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“Cromos”, un álbum centenario de Colombia

Hoy cumple años la publicación por la que han pasado personajes que marcaron la historia del país en el siglo XX. El Espectador presentará diferentes entregas en sus plataformas durante el año.

Maryluz Vallejo Mejía*
15 de enero de 2016 - 02:03 p. m.
Portada de la primera “Cromos”, por el artista Coriolano Leudo (1916). / “Cromos”
Portada de la primera “Cromos”, por el artista Coriolano Leudo (1916). / “Cromos”
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La portada de una dama bogotana con mantilla y pecosa —por defectos de impresión— en el primer número de la revista Cromos, que circuló el 15 de enero de 1916, se convirtió en un icono no solo del periodismo moderno, sino del país que tímidamente se asomaba a la modernidad.

La dama en cuestión era la novia de Coriolano Leudo, responsable del diseño gráfico de Cromos, cuyas numerosas portadas enriquecen esa gran pinacoteca de artistas colombianos y extranjeros que divulgó la revista. A partir de los años 40, las actrices de Hollywood se tomaron las carátulas hasta que en los 60 volvieron a reinar las bellezas criollas.

Más allá de ser un órgano de frivolidad para leer en peluquerías, la revista gráfica fundada por los payaneses Miguel Santiago Valencia y Abelardo Arboleda ha documentado el acontecer nacional e internacional con tal profusión de imágenes que revisar la colección es como pasar las páginas de un álbum monumental donde se recogen todos los personajes y eventos que marcaron la historia del siglo XX.

El prócer y pionero del periodismo colombiano Antonio Nariño (1917).

Aunque sus mismos artífices quisieron mostrarla como un impreso apolítico, la ideología liberal y los ideales del Republicanismo definieron la línea editorial de la revista, que desde sus inicios se zafó del corset mental impuesto por la Hegemonía Conservadora. Supo adaptarse a las circunstancias políticas y económicas de un país que sufría los embates de la Gran Guerra, pero que también ingresaba a la sociedad del consumo.

Los hermanos Tamayo Álvarez, que compraron la revista en 1918, le siguieron dando protagonismo a las mujeres bellas y a las élites sociales, políticas y eclesiásticas que desfilaban por sus páginas. En la parte literaria, se alternaban el ensayo de carácter histórico con la crónica modernista, poesía, novela y cuento de autores propios o traducidos, siguiendo las tendencias del gusto.

La crónica deportiva fue uno de los pilares de la publicación (1977).

A partir de los años 30, el despegue de la aviación comercial, que coincidió con la guerra del Perú, avivó el interés por explorar las fronteras y las regiones olvidadas del país. Los enviados especiales de Cromos descubrieron las selvas con sus aborígenes y comenzó el asombro por lo exótico. En esa década, el fotógrafo Luis B. Ramos atrapó con su cámara los paisajes bucólicos del interior del país y la belleza de los campesinos olvidados; en los 40, fotógrafos insignes fueron Sady González, Nereo y Gaitán. Y en los 50 encontramos a Max Rabelo, Guillermo Angulo, Fernell Franco y Hernán Díaz, quien desde 1959 no ha dejado de retratar a las celebridades.

Si bien en estos cien años los temas reinantes han sido la belleza y la moda, Cromos no ha descuidado otros frentes del entretenimiento, los deportes, la cultura y la vida cotidiana para llegar a todo tipo de lectores, pero particularmente ha trazado su propia ruta del progreso en la geografía nacional. El desarrollo urbanístico de Bogotá y las distintas capitales del país, así como de la infraestructura vial y la llegada de los distintos medios de transporte y de comunicación están recogidos en este álbum.

Noemí Sanín, como Ministra de Relaciones Exteriores, renovó los estrados colombianos.

Cromos ha sido casa editorial y escuela de reconocidos escritores, periodistas, caricaturistas, artistas, reporteros gráficos y diseñadores. En sus primeros años, cronistas del Centenario como Carlos Villafañe (Tic Tac), Alfredo Sánchez de Iriarte (el Doctor Mirabel), Joaquín Quijano Mantilla y Eduardo Castillo deleitaron a los lectores con sus impresiones sobre las nuevas costumbres y estilos de vida citadinos.

En los años 50 surgió la voz del cronista Manuel Zapata Olivella, a quien el fotógrafo Nereo López acompañaba en sus correrías por el país, y también empezaron las colaboraciones desde Europa de Gabriel García Márquez, y en los 60 sobresalió por su irreverencia y originalidad, el cronista nadaísta Gonzalo Arango. En los 70, reporteros de la talla de Germán Pinzón, Juan Gossaín, Henry Holguín y Gonzalo Castellanos le dieron vuelo narrativo a la revista, que en los 80 retomaron Pedro Claver Téllez, Antonio Morales, Ligia Riveros, Héctor Rincón y Fernando Garavito, entre muchos otros, acompañados del fotógrafo estrella, Fabio Serrano. En los 90, Germán Castro Caycedo reporteó los temas duros del país: narcos, paras y drogas. Y a la vuelta del siglo encontramos las firmas de Nelson Freddy Padilla, Ernesto McCausland, Gloria Valencia y el recién fallecido Rafael Baena; también a los fotógrafos Jesús Abad Colorado, Julián Lineros y Jorge Torres.

En 1953, los Tamayo Álvarez les vendieron a los Restrepo Suárez—hijos de don Fabio, el exitoso gerente de El Tiempo—, quienes mantuvieron la revista en primer lugar de circulación y en 1969 fundaron Vea, que revolucionó el periodismo sensacionalista en el país. A comienzos de los 80, el Grupo Grancolombiano compró la mayoría de acciones de la revista, que en 1985 adquirió Julio Andrés Camacho, quien pasó a dirigirla. En 1992 la adquirió el grupo Santo Domingo, su actual propietario.

Así lucía Sofía Vergara el año en que dio a luz a Manolo, su único hijo (1993).

De los 18 directores que ha tenido la revista, sin contar los encargados, se destacaron Luis Tamayo, periodista e influyente político liberal, al frente de la revista por cerca de 35 años; Jaime Restrepo Suárez, que estuvo por cerca de 20 años, y en las últimas décadas, se destacó Margarita Vidal (1980-1984), quien afianzó el prestigio de la revista. Y desde 2004, al frente de la dirección está Jairo Dueñas, quien mantiene el baluarte de la belleza y la moda, sin dejar de lado la crónica del país que ha venido narrando Cromos en su centenaria trayectoria, manteniendo en las cubiertas damas mucho menos recatadas que aquella de la mantilla negra.

A esas mujeres bellas ha dedicado gran parte de las 4.935 portadas que lleva hasta hoy, después de circular ininterrumpidamente, salvo en dos ocasiones: cuando fueron incendiados sus talleres tras el Bogotazo, y cuando cayó la dictadura del General Rojas Pinilla, en mayo de 1957.

Con la mira puesta en las nuevas generaciones y la circulación en formatos digitales, además del impreso, hoy se abre un nuevo álbum de Cromos, la revista más antigua de América Latina.

*Profesora Pontificia Universidad Javeriana

Por Maryluz Vallejo Mejía*

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