Coraje (Meninas frente al espejo)
La palabra coraje proviene del latín “coraticum”, que a su vez procede del latín clásico “cor”, que significa corazón.
María Elvira Ardila
Hoy relaciono esta palabra con el arte en diferentes sentidos: la práctica artística requiere mucho valor. A pesar de las exposiciones, ferias, representaciones de galeristas y grandes colecciones, son pocos los artistas que pueden vivir de su trabajo. Igualmente, se necesita tener agallas para seguir creando y enfrentar actos que son inaceptables, por ejemplo: la eliminación de artistas y la misoginia en la historia; al respecto, basta observar con atención que en uno de los libros icónicos de la historia del arte como es el texto del reconocido profesor E. H. Gombrich, obra que aún es de culto, en el que no se encuentra una obra realizada por una mujer artista, como lo evidenció la artista María Jimeno en su performance Queridas viejas.
El rechazo también proviene del pensamiento patriarcal, que se infunda en mujeres como el de una crítica que llegó a Colombia y eliminó a una generación colombiana que exploraba las raíces indigenistas de nuestro continente, porque estos artistas iban en contravía del arte moderno.
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Al igual, encontramos libros de la historia del arte colombiano donde desaparecen sistemáticamente artistas, o la foto emblemática de Hernán Díaz en la que aparecen seis de los artistas que consolidaron la modernidad y Marta Traba editó la foto para eliminar a uno de ellos y publicarla en un libro.
El medio del arte se ha dividido muchas veces, las peleas entre directores de museos, curadores y artistas han sido múltiples y si hay un cambio de dirección en una entidad, algunos se han atrevido a cancelar exposiciones programadas, dejando a los artistas en el aire.
Tal vez lo que más me interesa de la palabra “coraje” es la significación de tener el valor de “echar el corazón por delante”, lo que significa, entre otras cosas, dejar el ego atrás. Todas las artistas que hoy participan en esta exposición han asumido el riesgo que conlleva su práctica artística, la cual involucra la mente, el cuerpo y el corazón, todo enlazado con el coraje para explorar lo desconocido, pues entienden que la experimentación y el riesgo se deben asumir con valor, así la incertidumbre de un mundo frágil esté en cada instante.
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Hoy Casa Zirio abre sus puertas e invita al público a que se vinculen con la práctica artística de cada una de las artistas que integran esta exposición. La intención fue reunir tres generaciones de artistas, cada una ha explorado diferentes narrativas y técnicas que interrumpen, transforman la cotidianidad y nos demuestran con sus obras que el arte está presente en la vida misma. Hay que señalar que algunas artistas en esta exposición han abierto la puerta y transitado por caminos que hoy parecen fáciles. Con ellas hemos entendido que el material no tiene límites, que el arte se expande y se vuelca interdisciplinario, que no podemos olvidar nuestra historia, la cual ha dejado miles de muertos y nos ha perforado el corazón. Al igual, esta muestra evidencia que el arte siempre se adelanta a todo, desde la exploración del inconsciente, que juega con las imágenes y el lenguaje, hasta las luchas sociales y feministas. También ha acentuado que en el arte no existe el género, solo seres humanos; que es importante ahondar y eliminar las cargas coloniales donde sobrevive el racismo. Y nos alerta de que vivimos en un mundo quebradizo, donde nuestra “casa común” requiere de todos y debemos echar el corazón por delante sí queremos que nuestra especie sobreviva.
De la palabra “coraje” se desprende también el verbo “recordar”, volver a la memoria, y aunque es un verbo que habla en pasado nos recuerda que hay una constelación de artistas que están presentes, otros por venir y transformar la mirada del arte y de nuestro planeta.
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Las artistas que integran la exposición son: Olga de Amaral, Beatriz González, Mariana Varela, Ana Mercedes Hoyos, Elsa Zambrano, Muriel Angulo, Margarita Ariza, Catalina Mejía, Lina Espinosa, Diana Drews, Olga Huyk, Liliana Durán, Mónica Negret, Mariana Gómez, Daniela Acosta, Ana Patricia Palacios, Johanna Arenas, Delcy Morelos, Blanca Botero, Consuelo Manrique y Álvaro Cabrejo, quien realiza una performance.
Por supuesto, hay otras artistas que no están en la exposición y poseen el valor de enfrentarse a todo: Carolina Cárdenas, Doris Salcedo, Nadia Granados, Rosario López, María Teresa Hincapié, Fanny Sanín, María Fernanda Zuluaga y Beatriz Grau, entre muchas otras.
Hoy relaciono esta palabra con el arte en diferentes sentidos: la práctica artística requiere mucho valor. A pesar de las exposiciones, ferias, representaciones de galeristas y grandes colecciones, son pocos los artistas que pueden vivir de su trabajo. Igualmente, se necesita tener agallas para seguir creando y enfrentar actos que son inaceptables, por ejemplo: la eliminación de artistas y la misoginia en la historia; al respecto, basta observar con atención que en uno de los libros icónicos de la historia del arte como es el texto del reconocido profesor E. H. Gombrich, obra que aún es de culto, en el que no se encuentra una obra realizada por una mujer artista, como lo evidenció la artista María Jimeno en su performance Queridas viejas.
El rechazo también proviene del pensamiento patriarcal, que se infunda en mujeres como el de una crítica que llegó a Colombia y eliminó a una generación colombiana que exploraba las raíces indigenistas de nuestro continente, porque estos artistas iban en contravía del arte moderno.
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Al igual, encontramos libros de la historia del arte colombiano donde desaparecen sistemáticamente artistas, o la foto emblemática de Hernán Díaz en la que aparecen seis de los artistas que consolidaron la modernidad y Marta Traba editó la foto para eliminar a uno de ellos y publicarla en un libro.
El medio del arte se ha dividido muchas veces, las peleas entre directores de museos, curadores y artistas han sido múltiples y si hay un cambio de dirección en una entidad, algunos se han atrevido a cancelar exposiciones programadas, dejando a los artistas en el aire.
Tal vez lo que más me interesa de la palabra “coraje” es la significación de tener el valor de “echar el corazón por delante”, lo que significa, entre otras cosas, dejar el ego atrás. Todas las artistas que hoy participan en esta exposición han asumido el riesgo que conlleva su práctica artística, la cual involucra la mente, el cuerpo y el corazón, todo enlazado con el coraje para explorar lo desconocido, pues entienden que la experimentación y el riesgo se deben asumir con valor, así la incertidumbre de un mundo frágil esté en cada instante.
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