Cuando la unión hace la fuerza: la historia detrás de “Los niños perdidos”
El documental “Los niños perdidos”, que trata sobre el rescate de los cuatro hermanos que estuvieron perdidos durante 40 días en el Amazonas, llegará a Netflix el próximo 14 de noviembre. Su director, Orlando von Einsiedel, habló para El Espectador sobre la producción, que se hizo en colaboración con Caracol Televisión.
Andrea Jaramillo Caro
Desde el 1 de mayo y hasta el 9 de junio de 2023, Colombia se mantuvo en vilo con la historia de los cuatro niños indígenas perdidos en el Amazonas. Durante esos 40 días, la noticias y sus actualizaciones dieron la vuelta al mundo. Cuando fueron encontrados hace más de un año, el país celebró y la historia se convirtió en la inspiración de libros y documentales, uno de los cuales será estrenado el próximo 14 de noviembre bajo el título: “Los niños perdidos”.
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Desde el 1 de mayo y hasta el 9 de junio de 2023, Colombia se mantuvo en vilo con la historia de los cuatro niños indígenas perdidos en el Amazonas. Durante esos 40 días, la noticias y sus actualizaciones dieron la vuelta al mundo. Cuando fueron encontrados hace más de un año, el país celebró y la historia se convirtió en la inspiración de libros y documentales, uno de los cuales será estrenado el próximo 14 de noviembre bajo el título: “Los niños perdidos”.
Esta producción de Netflix, en colaboración con Caracol Televisión, fue dirigida por el inglés Orlando von Einsiedel. El director, reconocido por su documental “Virunga”, quiso contar la historia de los hermanos Mucutuy y dar luces sobre su rescate en un largometraje que sigue, durante varios días, a los rescatistas tanto indígenas, como del Ejército, que se dedicaron a la búsqueda durante más de un mes.
El documental ahonda sobre las etapas tempranas y las historias detrás de algunas de las personas que desde el inicio hicieron parte del equipo de rescate. “Los niños perdidos” se enfoca en mostrar los matices de la relación entre los rescatistas indígenas y el grupo asignado por el Ejército.
Von Einsiedel habló para El Espectador sobre el filme y contó algunos detalles sobre su experiencia.
¿Cómo se unió a esta producción y qué fue lo que más lo sorprendió de esta historia?
Esta historia tiene la tragedia en su centro, pero también es algo increíblemente universal sobre la fuerza del espíritu humano. Este caso tuvo al mundo entero atrapado y a mí también. Cuando comencé a trabajar en el documental conocí más en profundidad la historia de la búsqueda y la operación de rescate que emprendieron los rescatistas indígenas voluntarios y las Fuerzas Especiales de Colombia. Entendí que estos dos grupos tenían una larga historia de desconfianza y conceptos erróneos los unos sobre los otros, y me pareció interesante ver como empezaron a trabajar juntos y a construir empatía entre ellos para un objetivo común. Eso fue lo que más me sorprendió. Como cinematógrafo británico, las noticias que nos han llegado sobre Colombia usualmente han sido negativas. Tendemos a ver historias sobre el conflicto civil, el tráfico de drogas... Sé que eso hace parte de la historia del país, pero también sé que Colombia es mucho más que eso. Tuve la oportunidad de contar una historia que no solo era positiva a nivel humano, sino que también ponía a Colombia bajo una buena óptica. Eso es algo que el público puede encontrar inspirador.
Uno de los puntos clave de este documental fue contar los diferentes lados de esta historia. ¿Podría comentar sobre cómo fue hacerle justicia a los relatos que le confiaban y qué desafíos encontró en el proceso?
Soy un director extranjero y cuando uno trabaja como documentalista y en lugares que están fuera de su propia experiencia socioeconómica, hay una gran responsabilidad para contar es historia correctamente. La única manera de hacerlo bien es aliándose con personas que entienden las realidades del territorio. Así es como opero en todos los filmes en los que me involucro. En este caso, me uní a los directores Jorge Durán y Lally Houghton, quienes tienen una amplia experiencia contando historias de Colombia. Tuve que usar mi propia experiencia y humanidad para entender esta historia y comprender los matices de Colombia y los testimonios de los voluntarios indígenas y de los militares. Aprendí mucho de nuestros aliados creativos para lograr traducir esto correctamente a la pantalla.
Siendo extranjero, ¿qué estrategias usa para construir relaciones basadas en la confianza con las personas que entrevista?
Daré una respuesta simple, pero es el tipo de cosa que me ha servido toda la vida. La clave está en simplemente ser un buen ser humano y hacer amistades. Se trata de construir un entendimiento con cualquier persona con la que vayamos a pasar horas de filmación. Son conversaciones, amistades, hacer las cosas con paciencia, no llegar de repente e inmediatamente a lanzar a la persona a la entrevista. Es importante pasar mucho tiempo construyendo esa confianza. En este caso específico, trabajamos con comunidades indígenas y sus voluntarios, por lo que tuvimos el apoyo de consultores en este tema.
El documental hace énfasis en la Operación Esperanza: ¿para usted que significa la palabra esperanza?
Para mí se trata de mirar hacia un futuro que sea mejor que nuestro presente. Hay algo muy visceral de esta historia. El hecho de que cientos de personas se hayan movilizado para garantizar el rescate de estos cuatro niños que nadie conocía y cuyas posibilidades de supervivencia eran muy bajas, se me hizo muy inspirador y esperanzador. Esta historia me hizo pensar en lo que podemos lograr cuando trabajamos juntos y dejamos de lado las divisiones para alcanzar un objetivo común.
¿Cree que esa es la lección que le dejó este documental?
Diría que dos cosas. La primera es que vivimos en una era profundamente polarizada, la elección en Estados Unidos fue prueba de ello, y esta historia habla de cómo viejos enemigos, con un largo historial de desconfianza, se unieron por el bien mayor. Creo que eso es algo a lo que aferrarse y fue un gran aprendizaje para mí. En segundo lugar, aprendí también sobre la forma en la que los huitotos ven la selva y cómo la entienden. Yo veo el Amazonas y veo entidades físicas, árboles, plantas, insectos... ellos la ven en su totalidad como un ser vivo y un ser espiritual que debe ser protegido. Esa reverencia por el mundo natural es algo de lo que creo que todos tenemos mucho por aprender. La selva amazónica es de gran importancia y debemos proteger estos lugares por encima de otros.
¿Cómo se aproximaron a los temas que se desprendían de la historia central del rescate?
Con cualquier historia hay una inmensa cantidad de información y este relato era muy rico en detalles y múltiples historias más allá de la central. Creo que nuestro trabajo es intentar destilar toda la información en una única narrativa que sea clara y que contenga los puntos que nos parecen más relevantes. Para nosotros esos fueron ir más allá de los detalles técnicos de la operación de búsqueda y rescate, esta era una historia de personas uniéndose luego de no confiar en el otro, un relato que celebra el conocimiento indígena que, aunque a unos pueda parecer increíble, es algo espiritual. Por ejemplo, cuando el Mayor Rubio de la guardia indígena tomo yagé, tuvo una visión de los niños y al día siguiente los encontraron. Creo que ese fue un aspecto clave para entender esta historia. Finalmente, un tema que cobró relevancia fueron los misterios de la selva. Hubo tantas plantas en el Amazonas que ayudaron o jugaron un papel importante en encontrar a estos niños y ese fue un punto en el que profundizamos. Nuestra historia tiene varias capas.