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De la restauración al desastre

A propósito de la reciente polémica por la restauración de la ermita del Mirón de Soria en España, presentamos otras obras de cuyo resultado final no agradó mucho al público.

Jorge Danilo Bravo Reina
10 de agosto de 2024 - 06:00 p. m.
El oficio de la restauración de obras de arte exige una precisión meticulosa para preservar el valor histórico y cultural sin comprometer la integridad original de las piezas.
El oficio de la restauración de obras de arte exige una precisión meticulosa para preservar el valor histórico y cultural sin comprometer la integridad original de las piezas.
Foto: EFEtBasílica de Santa María Gloriosa dei Frari de Venecia - Basílica de Santa María Gloriosa dei Frari de Venecia
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La restauración de obras de arte es un proceso delicado y especializado que busca preservar y recuperar el valor estético, histórico y cultural de piezas dañadas o deterioradas. Este trabajo es llevado a cabo por profesionales capacitados e implica una cuidadosa intervención para devolver a las obras su integridad original, sin comprometer su autenticidad ni tergiversar la intención inicial del artista.

Este tipo de procesos abarca una amplia gama de posibilidades, dependiendo de las necesidades específicas de cada pieza. Desde la limpieza de una pintura hasta la reparación de esculturas, cada intervención requiere una rigurosidad y una comprensión profunda de las técnicas y materiales originales utilizados en la obra, con el fin de lograr un resultado lo más fiel posible.

Sin embargo, el proceso de restauración no está exento de riesgos. Cuando se realiza sin la debida formación o con técnicas inapropiadas, los resultados pueden ser desastrosos, causando alteraciones que desfiguran irreversiblemente el objeto original. Casos como el de la restauración del “Ecce Homo” en Borja, donde una intervención transformó dramáticamente la pintura, o el reciente incidente en la ermita de Nuestra Señora del Mirón en Soria, demuestran cómo una restauración mal ejecutada puede desatar controversias y poner en peligro el patrimonio cultural. Estos errores subrayan la importancia de adherirse a altos estándares profesionales para evitar que el daño infligido durante la restauración supere al deterioro original.

Controversias Recientes

Recientemente, la restauración de los querubines en la ermita de Nuestra Señora del Mirón en Soria ha generado controversia tras la publicación de su resultado en redes sociales. El restaurador coloreó las figuras, acentuando cabellos, cejas, ojos y labios con pigmentos intensos. Esta intervención ha sido criticada por su falta de destreza artística, y expertos en conservación han calificado la restauración como un “atentado” contra el patrimonio. La Asociación Soria Patrimonio expresó su descontento y solicitó al Ayuntamiento de Soria una revisión del trabajo realizado. Aunque la ermita no es un Bien de Interés Cultural (BIC), está protegida bajo el Plan General de Ordenación Urbana. El alcalde, Carlos Martínez, anunció una investigación que podría llevar a un expediente sancionador y a la necesidad de realizar una nueva restauración. Mientras tanto, el templo permanece cerrado y las autoridades locales, junto con la Diócesis de Osma-Soria, están trabajando para resolver la situación.

Esta reciente controversia ha sido comparada con el mediático caso del Ecce Homo de Borja, en 2012. La restauración, que fue considerada como fallida, fue realizada por Cecilia Giménez y se convirtió en un fenómeno viral global, generando una avalancha de memes y atención internacional. Aunque inicialmente criticada como una “chapuza”, la pintura, que deformó gravemente el aspecto original, ha tenido un impacto positivo en la localidad, atrayendo entre 10,000 y 11,000 turistas anuales. Cecilia Giménez, con dificultades de salud, vive en una residencia en Borja con su hijo enfermo. A pesar de los retos, ella sigue siendo consciente del fenómeno que creó y ha expresado que, si pudiera, intentaría restaurar el Ecce Homo nuevamente. La localidad, que vio un gran aumento en el número de turistas tras el incidente, sigue disfrutando de los beneficios económicos y culturales derivados del evento.

La obra original, pintada por Elías García Martínez en 1930, tenía una proyección estética propia del arte religioso. Sin embargo, la restauración de Giménez le dio un giro diferente. Aunque inicialmente fue ridiculizada, hoy en día es reconocida como una pieza insignia de la cultura visual contemporánea. Este fenómeno es un ejemplo de cómo un evento en desafortunado puede llegar a tener consecuencias inesperadas. Otro caso recordado por su difusión mediática es el de un retoque en una copia de una de las famosas Inmaculadas de Murillo. El restaurador, sin formación adecuada, desfiguró el rostro de la copia, generando un notable parecido con el Ecce Homo de Borja. El coleccionista que encargó la restauración se percató del daño al recoger la pieza y posteriormente recurrió a un especialista capacitado para intentar rehabilitarla.

Llamado a la Regulación

Este incidente suscitó una oleada de comentarios virales, pero también puso de relieve una problemática más seria: la falta de regulación en la conservación del patrimonio cultural. La Asociación Profesional de Conservadores Restauradores de España (ACRE) criticó la falta de legislación que permite a personas sin formación intervenir en el patrimonio cultural, poniendo en riesgo la integridad de estas obras. La ACRE expresó su preocupación por la posible pérdida de este bien cultural (las Inmaculadas) e hizo un llamado a los medios para no trivializar la situación ni considerar estos actos como restauraciones. La asociación recalcó que ningún profesional con formación académica realizaría una intervención tan destructiva y solicitó que se evite el uso del término “restauración” en estos contextos para no ofender a la profesión y subrayar la seriedad del problema.

La restauración de obras de arte exige un equilibrio delicado entre técnica, respeto a la autenticidad y preservación del valor cultural. Incidentes recientes de este tipo advierten la necesidad de establecer y seguir altos estándares profesionales en la restauración para evitar que la falta de formación o criterios adecuados cause más daño que beneficio.

Proteger y conservar el patrimonio cultural requiere un compromiso y un respeto por el valor histórico y artístico de las obras, ya que los errores en la restauración podrían alterar el legado cultural y plantean preguntas sobre la integridad de la profesión y el futuro de las expresiones culturales.

Jorge Danilo Bravo Reina

Por Jorge Danilo Bravo Reina

Comunicador con formación humana dirigida al trabajo con comunidades. Interesado por la investigación del sector cultural y la fotografía digital y análoga.jbravo@elespectador.com

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