Cooperación internacional, cambios en la Ley de Cultura y formación artística
El ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, Juan David Correa, habló sobre lo que planea para el próximo año, que se podría resumir en seis estrategias para ejecutar los proyectos de la institución. Habrá énfasis en formación artística y cultural, y economía popular.
Laura Camila Arévalo Domínguez
Juan David Correa se posesionó como ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, en agosto de 2023. Antes de llegar, era uno de los firmantes de las más de quince cartas que el sector le envió a Gustavo Petro insistiendo en nombrar a alguien en propiedad, ya que, desde la salida de Patricia Ariza, en febrero del mismo año, la carteara quedó con Jorge Zorro como encargado, pero sin ratificación. Se percibía que los recursos para la cultura estaban en manos de nadie y sin el interés y la importancia que deberán recibir.
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Juan David Correa se posesionó como ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, en agosto de 2023. Antes de llegar, era uno de los firmantes de las más de quince cartas que el sector le envió a Gustavo Petro insistiendo en nombrar a alguien en propiedad, ya que, desde la salida de Patricia Ariza, en febrero del mismo año, la carteara quedó con Jorge Zorro como encargado, pero sin ratificación. Se percibía que los recursos para la cultura estaban en manos de nadie y sin el interés y la importancia que deberán recibir.
Correa llegó y la sensación cambió. Un gran porcentaje del sector cultural lo recibió con agrado por varias razones, entre las que se encontraba la garantía de tener una persona responsable de las funciones del ministerio, y la importancia de que fuese un actor activo del sector cultural. En agosto, la ejecución de recursos estaba en el 32%. El 2023 cerró con una ejecución del 98%
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El ministro habló para El Espectador sobre lo que se planea para el próximo año, que se podría resumir en seis estrategias con las que se ejecutarán los proyectos de la institución: Formación artística y cultural, Infraestructuras culturales para la vida, Economía popular, Memoria, saberes y territorios bioculturales; Cultura de paz y Cultura colombiana en el mundo.
Ya son cuatro meses como ministro, ¿cómo le fue? ¿Cuál es su balance?
Es positivo en lo personal y en lo profesional. Tenía un par de propuestas centrales a mi llegada en agosto de este año. La primera se enfocaba en transformar la relación que teníamos con la casa y dentro de la casa, es decir, con el Ministerio: si eso no sucedía, proponer cualquier transformación a la sociedad iba a ser muy difícil.
¿Por qué lo dice?
Las instituciones tienen que cambiar su manera de existir, de ser. De alguna forma tienen que convencerse de que están allí para servir, para ser públicas, y no para entorpecer, excluir y producir violencia, que es lo que ha sucedido históricamente en este país.
¿Y logró que esto cambiara en el Ministerio de Cultura?
Diría que sí. Se hicieron algunos ajustes para cambiar la manera de entender nuestro trabajo como funcionarios públicos. En un gran porcentaje, vemos que todo el mundo está lleno de una inercia y se ha adueñado del discurso de que nada es posible. Si esa es la actitud de un ministerio, ¿cuál podría ser la de una sociedad? Ahora trabajamos con la premisa de que, si estamos aquí, es porque creemos que algo es posible.
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¿Cuáles fueron esos ajustes?
Primero, el del discurso. También se hicieron algunos cambios en asuntos de internet y computadores del Ministerio, por mencionar solo algunas de las deudas que se tenían con los funcionarios. Se reconoció al sindicato como un actor importante. Fui parte de este para romper con la creencia de que se trataba de un integrante “malo” del Ministerio, entre otras cosas. Este es el comienzo de un fortalecimiento institucional muy grande.
A qué se refiere con fortalecimiento institucional…
A que mi sueño es entregarle a la próxima persona que llegue a liderar este ministerio unas bases sólidas para seguir trabajando. Se crearán, al menos, 300 cargos más entre junio y agosto de 2024. El ministerio estaba funcionando con, aproximadamente, 280 funcionarios, el resto eran contratistas. El mandato del presidente es fortalecer lo público. También se reabrirá la dirección de comunicaciones, dentro de la que se creará la dirección nacional del libro en la Biblioteca Nacional.
Comencemos a hablar de lo que viene, justamente, por el fortalecimiento del Ministerio y por la ejecución del presupuesto, que para 2024 será de $1,4 billones…
Vamos a fortalecer todas las dependencias y direcciones pensando en una nueva manera de gobernanza, una mucho más horizontal, menos programática y neoliberal. Tendremos seis estrategias que nos ayudarán a encaminarnos y que responden a líneas que se quieren trabajar: paz, economía popular, infraestructura, etc. Todas las dependencias del Ministerio, como la Biblioteca Nacional, el Archivo General, el Instituto Caro y Cuervo, etc., tendrán que responder a esas estrategias.
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¿Cómo se repartirá el presupuesto en estas estrategias?
Habrá tres o cuatro proyectos grandes: el primero de ellos será la educación artística y cultural, en el que se invertirá buena parte de los recursos. El presidente insiste en que si no creamos nuevas oportunidades para la sensibilidad de los niños y los jóvenes, será muy difícil que se produzca un cambio cultural. El programa “Sonidos para la construcción de paz”, y otros de educación artística y cultural, llegará a 1.200 colegios con clases para los niños, las niñas y los jóvenes.
¿Cuáles serán los otros proyectos?
