Colombia y España, dos grandes pilares iberoamericanos de la cultura en español
En el centro histórico de Bogotá, en el convento de los agustinos de La Candelaria, se ubicará el centro cultural de España. A propósito de la firma del comodato ayer, el embajador de España presenta en este texto los pormenores del proyecto.
Joaquín de Arístegui Laborde*, especial para El Espectador
La UNESCO define el patrimonio cultural como un bien, que a la vez es un proceso que suministra a las sociedades un caudal de recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se transmiten a las generaciones futuras para su desarrollo social. El patrimonio es importante para la cultura pero también para el respeto de la diversidad y la inclusión, en cuanto constituye el capital cultural de las sociedades contemporáneas. Contribuye a la revalorización continua de las culturas y de las identidades, y es un vehículo importante para la transmisión de experiencias, aptitudes y conocimientos entre generaciones. Además, es fuente de inspiración para la creatividad y la innovación, contiene el potencial de promover el acceso a la diversidad cultural y su disfrute, y enriquece ese activo social, conformando un sentido de pertenencia, individual y colectivo, que ayuda a mantener la cohesión social y territorial. Este enfoque es la base del trabajo de la Cooperación Española desde hace más de 30 años y el apoyo al patrimonio cultural colombiano ha estado siempre en el centro de nuestras intervenciones en todas las regiones del país.
Trabajando en este sentido, ayer, 1 de febrero, el gobierno de España, representado por el director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Antón Leis, firmó un comodato con la Orden de los Agustinos Recoletos (Provincia de Nuestra Señora de La Candelaria), en virtud del cual se acuerda la cesión a España, a través de su embajada en Colombia (Cooperación Cultural Española AECID), del uso del conjunto del claustro de San Nicolás de Tolentino, que hoy ocupa el convento agustiniano en el centro histórico de Bogotá, para ser la sede, tras un proceso de rehabilitación patrimonial del edificio, del futuro Centro Cultural de España en Bogotá (en adelante CCEB).
Esta firma, que tuvo lugar el día previo a la emblemática y muy bogotana celebración de la fiesta de Nuestra Señora de La Candelaria (hoy, 2 de febrero), marca un nuevo hito en las relaciones culturales entre España y Colombia. Este importante acuerdo ha sido posible gracias a la generosidad de los propietarios, la Orden Agustina Recoleta (OAR), al dedicado esfuerzo de mis predecesores al frente de la misión diplomática española en este país, la constancia del magnífico equipo de la Consejería Cultural de la Embajada y de la AECID en Madrid, y también al apoyo de la Alcaldía Mayor de Bogotá y de los Ministerios de Relaciones Exteriores y Cultura del Gobierno de la República (del anterior y del actual).
El conjunto de San Nicolás es uno de los espacios más sobresalientes de la zona antigua de la ciudad, donde residen y operan muchas de sus grandes instituciones culturales y sociales. Declarado de Interés Cultural, dispone de su propio Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP). Para la Cooperación Española en Colombia, es un orgullo compartir distrito con el Museo Botero, la Biblioteca Luis Ángel Arango, el Teatro Colón y su nuevo Centro Nacional de las Artes, el Instituto Caro y Cuervo, el Museo Militar, el Centro Cultural Gabriel García Márquez, la Catedral Primada, el Museo Colonial y, por supuesto, el Palacio de San Carlos, por citar solo algunos de ellos.
(También puede leer: Quince años del Centro Cultural Gabriel García Márquez)
Antes de abrir sus puertas, la AECID, tras la firma del comodato y previo desarrollo de un detallado estudio, iniciará un proceso de rehabilitación y recuperación patrimonial del edificio, no exento de complejidad por la importancia y antigüedad del inmueble, pero que también servirá para poner en valor el trabajo de la Escuela Taller de Bogotá, que forma en oficios de recuperación de patrimonio, a la vez que crea empleo para la juventud.
