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El revuelo que causó El abrazo de la serpiente precisamente se inició en la Quincena de los Realizadores, donde la historia que narra los orígenes del narcotráfico en un clan de la etnia wayuu, ha sido designada para inaugurar esta sección independiente del Festival de Cannes.
Desde su primera proyección en el Théâtre Croisette, a sala llena y con ovación, la prensa internacional especializada ha alabado Pájaros de verano, donde Ciro Guerra comparte dirección con la productora Cristina Gallego. Este largometraje protagonizado por Natalia Reyes, Carmiña Martínez y José Acosta, llegará a las carteleras en agosto, pero desde ya se le augura un exitoso recorrido.
En la Quinzaine Beach, donde se llevan a cabo diferentes eventos de esta sección independiente, Gallegos y Guerra esta vez se dejan dirigir por el agente de prensa que les lleva de periodista en periodista para ser entrevistados.
¿Qué tan difícil fue embarcarse en un nuevo proyecto después del gran éxito de El abrazo de la serpiente?
Ciro Guerra: No tuvimos ese problema. Desde hace 10 años teníamos esta idea, y sabíamos que sería el proyecto consecutivo. Fue muy bueno para nosotros porque no hubiera sido posible crearlo con una presión tan grande como la que tuvimos con El abrazo de la serpiente.
¿Cómo se toca un tema tan sensible como lo es el origen del narcotráfico en Colombia?
Cristina Gallego: Nos preocupaba encontrar la manera correcta para hablar de ese tema. Durante muchos años escuchamos sobre todas las cosas que se habían hecho en Colombia relacionadas al narcotráfico, pero cuando ves la filmografía, puedes contar con los dedos de la mano las películas que tratan a fondo ese tema. Son más bien historias que han sido contadas fuera, y por eso nos preguntamos por qué siendo nosotros los protagonistas, no se puede hablar al respecto. La verdad es que es un tema tabú. Cuando nos enteramos de lo que había pasado en esa región en aquella época, nos sorprendimos de que hasta la fecha esa historia no había sido contada en el cine.
¿Cómo dieron con la historia?
Cristina Gallego: Hace 10 años hicimos una película en la Guajira (Los viajes del viento, 2009), trabajamos con actores naturales, algunos de ellos marimberos reales, que nos contaron muchas historias de esa época en cuestión. Uno de ellos fue el que hace el papel de Aníbal (Juan Martínez) en Pájaros de Verano, quien nos contó muchas historias de la bonanza marimbera. Lo que notamos en esos narradores fue un orgullo por haber sido parte de ese momento, además de sentirse felices de haber vivido esa especie de época dorada. Aunque hoy en día se relaciona todo eso con el mundo oscuro de la criminalidad, en aquella época la sociedad colombiana estuvo vinculada a ese negocio.
¿Dónde están ahora los involucrados?
Ciro Guerra: Aprendieron su lección de esa época. Cuando el Cartel de Medellín llegó a la Guajira, los wayuu les rechazaron, les dijeron que preferían ser pobres, y además les juraron la guerra. Ahora se está viviendo una nueva bonanza gracias a la industria del carbón. Sin embargo el pueblo no saca provecho de esta bonanza, ya que allí rige el gobierno regional más corrupto del mundo. Los wayuu son muy resistentes y rigurosos, saben cómo vivir en condiciones precarias, pero el sufrimiento sigue estando presente.
¿Cómo lograron transmitir la cultura wayuu sin caer en lo aleccionador?
Cristina Gallego: No somos antropólogos sino gente de cine, de manera que cuando nos acercamos a los wayuu con sus códigos de comportamiento, vimos que era el lugar perfecto de una película de gansters. Tratas de entender es cultura desde las cosas que entiendes y conoces, un ejemplo es la figura del palabrero, como también el mundo de García Márquez, el cual está influenciado por la cultura wayuu, con los sueños, la relación con los espíritus y la muerte. Tratamos pues de echar mano a ciertas herramientas para tratar de entender esa cultura; sin embargo, después de haber estado allí, de conocer a su gente, es imposible entender la cultura wayuu del todo, porque ni ellos mismos que tienen diferentes mitologías, lo logran.
¿Cómo ha sido la aceptación de la película en Cannes, desde el punto de vista de ventas y perspectivas a futuro?
Cristina Gallegos: Cuando los agentes de ventas están contentos, es que va muy bien. Están recibiendo ofertas de varios lugares del mundo, pero todo eso hay que tomarlo con calma. Hay que esperar a ver qué se cierra, porque aún es muy prematuro. La película apenas se pasó el miércoles, y ha tenido una reacción increíble tanto a nivel de crítica, como también de público. En la proyección hubo distribuidores, y durante la fiesta que celebramos se nos acercaron y nos dijeron que querían la película. Hemos estado en entrevistas durante dos días, así que lo único que sé es que los agentes de ventas están muy contentos.
Después de una larga trayectoria como productora, finalmente dirige, ¿cómo fue esta primera experiencia como directora?
Las mujeres estamos trabajando para poder tener mayor participación y visibilidad. Esta fue una experiencia muy retadora; se trata de una historia en la que quería traer la voz escondida de las mujeres, que era la misma voz mía, que estaba guardada. A nivel personal la película significó enfrentarme a una cantidad de retos y de sufrimientos.
¿Qué importancia tendrá esta película para Colombia?
Cristina Gallego: Quisimos hacer esta película sobre el origen del narcotráfico por muchas razones. Y siempre cuando quieres entender algo, lo que haces es remontarte al origen, y en este sentido es muy importante cuando se reflexiona sobre los hechos. Por lo general nos avergonzamos de ser colombianos, porque siempre se nos relaciona con las drogas, nos detienen en los aeropuertos… Para nosotros es importante vernos en el espejo con ese tema, y conocer su génesis. El narcotráfico se originó de una manera muy ingenua, pero hoy en día hay otra percepción; y la cosa es que aunque somos un país productor de drogas, el consumo masivo se encuentra fuera. De manera que mi expectativa es mayor hacia cómo será esta película percibida en el extranjero, y qué se van a pensar de ahora en delante sobre la política antidrogas.