Cormac McCarthy, la escritura por la escritura
El escritor norteamericano, autor de libros como Todos los hermosos caballos y La frontera, se aisló voluntariamente y protegió su libertad creativa con recelo. Varias de sus obras fueron adaptadas al cine y fue comparado con escritores como Herman Melville o William Foulkner.
“No creo que (las entrevistas) sean buenas para tu cabeza. Si pasas mucho tiempo pensando en cómo escribir un libro, probablemente no deberías hacerlo. Pensando en ello, probablemente deberías estar haciéndolo”, le dijo Cormac McCarthy a Oprah Winfrey en 2007, durante una de las pocas excepciones que hizo con respecto a plataformas en las que pudiese ser más visible. De hecho, nunca quiso ser visible, probablemente por la consciencia de que, entre más reconocimiento tuviera, menos libertad habría para escribir, para crear su obra.
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“No creo que (las entrevistas) sean buenas para tu cabeza. Si pasas mucho tiempo pensando en cómo escribir un libro, probablemente no deberías hacerlo. Pensando en ello, probablemente deberías estar haciéndolo”, le dijo Cormac McCarthy a Oprah Winfrey en 2007, durante una de las pocas excepciones que hizo con respecto a plataformas en las que pudiese ser más visible. De hecho, nunca quiso ser visible, probablemente por la consciencia de que, entre más reconocimiento tuviera, menos libertad habría para escribir, para crear su obra.
Nació el 20 de julio de 1933, en Providencie, Rhode Island, como el sexto de una familia con padre dedicado al derecho. A pesar de que en Tenessee vivió con algunas comodidades, sintió, desde temprana edad, que “no sería un ciudadano respetable”, de seguir por ese camino, como se lo contó al New York Times en 1992.
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Aunque se llama Charles por tradición paterna, cambió su nombre por Cormac, a semejanza del legendario Cormac mac Airt, uno de los grandes reyes de Irlanda. “En el siglo XIV, Cormac McCarthy, señor de Blarney, ordenó erigir un castillo en el condado de Cork, a fin de preservar una piedra de origen mítico. Situada en las almenas del castillo, quienes besaban la piedra de Blarney obtenían el don de la elocuencia”. Según el periódico El País de España, el cambio de su nombre originario por su equivalente gaélico, Cormac, demostró su intención por encomendarse a “las fuerzas tutelares de la creación verbal”.
Realizó estudios de Humanidades en la Universidad de Tennessee, pero nunca se graduó, y se enroló en la Fuerza Aérea de EE. UU. durante cuatro años. En su periodo estudiantil publicó dos historias en la revista literaria de la universidad, obteniendo el galardón Ingram-Merril para la creación literaria en 1959 y 1960. Antes de que se terminara esta década se casó dos veces: la primera con Lee Holleman, con quien tuvo un hijo, y luego con Anne DeLisle, cantante inglesa con quien terminó su relación en 1976.
A pesar de su paso por la academia, su cotidianidad durante esos días de juventud y exploración, no lo sedujeron tanto como para concentrarse en las propuestas del canon o en las promesas de éxito al graduarse. Pasó por oficios varios, temporales, nada que lo encaminara hacia un destino elegido, así como su paso por la Fuerza Aérea, que casi lo mata de aburrimiento y lo empujó al los libros.
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El guardián del vergel fue su primera novela, “ambientada en la zona rural de Tennessee y publicada en 1965, llegó a un editor de Faulkner, quien reconoció el potencial del joven escritor. A pesar de la buena crítica, sus siguientes trabajos- Hijo de Dios y La oscuridad exterior-, no tuvieron el éxito esperado y se mantuvo con subvenciones para escritores”, según el portal ABC. Ya entonces se apreciaba la influencia de William Foulkner o Herman Melville.
El reconocimiento le llega en la década de los 90
En 1992 cambió por completo el tono de su obra y alcanzó el reconocimiento. Todos los hermosos caballos ganó el National Book Award y fue llevada al cine por Billy Bob Thornton en 2000, con Matt Damon y Penélope Cruz de protagonistas. Esa novela es la primera parte de la saga La Frontera, compuesta asimismo por La frontera (1994) y Ciudades de la llanura (1998).
En 2005 vio la luz No es país para viejos, obra llevada al cine por los hermanos Coen en 2007, con Javier Bardem entre los protagonistas, y en 2006 La carretera. Por esta historia de un padre y un hijo que sobreviven en un mundo desoldado, recibió el Premio Pulitzer de Ficción 2007. John Hillcoat la llevó a la gran pantalla en 2000, siendo las estrellas principales Viggo Mortensen, Kodi Smit-McPhee y Charlize Theron.
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El pasajero y Stella Maris, lanzadas en 2022, son sus trabajos más recientes en el género de la novela. Ambas están conectadas entre sí y cuentan la historia de amor entre dos hermanos, los Western, obsesionados con su pasado: su padre era físico y contribuyó a desarrollar la bomba atómica. Suponen un cambio en los temas y el estilo característico de su obra, a la vez que un reflejo de sus inquietudes científicas.
Al margen de estas, Cormac ha escrito también varias obras de teatro como The stonemason (1995), en la que narra las vivencias de una familia negra sureña, y The sunset limited (2006), una reflexión sobre dos personas totalmente diferentes.
Entre sus trabajos igualmente están los guiones de las películas The gardener´s son (1977), The sunset limited, adaptación de su novela homónima, y The counselor (2013, Ridley Scott), con Penélope Cruz, Cameron Díaz y Michael Fassbender. De hecho, tres de sus películas fueron adaptadas al cine: Todos los hermosos caballos, La carretera y No es país para viejos, que recibió cuatro premios de la Academia, entre el que se incluye Mejor película.
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McCarthy siempre rehuyó los focos, y de hecho son muy contadas las entrevistas que dio a lo largo de su vida; además, al menos hasta 2013 no poseía un ordenador -según reveló entonces su editor- y elaboraba supuestamente sus obras con una antigua máquina de escribir.
Eduardo Lago, de El País, contó que su aislamiento se debía a una forma a enfrentar la vida como autor que no tranzaba con las seducciones propias de la fama, el dinero o el éxito. Que antes de entrar a la década de los 90, no vendió muchos libros (no más de 2.000), que durmió y escribió en habitaciones de moteles, además de mencionar que el autor Harold Bloom, en su libro Cómo leer y por qué, afirmó que Meridiano de sangre fue la “mejor novela americana de la segunda mitad del siglo XX”. McCartthy tardó 20 años en escribirla.
En cuanto a sus gustos literarios, reveló ser admirador de novelas como Moby Dick, Los hermanos Karamazov o Ulises, pero confesó no compartir ni entender a otros reconocidos novelistas como Marcel Proust o Henry James, así como los escritores del llamado “realismo mágico” latinoamericanos.