Cabe recordar que en 1651 se inauguró el “artístico sagrario del altar”, según dice la memoria; que en 1680 algunos religiosos habitaron la casa identificada con el número 87; que en 1684 los fieles se propusieron construir una iglesia de mayores proporciones a la vez que aumentar la vivienda de los religiosos, dando al convento forma claustral; hasta que en 1703 se inauguró formalmente la iglesia. Este es un edificio cuya línea en el tiempo muestra usos diversos: ha sido primero convento, después cuartel militar en época republicana, sede de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Nacional y, ya en el siglo XX, Colegio de los Padres Agustinos y de nuevo convento, hasta que fue declarado, en 1975, Monumento Nacional.
Ahora España, a través de su programa de “Patrimonio para el Desarrollo”, que tiene una larga y reconocida trayectoria en el mundo (y particularmente en Colombia, donde está desde hace más de treinta años), con intervenciones en más de cuarenta países, de los cuales una gran parte en esta región, y que aquí está ligado a las Escuelas Taller, con una inversión acumulada de más de 17,6 millones €, se dispone a recuperar, en permanente y estrecha colaboración con los padres agustinos, el espacio que ocupará su futuro Centro Cultural.
Sin duda, la historia de éxito que constituye la magnífica intervención patrimonial de la AECID en la iglesia y convento de Santo Domingo de Cartagena de Indias (el segundo es sede hoy del Centro de Formación de la Cooperación Española AECID, siendo de largo el más activo de la red existente en América), aportará un gran caudal de buenas prácticas y experiencias para llevar a buen puerto este extraordinario empeño.
Tanto la rehabilitación del edificio como la gestión del futuro CCEB se llevará a cabo desde la Dirección de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID, cuyos tres departamentos (de Cooperación y Promoción Cultural, de Cooperación Universitaria y Científica, y de Coordinación de Relaciones Culturales y Científicas) llevan a cabo el fomento, la gestión y la ejecución de las políticas públicas de cooperación cultural para el desarrollo; la cooperación universitaria y científica al desarrollo; las relaciones y convenios internacionales en el ámbito cultural y científico; y la promoción y desarrollo de las relaciones culturales y científicas con otros países.
Una vez esté operativo, el Centro se integrará en la red de centros culturales españoles que, desde 1976 con la apertura del primero en Asunción (Paraguay), tiene hoy diecinueve edificios, de los cuales diecisiete en América y dos en África Subsahariana. La altísima presencia de centros a este lado del Atlántico habla por sí sola de la relevancia de nuestro partenariado en la región. El CCEB, que será el vigésimo en abrir, pondrá a disposición de los usuarios aulas-taller, auditorios, salas de exposiciones, espacios multiusos para actividad artística, bibliotecas, mediatecas, medialabs y espacios de reflexión en numerosas materias, haciendo realidad lo afirmado por Gabriel García Márquez: “La cultura es el aprovechamiento social del conocimiento”.
(Le puede interesar: Balance del Hay Festival Cartagena: cifras, conclusiones y proyecciones)
De forma más concreta, se prevé que en este centro se abra un espacio, innovador y necesario, para que colombianos y españoles, de cualquier ámbito profesional, podamos reflexionar y debatir sobre nuestro legado histórico común (con una visión historiográfica avanzada y global, centrando ese esfuerzo compartido en lo mucho que nos une y unirá siempre) y para que la cooperación científica en español ocupe el lugar que merece en nuestras agendas de progreso.
Lógicamente, siendo España, como es, un país iberoamericano, europeo y mediterráneo, el CCEB podrá ser también lugar de encuentro y reflejo de iniciativas culturales, científicas, tecnológicas y mediáticas de la UE y de la red española de centros de diplomacia pública (Casa de América, Casa Árabe, Casa-Centro Sefarad, Casa Mediterráneo, Casa Asia y Casa África) y de la Fundación-Consejo España Colombia. Esta ambiciosa labor se hará siempre en colaboración con contrapartes locales, fomentando intercambios, contribuyendo a la creación del Espacio Cultural Iberoamericano, trabajando en red con los demás centros culturales y de formación de la cooperación española (y muy especialmente con el de Cartagena de Indias), apostando por la descentralización de la cultura en el territorio colombiano e impulsando el intercambio y la circulación de actores y servicios culturales.
