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La Ciudad de la Luz

Un recorrido por el Museo Rodin, Montmartre y el Molino Rojo de París.

Oscar Seidel
01 de junio de 2021 - 04:16 p. m.
Existen tres historias sobre el reconocimiento de París como la "Ciudad de la Luz". La primera data del siglo de XVII, al ser la primera ciudad del mundo con alumbrado público; la segunda, se refiere al siglo XVIII de la Ilustración, cuando la ciudad devino un centro cultural y filosófico; y la tercera, cuando en el siglo XIX, París recibió un sistema de alumbrado basado en el gas, por lo cual los ingleses la denominaron 'City of Lights'. / Archivo Particular
Existen tres historias sobre el reconocimiento de París como la "Ciudad de la Luz". La primera data del siglo de XVII, al ser la primera ciudad del mundo con alumbrado público; la segunda, se refiere al siglo XVIII de la Ilustración, cuando la ciudad devino un centro cultural y filosófico; y la tercera, cuando en el siglo XIX, París recibió un sistema de alumbrado basado en el gas, por lo cual los ingleses la denominaron 'City of Lights'. / Archivo Particular
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Uno de mis objetivos de la visita a Europa era conocer la Ciudad Luz. Y llegó ese soñado día, pues el 21 de mayo salimos de Heidelberg a las 7:45 de la mañana, montados en el tren ligero ICE que en un tiempo de 3:25 horas, y a una distancia de 464 kilómetros, nos trajo a Paris, no sin antes, atravesar las ciudades alemanas de Mannheim y Sàarcker.

Después de hospedarnos en un hotel, salimos a conocer esta histórica ciudad: El Palacio Royal; los Campos Elíseos; el museo de Louvre y su famosa pirámide de cristal; el Arco del Triunfo, y la plaza de la Concorde en donde observamos el Obelisco que Napoleón trajo de Egipto. Es de aclarar que los recorridos a estos sitios fueron algunas veces caminando, y otras veces en el Metro de Paris.

Al día siguiente, recorrimos los puentes del río Sena y tomamos una botella de vino en la cubierta de un bote acoderado en su orilla. Luego, estuvimos en la Torre Eiffel, la cual está en reparación, y la recorrimos por los cuatro puntos cardinales. De igual manera, entramos al Museo Rodin, en donde hay una exposición permanente de este escultor francés y, había una exposición pasajera de Picasso, el pintor catalán.

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El Museo Rodin

Fue creado en 1916 por iniciativa del escultor francés Auguste Rodin (1840-1917), quien donó sus trabajos y su colección privada al Estado de Francia. La colección permanente del museo está en el Hotel Bixon, una prestigiosa mansión construida a principios del siglo 18 por el arquitecto Jean Aubert. El escultor vivió en ella alquilando cuatro cuartos en el salón principal. En dicho hotel se hospedaron en épocas diferentes, el escritor Jean Coetau, el pintor Henry Matisse y la bailarina Isadora Duncan. Fue el poeta Rainer María Rilke quien le recomendó la mansión a Rodin.

El museo está organizado de manera cronológica, empezando en el Gran Salón con las enseñanzas de Rodin, sus años en Bélgica, y las temáticas de las esculturas “La edad de bronce”, “Las puertas del infierno” y “Los Burgueses de Calais”.

Seguimos recorriendo el edificio, y en el primer piso están los monumentos de Rodin, y algunas pinturas de otros artistas, entre las que se destacan “El portarretrato de Pore Tanguy”, pintado por Vicent van Gogh, y que es una de las tres pinturas que el artista hizo al llegar a París. Esta pintura transmite una sensación de serenidad que difícilmente buscaba Van Gogh para sí mismo. En el último cuarto del edificio, vimos las esculturas de “El caminante” y la colección de antigüedades de Rodin.

Al final del recorrido, se encuentran las grandes esculturas localizadas en un inmenso jardín de 7 y ½ acres, dividido en grandes áreas: el jardín de las rosas al norte; los árboles y las flores ornamentales al sur, y una zona para descansar de la caminada.

Después de conocer personalmente las principales esculturas, puedo resumir que:

El Pensador: es su obra más conocida. Fue esculpida inicialmente como parte de una obra mayor encargada en 1880 por el proyecto de Museo de Artes Decorativas de París. En forma de una enorme puerta de bronce, “La puerta del Infierno” se convirtió en el proyecto más ambicioso de Rodin, en el que trabajó durante 37 años. Representa al escritor italiano Dante Alighieri, el autor de la Divina Comedia, quien está inclinado hacia adelante para observar los círculos del infierno, y meditando sobre su obra. Es un hombre inmerso en sus reflexiones, pero cuyo cuerpo sugiere una gran capacidad de acción.

El Beso: representa a Paolo y Francesca, personajes de la Divina Comedia. Fueron asesinados por el marido de Francesca, quien los sorprendió besándose. Ambos enamorados fueron condenados a errar en los infiernos.

Los Burgueses de Calais: inmortaliza a los seis burgueses, quienes eran unos hombres ricos y con privilegios en la ciudad de Calais en Francia y en el siglo 14 se ofrecieron a los ingleses como mártires para salvar a sus conciudadanos del enemigo.

La Edad de Bronce: llamada inicialmente por Rodin como “El Hombre conquistado”, en referencia a la derrota de los franceses en la guerra contra Prusia.

El Caminante: es la imagen del movimiento. Surgió del ensamblado de los estudios de una pierna y de un torso para la escultura de San Juan Bautista.

