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¿Qué es DOC:CO?
Es un movimiento hecho con mucho amor. Un grupo conformado por un montón de gente que cree que nos merecemos un mejor futuro para el cine colombiano y su encuentro con el público.
¿Por qué habla de un mejor futuro para el cine colombiano?
Tenemos una crisis de audiencias. Este año ha sido muy duro para las cifras, aunque creo que siempre ha sido muy difícil encontrarnos con la gente. Justamente, DOC:CO es un lugar para encontrar maneras de construirnos y seducir a más gente para que conozca todo lo que se hace, que es increíble.
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DOC:CO se dedica a distribuir cine, ¿qué significa esto?
Yo diría que, más que una distribuidora, somos una agencia de promoción. Lo que hacemos es buscar audiencias para las películas, es decir, vendemos cine colombiano. Ponemos nuestras películas a la orden de cualquier canal o ventana que pueda adquirirlo.
Salas de cine…
No solamente. También están la televisión, las plataformas, los centros culturales, etc. Lo que hacemos es potenciar esas ventas, pero hay algo de lo que me siento más orgullosa y que posicionamos las películas. Les damos una voz o, más bien, potenciamos la que ya tiene. Amo el cine. Soy una convencida de que es absolutamente necesario para nuestra sociedad. Para cada ser humano.
¿Por qué? Qué le gusta tanto del cine…
Mi familia me enseñó a amarlo. Me acuerdo de que cuando tenía cuatro años, mis hermanos me hacían ver películas a las ocho de la noche. Comencé con El resplandor y, desde ese momento, el cine me ha cambiado la vida. Ha habido películas que me hicieron dejar amores y amistades. Se ha vuelto parte fundamental de lo que soy.
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Lo voy a insistir en este punto: por qué es tan fundamental para usted, que hasta ha logrado que termine relaciones…
El cine nos habla de nosotros mismos y hay algo que me encanta: llegar a una sala de cine con un montón de cosas en la cabeza que sé que puedo olvidar durante ese momento. Como si mi universo quedara suspendido para entrar en otro, pero, de todas formas, te das cuenta de que los personajes te hablan directamente, y entonces descubres cosas.
DOC:CO, la empresa que usted dirige, cumple cinco años… ¿Qué ha aprendido?
Hay días muy duros, pero creo que tengo que estar agradecida. DOC:CO y el jaguar que lo acompaña se han vuelto una voz muy importante del cine colombiano, un articulador con muchas audiencias, sobre todo jóvenes, que son quienes ven nuestras películas. Es un honor para mí que una empresa administrada por mujeres exista y esté llevando el cine colombiano a tantos lugares.
El jaguar, además ser la imagen de DOC:CO, es muy importante para la filosofía de la empresa, ¿por qué?
El jaguar es el alma de DOC:CO Lo buscamos mucho tiempo. Nos preguntamos cuál era el animal que debería representarnos y descubrimos que este tenía unas particularidades que nos marcaban muchísimo.
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¿Cuáles fueron esas particularidades?
Es un animal sigiloso que vive en una jungla con muchos enemigos, pero se puede camuflar para protegerse. Es místico y tiene un montón de fuerza. Esa valentía nos ha caracterizado durante estos años.
¿Por qué buscó un animal para la identidad de DOC:CO?
Lo hicimos como grupo, pero a mí, en particular, me encantan los animales.
¿Por qué?
Los concibo como compañeros en el mundo. Creo que nos marcan el destino, que nos marcan caminos. Estoy convencida de que nos entienden, nos acompañan y nos dan mucha fuerza en este camino de la vida.
¿Tiene mascota?
Sí, un perro que se llama Romeo. Representa todo lo que te acabo de contar en cuanto a los animales.
Usted también es una amante de la música y “la vida simple”, ¿para usted qué significa esto?
Para mí, la música es como la banda sonora de mi vida. Estoy tremendamente marcada por épocas, como si cada una de ellas me sonaran a un género musical.
¿Se refiere a las épocas de su vida? Hablemos más de esto…
Exacto. La gente no me cree, pero a mí, por ejemplo, me encantaba el punk, y a eso suenan los recuerdos de mi época universitaria. Después llegó la música electrónica, y así. Soy de esas personas que nunca pueden estar sin oír música.
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Y sobre la vida simple…
Es darme cuenta de que la felicidad es sencilla. Darme cuenta de que mi perro está a mi lado y lo puedo abrazar. Salir a comer helado con mi mamá y percatarme de su felicidad por el sabor, etc. Para mí, la vida está hecha de estos momentos. Vivo cada día como si fuese el último.
¿Y cuándo o cómo se despertó en usted esa consciencia?
Gracias a un momento muy duro: me dio una peritonitis y estuve a punto de morirme. Fue un proceso largo, así que cuando me desperté y entendí que había sobrevivido, comencé a valorar mucho más cada momento de mi vida. A darme cuenta de los detalles simples. Y claro, ahí está el cine: creo que no tengo planes a largo plazo, justamente por eso. Hago lo que amo y me entrego a eso cada día de mi vida. Soy muy apasionada.
Ya que me mencionó otra vez el cine: por qué cree que ha sido tan difícil que los colombianos veamos nuestras películas, si justamente tienen saldos tan positivos como los que usted mencionó…
Porque no lo conocemos. El poder transformador del cine llega cuando la gente se da cuenta de lo bueno que estamos haciendo y sus efectos en nuestra sociedad y nuestra vida personal.