El inicio del gran proyecto del Centro Cultural de España en Bogotá también es una buena ocasión para recordar la vigencia, fortaleza, riqueza y dinamismo de nuestra agenda cultural bilateral. Aunque es una relación antigua y profunda, en tiempos más cercanos se ha robustecido: por citar solo dos ejemplos, desde la puesta en marcha del programa Foco Cultural España Colombia (que entre 2018 y 2019 trajo proyectos tan emblemáticos como “El Prado en las calles” o la exposición del “Agnus Dei” de Zurbarán en el Banco de la República), hasta, tras la peor parte de la pandemia de COVID, la participación de España como País Invitado de Honor en las temporadas 2022 y 2023 del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo (con la presencia, este año, de más de trescientos artistas en veintinueve espectáculos, incluidos el Ballet Nacional, la Compañía de María Pagés, la Orquesta Sinfónica Nacional y la Compañía Nacional de Danza). Siempre en el contexto de las artes escénicas y la música, en este caso moderna, se debe destacar que los mejores cantantes y grupos españoles vuelven a ser fijos en el calendario de las principales salas de conciertos, entre las que destaca una de las mejores del hemisferio, el Movistar Arena de Bogotá.
Por otra parte, en el marco de la protección y promoción de nuestra lengua común, la colaboración y convergencia de intereses es total entre, por un lado, nuestras academias de la lengua, y por otro, los Institutos Caro y Cuervo en Colombia y Cervantes en España. En el plano de la literatura y el mundo editorial, cabe resaltar, como grandes hitos: la espléndida labor desarrollada en Colombia por el Grupo Planeta, que tiene en este país uno de sus principales referentes y mercados; la altísima participación de autoras y autores españoles en el Festival Hay que cada año tiene lugar en Jericó, Medellín y Cartagena de Indias, donde el Centro de Formación AECID sirve de sede emblemática; y la ya confirmada participación de España, como País Invitado, en la edición 2025 de la FILBO, una de las dos ferias del libro más importantes en Hispanoamérica (en términos de participantes y público).
Otros capítulos importantes son la industria audiovisual y los medios de comunicación. En cuanto a la primera, los intercambios entre los dos países son cada vez mayores, en cine, televisión y producción de series para plataformas digitales; es una de las áreas culturales en la que se percibe con mayor claridad la complementariedad de los profesionales de ambos países. Por lo que respecta al ámbito mediático, con su papel primordial como elemento difusor de la cultura, hay que destacar que los principales medios de comunicación españoles continúan apostando por Colombia como socio estratégico, disponiendo de importantes despliegues en este país, con vocación regional y, en algún caso continental, desde Bogotá (Agencia EFE, Grupo PRISA y El País, y RTVE).
En conclusión, Colombia y España siguen siendo aliados y cómplices para la promoción de la cultura para el desarrollo de las comunidades de Colombia, en su acepción nacional y regional. Para este imprescindible esfuerzo, la cercana apertura del Centro Cultural de España en Bogotá, largamente esperada, constituye un impulso fundamental. Nuestros países son dos actores centrales de la dimensión cultural del desarrollo social en Iberoamérica, aprovechando las artes y las ciencias de la riqueza patrimonial material e inmaterial de Colombia y estamos llamados a seguir teniendo un gran protagonismo en la defensa, desarrollo y permanente renovación de lo que más nos une: los intercambios culturales, la protección de la diversidad cultural y étnica, la construcción de paz, nuestro rico legado compartido, la expresión de nuestras culturas, antiguas, diversas y siempre vigentes, y la certeza de que juntos aportamos más que separados, porque nos hacemos mucho más fuertes.
