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“Cuando me despierto y le echo una ojeada al periódico, me dan ganas de llorar”

“White noise”, la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Don DeLillo, ha sido la película inaugural de la 79 edición de la Mostra de Venecia. Con un elenco en el que se destacan Greta Gerwig y Adam Driver, entre otros, representa una de las apuestas de Netflix para optar por el León de Oro.

Janina Pérez Arias
03 de septiembre de 2022 - 02:00 a. m.
El estadounidense Noah Baumbach, director de “White noise”. / Mostra de Venecia
El estadounidense Noah Baumbach, director de “White noise”. / Mostra de Venecia
Foto: andrea avezzu'

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“White noise”, la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Don DeLillo, ha sido la película inaugural de la 79 edición de la Mostra de Venecia. Con un elenco en el que se destacan Greta Gerwig y Adam Driver, entre otros, representa una de las apuestas de Netflix para optar por el León de Oro.

A raíz de la muerte de su padre en 2019, Noah Baumbach volvió a un libro en particular que su progenitor le había puesto en las manos cuando el director era un jovenzuelo. White noise se llamaba la novela publicada en 1985, firmada por Don DeLillo, uno de los máximos exponentes de la literatura posmoderna estadounidense.

Después de la re lectura, Baumbach sintió la urgencia de adaptarla al cine. Esta historia distópica, satírica e irreverente, desarrollada en los años 80, tanto en el seno de una familia como en la vida académica de un experto en Hitler, tiene como detonante un accidente de transportes químico que produce una nube tóxica.

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El resultado, filmado en plena pandemia y que lleva el mismo nombre del libro, ha sido la película inaugural de la 79 edición de la Mostra de Venecia, con un elenco coral en el que destacan Greta Gerwig, Adam Driver y Don Cheadle. Esta cinta es una de las apuestas de Netflix para optar por el León de Oro.

Con White noise, Noah Baumbach rompe con un tipo de cine que le ha encumbrado en la cinematografía estadounidense con títulos como Marriage story, The Meyerowitz stories o Greenberg. Sin embargo entre las explosiones, un sorpresivo baile final y muchos colores, se sigue reconociendo la impronta de este director en la precisión de los diálogos y puesta en escena.

Después del estreno mundial de White noise, Noah Baumbach reflexiona sobre su más reciente película en una habitación con vista al mar Adriático encrespado por el viento. Ante la pregunta de si tuvo una clara intención de que este filme pueda ser percibido como un drama existencial, una comedia, un drama familiar y hasta como una película de catástrofe, responde sonriente: “supongo que la respuesta es sí”.

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¿Cuáles son los retos de llevar al cine la complejidad de Don DeLillo?

En la medida en que más o menos buscas los géneros cinematográficos que sean un equivalente a lo literal de la novela. Lo que he hecho es contar una historia que aislé de la novela, creando también una especie de traducción cinematográfica de lo que DeLillo plasmó de forma tan brillante.

Ha dicho que la historia de “White noise” trata de vivir momentos peligrosos. Pensando en el mundo de hoy, se tiene la sensación de que estamos atrapados en esos tiempos de alto riesgo. ¿Cómo es para usted confrontarse con la oscuridad en la vida diaria? ¿Se puede encontrar la luz en algún lugar?

Precisamente esta historia trata también de encontrar luz en la oscuridad, o de encontrar oscuridad en la luz, para parafrasear la canción de Leonard Cohen. En todo se puede encontrar grietas, y es así como la luz logra colarse, para acercarnos a ella.

En mi vida real cuando me despierto y le echo una ojeada al periódico, me dan ganas de llorar. Para mí en cierto sentido hacer esta película es una manera de canalizar todos esos miedos; siento que el mundo está loco, y cuando digo "loco” me refiero a los muchos sentidos que pueda tener esa palabra. Justamente esta novela me dio la oportunidad de exponer en la pantalla toda esa locura.

¿En qué medida se aplica en este caso la afirmación de que al usar un material ajeno para hacer una película, esta se convierte en algo bastante personal?

Todas las películas que he hecho las he sentido personales. Está claro que “personal” puede significar muchas cosas, pero ciertamente aquí yo reflejo mi amor hacia el cine, y ese es un aspecto que es muy personal para mí.

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En “White noise” toca temas complejos como la muerte, el miedo y la manera como se perciben en la sociedad. ¿Qué tanto le obsesionan esos temas?

De alguna manera somos cómplices de la instauración de una cultura que está estructurada para que no pensemos en la muerte, o para sublimarla. Aceptamos la muerte cuando la vemos en películas o en la televisión, y puede que cambie la noción concebida. Tanto en la novela como en el filme se plantea que la vida y la muerte no son dos cosas separadas, y que vivir implica el reconocimiento de un final, de que la vida se acaba.

¿Se puede decir que esta es su película más política?

Es indudable la naturaleza política de la novela de DeLillo, y aunque no se especifiquen nombres, puedes reconocer la era de Ronald Reagan o la era de la Guerra Fría saliendo de los años 60 y 70. Cuando leí el libro pensé “¡oh, es tal cual como ahora!”; eso me resultó bastante atractivo, porque creo que allí es donde radica la clave para que esta historia tenga conexión con cualquier época.

Por Janina Pérez Arias

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