La Catedral: esta escultura reúne en una misma obra dos manos derechas que pertenecen a dos figuras distintas. Junto con la sugerencia de las manos elevadas en oración, considera como una catedral la unión de un hombre y una mujer, simbolizados por sus manos, entraña una concepción del amor conyugal.

Finalmente, el Museo Rodin está abierto los viernes, sábados y domingos de 1 a 6 p.m., y el boleto de entrada por persona es de 12 euros.

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La villa artística de Montmartre

Al tercer dia, no podía faltar la visita al barrio de Montmartre. Este encantador distrito de la cumbre de Montmartre (o “La Butte”), ubicado en el distrito n.º 18, es una antigua villa de artistas en la que vivieron Picasso y Dalí, y que alberga la Basílica del Sagrado Corazón (Sacre Coeur). Las calles empinadas y serpenteantes ofrecen vistas panorámicas de la ciudad, mientras que el emblemático cabaret del Moulin Rouge situado detrás atrae a turistas y público de clubes nocturnos. En el área moderna de Lamarck, se encuentran bares y cafeterías con ambiente modernizado.

Algunos artistas que vivieron durante algunos años en Montmartre fueron:

Pablo Picasso (1881-1973): pintó Las Señoritas de Avignon en 1907 cuando vivía en el Bateau Lavoir. A Pablo Picasso, George Braque y Juan Gris, quienes también residieron en Montmartre, se les considera los fundadores del movimiento cubista.

Salvador Dalí (1904-1989): llegó a París en 1929 y ese mismo año presentó su primera exposición surrealista. Tenía un estudio en Montmartre y hoy en día su obra se expone en el Espace Montmartre Salvador Dalí.

Vincent Van Gogh (1853-1890): el genial holandés vivió en el tercer piso de la 54 Rue Lepic. Muchas de sus pinturas se inspiraban en el Moulin de la Galette.

Pierre-Auguste Renoir (1841-1919): es otro de los artistas que se inspiró en el Moulin de la Galette cuando vivía en el 12 Rue Cortot. Durante un tiempo tuvo una mesa en Au Lapin Agile.

Edouard Manet (1823-1883): pasó mucho tiempo en Montmartre. Escandalizó al mundo del arte con sus desnudos, incluida su famosa Olympia.

Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901): más que a cualquier otro artista, se le asocia con Montmartre por sus dibujos y carteles de las bailarinas del Moulin Rouge y de otros símbolos.

Amedeo Modigliani (1884-1920): el artista italiano llegó a París en 1906. Su obra estuvo muy influenciada por Toulouse-Latrec y otros artistas de Montmartre.

Edgar Degas (1834-1917): nació en París en 1834 y residió toda su vida en esta ciudad, sobre todo, en Montmartre. Murió en este barrio en 1917 y está enterrado en el cementerio de Montmartre.

El embrujo del Moulin Rouge

En el hall de entrada del cabaret Moulin Rouge, construido en 1889 por Josep Oller y Charles Zidler, se encuentra el cartel que hizo famoso de la noche a la mañana a Toulouse Lautrec, quien representó a la bailarina Goulue o Glotona, apodada así por tomarse lo que quedaba en las copas de los comensales. Lautrec pertenecía a una familia aristocrática, nació con una enfermedad que le impidió el desarrollo de sus huesos, y creció 1.52 metros y, tratándose de un hombre de poca altura, recibió el rechazo de su padre y de la sociedad. Así fue que encontró en la pintura y especialmente en la cartelería, su inspiración y refugio. Montmartre fue su reducto espiritual, donde el beber y el libertinaje eran celebrados, y él se sentía muy cómodo con esa vida. En Moulin Rouge, el picante baile del cancán era sexual y provocativo, y las estrellas eran las bailarinas. El pintor Toulouse Lautrec para inspirarse no tomaba agua, sino unas cuantas copas de una bebida llamada Absenta, y conocida como el hada verde. A este brebaje se le atribuye la destrucción de la mente de una generación de artistas, que les provocaba efectos alucinógenos. Alcohólico y enfermo murió de sífilis a los 36 años.

Los artistas famosos que han actuado en el Moulin Rouge son: Mistinguett y la edad de oro del cabaret; Jean Gabin, artista de music-hall; Édith Piaf en vísperas de la Liberación de París en la segunda guerra mundial, y el actor y cantante Yves Montand.

Por la forma de ir vestido al Moulin Rouge no hay que preocuparse demasiado, porque la vestimenta es formal, pero no hay que ir de chaqueta y corbata como en Bogotá. Eso sí, hay que tener en cuenta que no se puede entrar en pantalón corto, bermudas, calzado deportivo, ni ropa deportiva como hacemos en Juanchito. Una vez dentro del local, un acomodador lo acompaña a uno a su sitio. Los shows se presentan dos por día. El primero es a las nueve de la noche. Duran dos horas y la mayoría de los actos son en topless. Precio: 87 euros por persona; no incluye alimentos ni bebidas. Cena y show: 220 euros por persona; incluye botella de champaña.

Terminamos nuestro recorrido por Paris, y se me viene a la memoria mi abuelo materno, el manizaleño Alfonso Morales Caicedo, quien, en las tenidas literarias en Tumaco, impresionaba a sus contertulios recitando de memoria los sitios y direcciones de la Ciudad Luz. Lo paradójico es que, nunca tuvo oportunidad de conocerla…

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Por Oscar Seidel

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