* Embajador de España en Colombia
La UNESCO define el patrimonio cultural como un bien, que a la vez es un proceso que suministra a las sociedades un caudal de recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se transmiten a las generaciones futuras para su desarrollo social. El patrimonio es importante para la cultura pero también para el respeto de la diversidad y la inclusión, en cuanto constituye el capital cultural de las sociedades contemporáneas. Contribuye a la revalorización continua de las culturas y de las identidades, y es un vehículo importante para la transmisión de experiencias, aptitudes y conocimientos entre generaciones. Además, es fuente de inspiración para la creatividad y la innovación, contiene el potencial de promover el acceso a la diversidad cultural y su disfrute, y enriquece ese activo social, conformando un sentido de pertenencia, individual y colectivo, que ayuda a mantener la cohesión social y territorial. Este enfoque es la base del trabajo de la Cooperación Española desde hace más de 30 años y el apoyo al patrimonio cultural colombiano ha estado siempre en el centro de nuestras intervenciones en todas las regiones del país.
Trabajando en este sentido, ayer, 1 de febrero, el gobierno de España, representado por el director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Antón Leis, firmó un comodato con la Orden de los Agustinos Recoletos (Provincia de Nuestra Señora de La Candelaria), en virtud del cual se acuerda la cesión a España, a través de su embajada en Colombia (Cooperación Cultural Española AECID), del uso del conjunto del claustro de San Nicolás de Tolentino, que hoy ocupa el convento agustiniano en el centro histórico de Bogotá, para ser la sede, tras un proceso de rehabilitación patrimonial del edificio, del futuro Centro Cultural de España en Bogotá (en adelante CCEB).
Esta firma, que tuvo lugar el día previo a la emblemática y muy bogotana celebración de la fiesta de Nuestra Señora de La Candelaria (hoy, 2 de febrero), marca un nuevo hito en las relaciones culturales entre España y Colombia. Este importante acuerdo ha sido posible gracias a la generosidad de los propietarios, la Orden Agustina Recoleta (OAR), al dedicado esfuerzo de mis predecesores al frente de la misión diplomática española en este país, la constancia del magnífico equipo de la Consejería Cultural de la Embajada y de la AECID en Madrid, y también al apoyo de la Alcaldía Mayor de Bogotá y de los Ministerios de Relaciones Exteriores y Cultura del Gobierno de la República (del anterior y del actual).
El conjunto de San Nicolás es uno de los espacios más sobresalientes de la zona antigua de la ciudad, donde residen y operan muchas de sus grandes instituciones culturales y sociales. Declarado de Interés Cultural, dispone de su propio Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP). Para la Cooperación Española en Colombia, es un orgullo compartir distrito con el Museo Botero, la Biblioteca Luis Ángel Arango, el Teatro Colón y su nuevo Centro Nacional de las Artes, el Instituto Caro y Cuervo, el Museo Militar, el Centro Cultural Gabriel García Márquez, la Catedral Primada, el Museo Colonial y, por supuesto, el Palacio de San Carlos, por citar solo algunos de ellos.
(También puede leer: Quince años del Centro Cultural Gabriel García Márquez)
Antes de abrir sus puertas, la AECID, tras la firma del comodato y previo desarrollo de un detallado estudio, iniciará un proceso de rehabilitación y recuperación patrimonial del edificio, no exento de complejidad por la importancia y antigüedad del inmueble, pero que también servirá para poner en valor el trabajo de la Escuela Taller de Bogotá, que forma en oficios de recuperación de patrimonio, a la vez que crea empleo para la juventud.
