Coral Bracho ganó el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2023
La escritora mexicana revindicó este lunes a la poesía como un género que libera al lenguaje del “desgaste” y las limitaciones de la vida cotidiana, tras anunciarse como ganadora del máximo premio de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
EFE
“La poesía libera al lenguaje de todas las limitaciones que le hemos puesto en la vida cotidiana, que lo desgastamos, que no nos permite llegar hasta donde nos puede llevar”, dijo en su intervención vía remota en el anuncio del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2023.
Bracho (Ciudad de México, 1951) consideró que si el público se deshace de la idea de la poesía como “algo extraño” e inentendible “aprendería muchas cosas que no se aprenden, se sienten y perciben desde otros ángulos o con otros lenguajes”.
“Es importante que una forma de expresión que va tan al fondo de las cosas, de los sentimientos, de la inteligencia, porque también es crítica y analítica, toque a otras mentes y nos permita ver mucho más allá. Si la gente tuviera más contacto con la lectura de poesía, sería más sensible, más perceptiva, daría más opciones para salir de la situación en la que estamos”, aseguró.
La autora resultó ganadora del Premio FIL entre 59 candidaturas que representaron a 49 escritores por “su continuada indagación en la politicidad de la poesía y el peso de la palabra escrita”, detalló Vittoria Borsó, portavoz del jurado en una conferencia de prensa en la ciudad de Guadalajara.
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El jurado reconoció a Bracho como una “destacada figura de una genealogía poética neobarroca” que es “esencial para la lengua continental y para la literatura mundial”.
Una obra prolífica
La obra de la autora comprende libros de literatura infantil y juvenil y una docena de títulos de poesía, entre los que destacan El ser que va a morir (1982), Cuarto de Hotel (2007), Ese espacio, ese jardín (2003), Si ríe el emperador (2010) y Debe ser un malentendido (2018).
De este último volumen, la poeta recordó que surgió a raíz de la experiencia de acompañar a su madre con alzhéimer y de constatar que esta enfermedad degenerativa es “una forma de estar en el mundo que se acerca mucho al de la niñez”, en la que las personas observan todo lo que les rodea “como algo nuevo, como algo sorprendente”.
Esa misma fascinación la sintió la propia escritora durante su niñez y adolescencia, en sus inicios en la poesía, tras una temporada en la que estudió en Francia luego de la muerte de su padre. Contó que acercarse a este género le hizo dejar la idea de estudiar ciencia y la llevó a comprender que escribir era el camino y una “fascinante” posibilidad de acercarse a la “realidad emotiva, a la realidad del mundo”.
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Ícono de la poesía mexicana
Algunos de sus versos han aparecido en revistas y suplementos culturales de México, como “Letras Libres” y “Vuelta”, entre otros, así como en revistas y antologías publicadas en España, Francia, Italia, Finlandia, Canadá, Estados Unidos, Brasil y otros países de Latinoamérica.
La obra de Bracho ha sido merecedora de la Beca Guggenheim en el año 2000, el Premio Xavier Villaurrutia en 2003, el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines-Gatien Lapointe en 2011, y el Premio Coatlicue en 2018.
La poeta celebró que haya cada vez más mujeres que escriben poesía y estén abriéndose camino en México y en otros países.”A todos nos va a servir en todos los sentidos posibles”, opinó.
Bracho llamó a que la juventud se abra a la poesía como una manera distinta de acercarse a la realidad y explorar “regiones de la sensibilidad” e inteligencia que los sorprendan.
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“(La poesía) nos abre una capacidad de penetrar en los problemas vitales y de acercarnos a la realidad de una manera como se acercan los niños o una persona con alzhéimer, de una manera que los sorprenda, que los haga ver la vida todos los días como algo nuevo y deslumbrante, intenso y vital”, declaró.
La autora recibirá el premio, dotado con 150.000 dólares estadounidenses, el próximo 25 de noviembre en la inauguración de la edición 37 de la FIL de Guadalajara, considerada la más importante del mundo en español y que este año tendrá como invitada de honor a la Unión Europea.
El Premio FIL ha sido otorgado en anteriores ediciones a autores como Nélida Piñón, António Lobo Antunes, Yves Bonnefoy, Claudio Magris, Norman Manea, Lídia Jorge, Diamela Eltit y recientemente a Mircea Cărtărescu, entre otros.