Para nosotros es muy importante el Hospital San Juan de Dios: es una manera de darle un mensaje al país, y es que la salud pública tiene que ver con la cultura y nuestra relación con la vida. El próximo año arrancamos con la reconstrucción y el fortalecimiento de la línea del Instituto Materno Infantil y de seis edificios patrimoniales más. Lo entregaremos en 2026 reformado en su totalidad.
Volvamos a un concepto que repite mucho, y que también mencionó varias veces la antigua ministra Patricia Ariza: cultura de paz…
Ningún país ha producido tanto conocimiento, arte e ideas sobre un conflicto como este. En ese sentido, haremos una gran inversión en iniciativas de cultura de paz territoriales, regionales y en algo que hemos llamado “Los pactos culturales por la paz”, que son maneras de actuar en el territorio yendo a levantar cartografías de necesidades en lugares específicos: ya estuvimos en Tumaco y dejamos $17 mil millones para un año. Ahora estuvimos en Barranca, y dejamos $9 mil millones, y en siete municipios del sur de Bolívar.
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¿A qué se refiere con que “dejaron dinero”?
Cuando hablo de dejar, me refiero a ir, concertar con las comunidades, ver qué necesidades tienen, llegar a unos pactos y dejarlos firmados con asignación presupuestal para que la gente pueda hacer veeduría de sus recursos.
Durante estos meses viajó a países como España, Francia, Portugal… ¿por qué? ¿Cuáles fueron los objetivos de estos viajes?
Queremos proponerle la conversación sobre la cultura de paz al mundo. Estuvimos en la Unesco, en París, y el subdirector Ernesto Ottone nos dijo que le interesaba que nos convirtiéramos, de alguna manera, en una vanguardia en ese tema en el mundo.
Podría ser obvio por qué nosotros podríamos liderar ese proyecto que le propuso Ottone, pero hablemos más de eso…
No está claro cómo la cultura puede contribuir a una convivencia y una paz más sana, y aunque nosotros seguimos en el conflicto, lo que sí es cierto es que tenemos experiencias suficientes.
¿Por qué le interesa la presencia del Ministerio fuera del país?
Para abrir caminos de cooperación cultural. En Madrid, por ejemplo, creamos unas becas con la Asociación de Cine de la ciudad para mujeres guionistas colombianas. También me reuní con el Instituto Cervantes y logramos que el Caro y Cuervo tuviese una oficina, que ya existía, pero no era sostenible. Sabemos que a los colombianos que están fuera del país se les ha dejado muy solos y queremos corregir esto. Colombia hace parte del mundo y descifrando esa relación podemos avanzar de una manera mucho más efectiva, sobre todo porque nos servirá para aprender que los cambios no son inmediatos: no ocurren en tres o seis meses, ni en un año. Si seguimos creyendo esto, nos vamos a quedar esperando a que alguien nos solucione la vida. Los cambios dependen de nosotros como comunidad.
Están trabajando en actualizaciones para la Ley General de Cultura, ¿qué cambiará?
Hay cosas que se quedaron en el pasado: cuando se creó la ley solo había una Cámara Colombiana del Libro, ahora hay dos. En 1997, año en el que se creó la ley, se hacían tres o cuatro películas anuales, ahora producimos más de 70, y así hay muchos ejemplos. En junio de 2024 se anunciarán los cambios. Nos estamos metiendo con la reforma laboral, pero hay que entender que hay muchas leyes (cine, libro, espectáculos públicos, etc.) así que también queremos armonizar el ecosistema que deberá abarcar todo el territorio nacional y que defenderá con decisión a todos los pueblos originarios que han sido excluidos. Queremos que la ley general se piense como algo abierto que podamos transformar quienes queremos trabajar por la cultural del país, y esto pasa por cambiar nuestra relación con el tema económico, por eso es tan importante crear el estatuto del artista.
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¿Qué regularía ese estatuto?
Necesitamos saber cuál es el destino social de los artistas en este país: actualmente no tienen seguridad social ni condiciones laborales justas en muchos ámbitos, y es increíble que esto siga ocurriendo en Colombia.
Llegó en una época de mucho caos al Ministerio. ¿En qué decidió enfocarse? ¿Logró equilibrarse entre lo urgente e importante?
La relación con la casa es una metáfora buena, porque es como llegar a un lugar que está en pleno trasteo: hay que ordenarlo, pero no puedes dejar de vivir en él. Hubo que atender las urgencias: galeón San José, San Juan de Dios, educación artística y cultural, pero también nos fijamos en lo importante: el proyecto del Ministerio. La realidad se cambia todos los días, segundo a segundo, no esperando a que llegue el día en el que todos verán que uno cambió. Me precio, en eso sí, de ser alguien ordenado, de trabajar así. Por eso pude hacer los libros que hice y pude trabajar en una editorial como Planeta, o pude dirigir un medio de comunicación. Cuando llegué, estábamos en el 32 % de la ejecución, en este diciembre llegamos al 96 %.
¿Cuáles son los planes más próximos para el caso del galeón San José?
Me gustaría insistir en que no se trata de ir a romper un patrimonio: a través de la Armada Nacional vamos a dotar al Estado colombiano de unas capacidades técnicas y tecnológicas para tener un centro de investigaciones sobre patrimonio subacuático. Tenemos un laboratorio en Cartagena que ya está listo para poder hacer una primera investigación sobre extracción de algunos objetos que están en el lecho marino. Nadie va a tocar ni a romper nada, no se trata de eso.