Clorinda Matto de Turner: escritora, periodista, activista y educadora
La peruana ha sido reconocida como una de las precursoras de la novela hispanoamericana y del género indigenista.
Mónica Acebedo
“Los que ejercitan el bien con el desgraciado no pueden medir nunca la magnitud de una sola palabra de bondad, una sonrisa de dulzura que para el caído, para el infeliz, es como el rayo de sol que vuelve la vida a los miembros entumecidos por el hielo de la desgracia”. - Aves sin nido
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
“Los que ejercitan el bien con el desgraciado no pueden medir nunca la magnitud de una sola palabra de bondad, una sonrisa de dulzura que para el caído, para el infeliz, es como el rayo de sol que vuelve la vida a los miembros entumecidos por el hielo de la desgracia”. - Aves sin nido
Clorinda Matto fue una de las plumas más transgresoras y relevantes no solo de las letras peruanas, sino de la literatura latinoamericana de finales del siglo XIX y comienzos del XX. A través de su pluma se dedicó a defender los derechos de los pueblos indígenas, de las mujeres de su tiempo y a criticar las injusticias de la sociedad peruana. Fue una figura controvertida, apreciada, repudiada y, por momentos, olvidada, pero su papel fue fundamental en la historia de las letras y el periodismo peruano. Marcel Velásquez Castro, en el prólogo del libro Las empresas del pensamiento: Clorinda Matto de Turner, de Miguel Vargas Yábar, resume con acierto el eje de su discurso: “La denuncia de la opresión social del indígena y la revalorización de la herencia prehispánica constituye factores centrales en el discurso de la escritora durante su intensa actividad pública, entre 1875 y 1895. Ella busca abiertamente el progreso de la nación, pero su horizonte civilizatorio es más denso y complejo que el de sus pares criollos del período. No solo contribuye a construir un pasado que asigna un lugar relevante al mundo andino y que descentra el papel hegemónico de Lima, sino que afirma radicalmente el proyecto liberal modernizador y su promesa emancipatoria” (Grupo Pakarina, 2013, p. 12).
Grimanesa Martina Matto Usandivaras nació el 11 de noviembre de 1852 en Cuzco, Perú, en el seno de una familia mestiza. Perdió a su madre cuando tenía 10 años y se educó en el Colegio femenino Educandas de Cuzco. Su cercanía con la cultura indígena y su interés por aprender la llevaron a interesarse por los temas de denuncia pública. Se casó con un inglés, Joseph Turner, y juntos vivieron en un pequeño pueblo andino donde Clorinda profundizó en sus estudios sobre los pueblos indígenas. En 1876 fundó una revista llamada El recreo de Cuzco, donde publicó numerosos artículos sobre literatura y cultura indígena. En 1881 murió su esposo, y desde ese momento se dedicó a la escritura en forma más constante. Publicó varios artículos periodísticos en los que defendió los derechos de las mujeres y de los indígenas, y exigió mayores recursos para la educación. Además, fue muy activa recolectando recursos para las personas necesitadas. Fue, además, traductora del quechua al español.
Aves sin nido (1889) es una de sus novelas más relevantes, por ser una de las obras precursoras del indigenismo en literatura. El eje argumental de la novela es el abuso de la Iglesia católica y los miembros de las élites criollas a la población indígena: “Nacimos indios, esclavos del cura, esclavos del gobernador, esclavos del cacique, esclavos de todos los que agarran la vara del mandón”. Tiene como contexto espacial un pueblo ficticio llamado Killac, ubicado en la cordillera de los Andes. Una historia de amor entre hermanos, que desconocen su consanguinidad, sirve de hilo conductor de la narración y de base para las denuncias de Matto: “La influencia ejercida por los curas es tal en estos lugares, que su palabra toca los límites del mandato sagrado, y es tanta la docilidad de carácter del indio, que no obstante de que en el fondo de las cabañas, en la intimidad, se critica ciertos actos de los párrocos con palabras veladas, el poder de la superstición conservada por estos avasalla todo razonamiento y hace de su voz la ley de los feligreses”. La obra causó escándalo en la época, sobre todo ante las autoridades eclesiásticas que decidieron excomulgarla.
Publicó otras obras, como la novela Índole (1891), también en un pueblo ficticio que logró integrar la cultura indígena con la criolla, sin asumir que una es superior que la otra. Retrató con cuidado costumbres que dialogaron con temas como el linaje y la condición de las mujeres; Herencia (1895), por su parte, fue una novela que se centró en los problemas de clases sociales, tan marcados a finales del siglo XIX, que también denunció los temas de racismo e identidad. Además, publicó Tradiciones cusqueñas en 1884, una colección de artículos que incluyó leyendas, mitos y costumbres de los diferentes pueblos indígenas de Perú.
Su activismo, sus novelas, ensayos y artículos periodísticos fueron polémicos, criticados por la Iglesia y por los gobiernos de turno. Tanto, que se vio obligada a viajar en 1895 a Buenos Aires, Argentina, donde vivió exiliada hasta su muerte, el 25 de octubre de 1909.
Es decir, fue una de las escritoras más importantes de las letras peruanas. Precursora del movimiento indigenista en la literatura, defensora de los pueblos indígenas y su cultura, denunciante del maltrato y el abuso de la Iglesia católica, crítica de la sociedad criolla, pionera del periodismo femenino y activista social.