Tras anunciarse como ganadora, la escritora mexicana revindicó a la poesía como un género que libera al lenguaje del “desgaste”.
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“La poesía libera al lenguaje de todas las limitaciones que le hemos puesto en la vida cotidiana, que lo desgastamos, que no nos permite llegar hasta donde nos puede llevar”, dijo en su intervención vía remota en el anuncio del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2023.
Bracho (Ciudad de México, 1951) consideró que si el público se deshace de la idea de la poesía como “algo extraño” e inentendible “aprendería muchas cosas que no se aprenden, se sienten y perciben desde otros ángulos o con otros lenguajes”.
“Es importante que una forma de expresión que va tan al fondo de las cosas, de los sentimientos, de la inteligencia, porque también es crítica y analítica, toque a otras mentes y nos permita ver mucho más allá. Si la gente tuviera más contacto con la lectura de poesía, sería más sensible, más perceptiva, daría más opciones para salir de la situación en la que estamos”, aseguró.
La autora resultó ganadora del Premio FIL entre 59 candidaturas que representaron a 49 escritores por “su continuada indagación en la politicidad de la poesía y el peso de la palabra escrita”, detalló Vittoria Borsó, portavoz del jurado en una conferencia de prensa en la ciudad de Guadalajara.
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El jurado reconoció a Bracho como una “destacada figura de una genealogía poética neobarroca” que es “esencial para la lengua continental y para la literatura mundial”.
Una obra prolífica
La obra de la autora comprende libros de literatura infantil y juvenil y una docena de títulos de poesía, entre los que destacan El ser que va a morir (1982), Cuarto de Hotel (2007), Ese espacio, ese jardín (2003), Si ríe el emperador (2010) y Debe ser un malentendido (2018).
De este último volumen, la poeta recordó que surgió a raíz de la experiencia de acompañar a su madre con alzhéimer y de constatar que esta enfermedad degenerativa es “una forma de estar en el mundo que se acerca mucho al de la niñez”, en la que las personas observan todo lo que les rodea “como algo nuevo, como algo sorprendente”.
Esa misma fascinación la sintió la propia escritora durante su niñez y adolescencia, en sus inicios en la poesía, tras una temporada en la que estudió en Francia luego de la muerte de su padre. Contó que acercarse a este género le hizo dejar la idea de estudiar ciencia y la llevó a comprender que escribir era el camino y una “fascinante” posibilidad de acercarse a la “realidad emotiva, a la realidad del mundo”.
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Ícono de la poesía mexicana
Algunos de sus versos han aparecido en revistas y suplementos culturales de México, como “Letras Libres” y “Vuelta”, entre otros, así como en revistas y antologías publicadas en España, Francia, Italia, Finlandia, Canadá, Estados Unidos, Brasil y otros países de Latinoamérica.
La obra de Bracho ha sido merecedora de la Beca Guggenheim en el año 2000, el Premio Xavier Villaurrutia en 2003, el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines-Gatien Lapointe en 2011, y el Premio Coatlicue en 2018.
La poeta celebró que haya cada vez más mujeres que escriben poesía y estén abriéndose camino en México y en otros países.”A todos nos va a servir en todos los sentidos posibles”, opinó.
Bracho llamó a que la juventud se abra a la poesía como una manera distinta de acercarse a la realidad y explorar “regiones de la sensibilidad” e inteligencia que los sorprendan.
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“(La poesía) nos abre una capacidad de penetrar en los problemas vitales y de acercarnos a la realidad de una manera como se acercan los niños o una persona con alzhéimer, de una manera que los sorprenda, que los haga ver la vida todos los días como algo nuevo y deslumbrante, intenso y vital”, declaró.
La autora recibirá el premio, dotado con 150.000 dólares estadounidenses, el próximo 25 de noviembre en la inauguración de la edición 37 de la FIL de Guadalajara, considerada la más importante del mundo en español y que este año tendrá como invitada de honor a la Unión Europea.
El Premio FIL ha sido otorgado en anteriores ediciones a autores como Nélida Piñón, António Lobo Antunes, Yves Bonnefoy, Claudio Magris, Norman Manea, Lídia Jorge, Diamela Eltit y recientemente a Mircea Cărtărescu, entre otros.
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