Cabe recordar que en 1651 se inauguró el “artístico sagrario del altar”, según dice la memoria; que en 1680 algunos religiosos habitaron la casa identificada con el número 87; que en 1684 los fieles se propusieron construir una iglesia de mayores proporciones a la vez que aumentar la vivienda de los religiosos, dando al convento forma claustral; hasta que en 1703 se inauguró formalmente la iglesia. Este es un edificio cuya línea en el tiempo muestra usos diversos: ha sido primero convento, después cuartel militar en época republicana, sede de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Nacional y, ya en el siglo XX, Colegio de los Padres Agustinos y de nuevo convento, hasta que fue declarado, en 1975, Monumento Nacional.
Ahora España, a través de su programa de “Patrimonio para el Desarrollo”, que tiene una larga y reconocida trayectoria en el mundo (y particularmente en Colombia, donde está desde hace más de treinta años), con intervenciones en más de cuarenta países, de los cuales una gran parte en esta región, y que aquí está ligado a las Escuelas Taller, con una inversión acumulada de más de 17,6 millones €, se dispone a recuperar, en permanente y estrecha colaboración con los padres agustinos, el espacio que ocupará su futuro Centro Cultural.
Sin duda, la historia de éxito que constituye la magnífica intervención patrimonial de la AECID en la iglesia y convento de Santo Domingo de Cartagena de Indias (el segundo es sede hoy del Centro de Formación de la Cooperación Española AECID, siendo de largo el más activo de la red existente en América), aportará un gran caudal de buenas prácticas y experiencias para llevar a buen puerto este extraordinario empeño.
Tanto la rehabilitación del edificio como la gestión del futuro CCEB se llevará a cabo desde la Dirección de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID, cuyos tres departamentos (de Cooperación y Promoción Cultural, de Cooperación Universitaria y Científica, y de Coordinación de Relaciones Culturales y Científicas) llevan a cabo el fomento, la gestión y la ejecución de las políticas públicas de cooperación cultural para el desarrollo; la cooperación universitaria y científica al desarrollo; las relaciones y convenios internacionales en el ámbito cultural y científico; y la promoción y desarrollo de las relaciones culturales y científicas con otros países.
Una vez esté operativo, el Centro se integrará en la red de centros culturales españoles que, desde 1976 con la apertura del primero en Asunción (Paraguay), tiene hoy diecinueve edificios, de los cuales diecisiete en América y dos en África Subsahariana. La altísima presencia de centros a este lado del Atlántico habla por sí sola de la relevancia de nuestro partenariado en la región. El CCEB, que será el vigésimo en abrir, pondrá a disposición de los usuarios aulas-taller, auditorios, salas de exposiciones, espacios multiusos para actividad artística, bibliotecas, mediatecas, medialabs y espacios de reflexión en numerosas materias, haciendo realidad lo afirmado por Gabriel García Márquez: “La cultura es el aprovechamiento social del conocimiento”.
(Le puede interesar: Balance del Hay Festival Cartagena: cifras, conclusiones y proyecciones)
De forma más concreta, se prevé que en este centro se abra un espacio, innovador y necesario, para que colombianos y españoles, de cualquier ámbito profesional, podamos reflexionar y debatir sobre nuestro legado histórico común (con una visión historiográfica avanzada y global, centrando ese esfuerzo compartido en lo mucho que nos une y unirá siempre) y para que la cooperación científica en español ocupe el lugar que merece en nuestras agendas de progreso.
Lógicamente, siendo España, como es, un país iberoamericano, europeo y mediterráneo, el CCEB podrá ser también lugar de encuentro y reflejo de iniciativas culturales, científicas, tecnológicas y mediáticas de la UE y de la red española de centros de diplomacia pública (Casa de América, Casa Árabe, Casa-Centro Sefarad, Casa Mediterráneo, Casa Asia y Casa África) y de la Fundación-Consejo España Colombia. Esta ambiciosa labor se hará siempre en colaboración con contrapartes locales, fomentando intercambios, contribuyendo a la creación del Espacio Cultural Iberoamericano, trabajando en red con los demás centros culturales y de formación de la cooperación española (y muy especialmente con el de Cartagena de Indias), apostando por la descentralización de la cultura en el territorio colombiano e impulsando el intercambio y la circulación de actores y servicios culturales.
