Crisis en el Ministerio de Cultura: el futuro incierto de la Fundación Batuta
El futuro de Batuta está en vilo. Tras el hundimiento de la ley de financiación, el Ministerio de las Culturas no tiene respuestas para saber lo que pasará con proyectos culturales como el de esta fundación, con más de 30 años de historia. Su directora y el ministro Juan David Correa hablaron al respecto.
Samuel Sosa Velandia
En la tarde del 17 de diciembre, en los alrededores del Congreso de la República, se escuchó un sonido de música sinfónica, pero no se trataba de una celebración ni de un homenaje, sino de una protesta. La Orquesta Sinfónica de Colombia, el Coro Nacional y la Fundación Batuta organizaron un recital para manifestar su preocupación e inconformidad por el desfinanciamiento del presupuesto del Ministerio de las Culturas y los efectos negativos que esto tendría en el ecosistema sinfónico del país.
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En la tarde del 17 de diciembre, en los alrededores del Congreso de la República, se escuchó un sonido de música sinfónica, pero no se trataba de una celebración ni de un homenaje, sino de una protesta. La Orquesta Sinfónica de Colombia, el Coro Nacional y la Fundación Batuta organizaron un recital para manifestar su preocupación e inconformidad por el desfinanciamiento del presupuesto del Ministerio de las Culturas y los efectos negativos que esto tendría en el ecosistema sinfónico del país.
Las melodías sonaban mientras sobre una pared se extendía una pancarta con un mensaje claro y contundente: “#DesfinanciarEsSilenciar”. La no aprobación de la ley de financiamiento significaría una reducción, según el ministro Juan David Correa, de más del 80 % en el presupuesto de la cartera, lo cual haría imposible mantener y dar continuidad a algunos programas y proyectos culturales.
Ese mismo día, llegó una carta firmada por Lucía González Duque, presidenta ejecutiva de la Fundación Nacional Batuta, dirigida a los equipos territoriales del proyecto, a quienes les anunció que el programa Sonidos de Esperanza, liderado por la organización, no continuará en 2025.
“Como es sabido por todos, un 70 % de nuestro presupuesto y nuestra acción corresponden a los recursos aportados por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes para el desarrollo del programa Sonidos de Esperanza; pero en 2025 este programa no continuará, pues todo el recurso de formación musical se destinará al programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz”, señaló.
A renglón seguido, González mencionó que se había presentado una propuesta para transitar de este programa a Sonidos para la Construcción de Paz. Sin embargo, no han recibido respuesta del Ministerio, por lo que, sumado a las limitaciones presupuestales evidentes, se darán por cerrados los Centros Musicales, por ahora.
En conversación con El Espectador, la presidenta ejecutiva de la fundación explicó que la carta no busca señalar un problema de comunicación, ni mucho menos cuestionar ni atacar al Ministerio, sino que, dada la indefinición sobre la situación presupuestal de la nación, sentía la responsabilidad de comunicar a sus servidores la situación de Batuta.
“Hasta antes de la ley, habíamos pensado en un acuerdo, que era transitar de Sonidos de Esperanza a Sonidos para la Construcción de Paz, un movimiento que sería difícil. Pero si es la única opción, pues la tomamos. Sin embargo, una vez se aprueba la ley, nos damos cuenta de que esto incide directamente sobre el presupuesto de inversión del Ministerio y se suspenden los acuerdos que estábamos haciendo. Y nuestra obligación es decirles a los profesionales cuál es la situación en la que estamos”, precisó.
Sobre la complejidad del paso de un programa a otro, explicó que ese cambio implicaría una total transformación de su razón social, pues Batuta es una organización de participación mixta. Al darse el cambio, se convertirían en operadores del Ministerio, al igual que las universidades, lo que se traduciría en una pérdida de autonomía respecto a las labores y el alcance de sus funciones. “Nosotros ofrecemos atención psicosocial a los niños en todos los Centros Musicales, mientras que Sonidos para la Paz solo la ofrece en 15 colegios. Además, brindamos acompañamiento familiar, lo cual no está previsto en el otro programa. Lo más delicado, sin duda, es la atención psicosocial, ya que en los centros los niños no solo reciben clases, sino que sienten que están en un hogar, un lugar de protección. No es simplemente una clase más, sino un centro al que los niños van con afecto, con entusiasmo, y donde se sienten protegidos y respaldados”, lamentó González.
Desde hace 23 años, la Fundación Nacional Batuta y el Gobierno nacional implementan el proyecto Sonidos de Esperanza, que, según cifras de la fundación, apoya a 18.947 niños, niñas y adolescentes en 136 Centros Musicales, ubicados en 86 municipios de los 32 departamentos del país.
El ministro Juan David Correa también habló para este medio y aseveró que los recursos para Batuta sí están, y que, de hecho, su financiamiento es un asunto prioritario en el presupuesto, pero precisó que, ante la reducción del presupuesto, no será lo esperado, y su tránsito a otro programa sería lo más viable.
“Sí habrá recursos. De hecho, recortamos lo que habían solicitado, alrededor del 35 %, y nosotros estamos sometidos como ministerio a una reducción del 82 %. Esto significa que estamos priorizando un sector que consideramos, merece toda nuestra consideración y apoyo dentro de nuestras posibilidades”, puntualizó Correa, quien no dudó en reconocer que es un momento crítico y que hay más preguntas que respuestas. Por eso, no se atreve a hablar de absolutos ni decisiones determinantes. Sin embargo, sí se refirió a que su intención es unificar los programas musicales que tienen el Ministerio y Batuta para “evitar duplicar algunas inversiones”.
Aunque fue enfático en decir que la situación puede cambiar, muchos programas e iniciativas no tienen los recursos suficientes para su ejecución. Entre ellos, lo que fue el gran anuncio de la viceministra de las Artes, Yannai Kadamani, de ampliar el programa Sonidos para la Construcción de Paz a Artes para la Construcción de Paz, para incluir otras formas de arte.
“El Programa Nacional de Estímulos es lo único que el Ministerio se niega a reducir, porque sabemos que es la forma más efectiva que hemos encontrado para repartir los recursos entre los artistas. Ese programa no se tocará ni un solo peso. Lo que menos vamos a afectar son las personas y los artistas. Lo que más sufrirá será el área de contratistas, por supuesto. El Ministerio se reducirá enormemente porque no tenemos cómo asumir esos costos y, además, esto implicará una mayor gestión para quienes estamos comprometidos con la causa”, afirmó en cuanto a algunas de las repercusiones de la desfinanciación.
El 23 de enero será el último Consejo de Ministros en Cartagena, donde se tomarán decisiones determinantes para el presupuesto de esta y otras carteras. Hasta ese día, muchas cosas podrán tomar otro curso. Correa dice que su propósito será concientizar al Gobierno de que la educación artística está desfinanciada, pero también aseguró que su trabajo se ha centrado en hacer una planeación pensando en el futuro.
Mientras se esperan las respuestas, Lucía González dice que el gremio artístico, como ha ocurrido en nuestra historia republicana, seguirá resistiendo y llegando hasta las últimas instancias. “Sentimos que hay un Congreso de la República que piensa que puede castigar una ideología y que no tiene consideración con lo que esto incidirá en el recaudo previsto. Esperamos poder seguir avanzando en estos proyectos que construyen equidad y justicia social, que el país necesita para lograr la paz”, reflexionó.