yoga Hosers” como call back permanente en sus conferencias cómicas y en sus pódcasts. Aunque debe estarle doliendo mucho, máxime cuando su imagen de identificación en IMDb es justamente una fotografía suya exhibiendo una camiseta negra con el logo amarillo de IMDb. Smith es deliberadamente mediático y no desconoce el valor de saberse vender, figurar allí donde lo inviten. Pero esta vez le salió el tipo por la culata. Esa foto suya avala un sistema que lo perjudica. Un sistema que, por obra y gracia del puntaje vertical, ha hecho que mucha gente se aleje de su última película, incluso sus fans más acérrimos.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Es bastante probable que, dentro de algunas décadas, la industria empiece a capitalizar estas puntuaciones. Es probable que la lógica IMDb, cuyo objetivo era clasificar información sobre la historia del cine, termine definiendo el destino del séptimo arte. Denunciar no sirve de nada. Pero sí valdría la pena hacer algo a nivel simbólico: un ciclo retrospectivo-prospectivo titulado: “apelando a IMDb”.

                                                                                                                                * Coordinador de investigaciones de cine y TV, Universidad Manuela Beltrán. dacortesp@gmail.com.

                                                                                                                                IMDb apareció en los 90 como base de datos que circulaba por correo electrónico. / Getty Images
                                                                                                                                Foto: Getty Images/Hero Images - Hero Images
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Como base de datos presta un servicio invaluable. Reúne información y la pone a disposición gratuitamente, ejerciendo como memoria audiovisual colectiva. Sin embargo, cuando un espectador (crítico, comunicador social, estudiante, docente) consulta IMDb para adquirir o corroborar un dato (reparto, equipo técnico, galardones, fechas), no sólo obtiene información sino una (la) clasificación: un número de 1 al 10 correspondiente al promedio de votaciones realizadas por otros usuarios. Y aunque puede que la clasificación sea ignorada la primera vez, el usuario seguirá encontrándola consulta tras consulta, hasta terminar absorbido, consumido y contaminado por una lógica tácita pero vertical: cualquier película que tenga menos de 6 no es digna de verse, cualquier película clasificada entre 6 a 7 es “competente” pero no precisamente buena; las películas por encima de 7 son “buenas” y “dignas de verse”, pero no son obras maestras, como parecen serlo las que tienen entre 8 y 10. Las películas dejan de juzgarse en términos de decisiones estéticas y empiezan a evaluarse en términos numéricos. Antes de IMDb bastaba una recomendación verbal para provocar el visionado de una película. Bastaba la curiosidad o el mero azar. Hoy no. Cada vez que le recomiendan películas a un espectador potencial, este confronta y consulta con IMDb, como pagando el peaje de la clasificación, como pidiendo permiso. Si la película tiene menos de 6, seguramente no la verá. Si la película tiene de 6 a 7, la verá, pero no inmediatamente; aplazará el visionado hasta el siguiente puente festivo. Pero si la película tiene 8, se visualizará esa misma noche, y si tiene 9 o 10, ese espectador hipotético dejará de hacer lo que esté haciendo para sumergirse en la experiencia audiovisual. Así lo dictamina IMDb.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Yoga Hosers (2016), por ejemplo, es una película de Kevin Smith que me resistí a ver por culpa de IMDb. Está clasificada con un 4,3 altamente disuasorio que la película no merece. No es una película perfecta. Tiene excesos y aspectos débiles, pero no son tantos ni son tan graves para ameritar una clasificación por debajo de la media. Si tuviera que clasificarla según los estándares de IMDb, le daría un 6,5 o un 6,8, es decir, el mismo puntaje del que gozan varios títulos que “se dejan ver”. Smith, por su parte, se lo ha tomado bien. Hace bromas al respecto y usa la expresión “Yoga Hosers” como call back permanente en sus conferencias cómicas y en sus pódcasts. Aunque debe estarle doliendo mucho, máxime cuando su imagen de identificación en IMDb es justamente una fotografía suya exhibiendo una camiseta negra con el logo amarillo de IMDb. Smith es deliberadamente mediático y no desconoce el valor de saberse vender, figurar allí donde lo inviten. Pero esta vez le salió el tipo por la culata. Esa foto suya avala un sistema que lo perjudica. Un sistema que, por obra y gracia del puntaje vertical, ha hecho que mucha gente se aleje de su última película, incluso sus fans más acérrimos.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Es bastante probable que, dentro de algunas décadas, la industria empiece a capitalizar estas puntuaciones. Es probable que la lógica IMDb, cuyo objetivo era clasificar información sobre la historia del cine, termine definiendo el destino del séptimo arte. Denunciar no sirve de nada. Pero sí valdría la pena hacer algo a nivel simbólico: un ciclo retrospectivo-prospectivo titulado: “apelando a IMDb”.

                                                                                                                                * Coordinador de investigaciones de cine y TV, Universidad Manuela Beltrán. dacortesp@gmail.com.

                                                                                                                                Por Deivis Cortés * / Especial para El Espectador

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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