El inicio del gran proyecto del Centro Cultural de España en Bogotá también es una buena ocasión para recordar la vigencia, fortaleza, riqueza y dinamismo de nuestra agenda cultural bilateral. Aunque es una relación antigua y profunda, en tiempos más cercanos se ha robustecido: por citar solo dos ejemplos, desde la puesta en marcha del programa Foco Cultural España Colombia (que entre 2018 y 2019 trajo proyectos tan emblemáticos como “El Prado en las calles” o la exposición del “Agnus Dei” de Zurbarán en el Banco de la República), hasta, tras la peor parte de la pandemia de COVID, la participación de España como País Invitado de Honor en las temporadas 2022 y 2023 del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo (con la presencia, este año, de más de trescientos artistas en veintinueve espectáculos, incluidos el Ballet Nacional, la Compañía de María Pagés, la Orquesta Sinfónica Nacional y la Compañía Nacional de Danza). Siempre en el contexto de las artes escénicas y la música, en este caso moderna, se debe destacar que los mejores cantantes y grupos españoles vuelven a ser fijos en el calendario de las principales salas de conciertos, entre las que destaca una de las mejores del hemisferio, el Movistar Arena de Bogotá.
Por otra parte, en el marco de la protección y promoción de nuestra lengua común, la colaboración y convergencia de intereses es total entre, por un lado, nuestras academias de la lengua, y por otro, los Institutos Caro y Cuervo en Colombia y Cervantes en España. En el plano de la literatura y el mundo editorial, cabe resaltar, como grandes hitos: la espléndida labor desarrollada en Colombia por el Grupo Planeta, que tiene en este país uno de sus principales referentes y mercados; la altísima participación de autoras y autores españoles en el Festival Hay que cada año tiene lugar en Jericó, Medellín y Cartagena de Indias, donde el Centro de Formación AECID sirve de sede emblemática; y la ya confirmada participación de España, como País Invitado, en la edición 2025 de la FILBO, una de las dos ferias del libro más importantes en Hispanoamérica (en términos de participantes y público).
Otros capítulos importantes son la industria audiovisual y los medios de comunicación. En cuanto a la primera, los intercambios entre los dos países son cada vez mayores, en cine, televisión y producción de series para plataformas digitales; es una de las áreas culturales en la que se percibe con mayor claridad la complementariedad de los profesionales de ambos países. Por lo que respecta al ámbito mediático, con su papel primordial como elemento difusor de la cultura, hay que destacar que los principales medios de comunicación españoles continúan apostando por Colombia como socio estratégico, disponiendo de importantes despliegues en este país, con vocación regional y, en algún caso continental, desde Bogotá (Agencia EFE, Grupo PRISA y El País, y RTVE).
En conclusión, Colombia y España siguen siendo aliados y cómplices para la promoción de la cultura para el desarrollo de las comunidades de Colombia, en su acepción nacional y regional. Para este imprescindible esfuerzo, la cercana apertura del Centro Cultural de España en Bogotá, largamente esperada, constituye un impulso fundamental. Nuestros países son dos actores centrales de la dimensión cultural del desarrollo social en Iberoamérica, aprovechando las artes y las ciencias de la riqueza patrimonial material e inmaterial de Colombia y estamos llamados a seguir teniendo un gran protagonismo en la defensa, desarrollo y permanente renovación de lo que más nos une: los intercambios culturales, la protección de la diversidad cultural y étnica, la construcción de paz, nuestro rico legado compartido, la expresión de nuestras culturas, antiguas, diversas y siempre vigentes, y la certeza de que juntos aportamos más que separados, porque nos hacemos mucho más fuertes.
* Embajador de España en Colombia