Deambulando por la mente de Roberto Musso
Cuarteto de Nos, agrupación de rock liderada por Musso, se presenta esta noche en Pereira y mañana en Tunja, como parte de su gira por Colombia y su tour “Lámina Once 2023″.
Danelys Vega Cardozo
A veces elige A o B o se decide por el blanco o el negro. A ratos discute un tema con “suma convicción y lo defiende hasta la muerte”. Pero en otras ocasiones, Roberto Musso, prefiere no casarse con ningún extremo y navegar entre matices, en donde las zonas grises no están prohibidas. No le gusta emitir un veredicto sin tener suficiente información. Y no estaría dispuesto a hacerlo por presión, así que decide mantenerse alejado del rebaño y de la norma, y quedarse viendo manchas, como en su canción Rorschach. “Está muy bien elegir A o B, pero también está en todo su derecho quien no quiere elegir nada y eso no es un pecado”.
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A veces elige A o B o se decide por el blanco o el negro. A ratos discute un tema con “suma convicción y lo defiende hasta la muerte”. Pero en otras ocasiones, Roberto Musso, prefiere no casarse con ningún extremo y navegar entre matices, en donde las zonas grises no están prohibidas. No le gusta emitir un veredicto sin tener suficiente información. Y no estaría dispuesto a hacerlo por presión, así que decide mantenerse alejado del rebaño y de la norma, y quedarse viendo manchas, como en su canción Rorschach. “Está muy bien elegir A o B, pero también está en todo su derecho quien no quiere elegir nada y eso no es un pecado”.
- ¿Qué precio paga uno cuando se aleja del rebaño?
- No sé si pagas un precio o la verdad sales ganando. A la larga, con el Cuarteto hemos estado por fuera del carril de lo normal, siendo un poco lo disidente, lo raro. Y eso, en realidad, ha sido una ganancia.
Y entonces se mira al espejo -ese que dice “lo que es y no lo que querés escuchar”- y le gusta el reflejo que le devuelve, “con los temores y las correcciones de lo que uno pudo llegar a ser”. No sabe si siempre se ha sentido bien con lo que ve y lo desconoce porque quizás antes no se miraba tanto. “Eso puede pasar”. Sus encuentros con un pedazo de vidrio, ya sea real o imaginario, no están presentes totalmente en su tema Habla tu espejo, porque siempre intenta no autorretratarse 100% en una canción, pues prefiere “rescatar todas las múltiples personalidades que conviven en el ser humano”.
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Así que puede que ya haya ido obligado a misa, haya tocado en el piano para Elisa, haya aprendido a falsear su sonrisa y a caminar por la cornisa, como en Ya no sé qué hacer conmigo, pero también es posible que no. Quizás ya no se moja ni le ataca algún miedo, como escribió en Breve descripción de mi persona, o tal vez sí. Y aunque tenga una canción homónima, que es como una especie de autodiván con un psicólogo, quien es él mismo, hay frases, en ella, con las que ni siquiera se siente identificado o que considera que son muy fuertes, como esa que dice “nunca lastimes a quien después no puedas matar”.
Palabras como aquellas, o como otras, están presentes en su tema Roberto porque lo que le interesaba era que el micrófono no estuviera en la boca, sino en los sesos. Estando allí, aquel objeto solo se encargaba de captar los pensamientos que le llegaban, sin ningún tipo de control del consciente humano. De repente, Roberto Musso se cuestiona. “En realidad no creo esto, pero ¿por qué se me pasa por la mente algo que ni siquiera deseo dar como consejo, pues no lo tengo atribuido en mi ser interior?”. Intenta gritarse y autocensurarse. Deja de luchar, pues se da cuenta de que en el “inconsciente de cada uno rondan malos pensamientos, que quizás uno no concibe como propios”.
- Afortunadamente no somos lo que pensamos…
- Sí, exacto, pero también ese pensamiento puede funcionar como un refugio: pienso esto, pero no quiero que nadie me lo saque; esa ambigüedad que tenemos todos.
- A pesar de eso, ¿en algún momento le ha pesado la conciencia?
- No.
- ¿Y cómo logra uno eso?
- Me he interesado por hacer lo que me parece bien en cada momento de mi vida. Trato también de no vivir con temas nostálgicos, no pensar en que hubiera pasado si hubiera hecho esto o que hubiera sucedido si no hubiera tomado una decisión incorrecta. Me da la impresión de que intento mirar hacia adelante; capaz y con eso uno tiene una conciencia más del futuro que del pasado.
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De hecho, en medio de momentos amargos, tristes o depresivos, aquellos que suelen tener un tinte más negativo, en lo posible, trata de darles la vuelta y enfocarse en lo positivo, “como si algo se fuera a construir después de esos escombros”. Y aunque no le gusta excavar y excavar en las cuestiones que salieron mal y quedarse en un círculo vicioso, sí intenta tener un proceso de duelo, aquel que le parece “imposible de evitar”. Y cree, sin duda, que no mirar tanto al pasado le ha ayudado a disfrutar del presente. “Mirar hacia adelante también ha sido una actitud de la banda que nos permite disfrutar del presente, aunque no sé si eso exista como tal, y no vivir de momentos anteriores”.
- ¿A qué se refiere cuando dice que no sabe si existe el presente?
- Ah, eso ya es una discusión de Sartre… Te lo digo porque, automáticamente, esto que estamos hablando, ya se transformó en el pasado, pero, si no nos ponemos tan metafísicos, sí creo en ese presente que es el disparador hacia adelante y, también, “como te digo una cosa te digo la otra”, como la canción, sé que todos somos un resumen de nuestro pasado; eso no lo podemos negar y no te lo puedes quitar.
Y no puede negar que, en ocasiones, como parte de su ejercicio de composición, le gusta visitar el pasado para conectar las canciones que escribe con los sentimientos del Roberto Musso adolescente. “A veces uno tiene presente uno recuerdos puntuales, pero como si fueran de otra persona o de una película, como si uno no los hubiera vivido”.
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Aquello de retornar a lo que sentía en su adolescencia, lo intentó hacer con temas como Cuando sea grande o Buen día Benito, entonces llegaban preguntas a su cabeza. “¿Cómo veía a mis padres? ¿Cómo vivía el bullying que me tocó sufrir en la secundaria? ¿Cómo llegaba a mi casa después de eso? ¿Qué veía en el espejo?” Aunque tenía que admitir que a veces intentaba no mirarse.
- Porque quizás eso significaba que le tocaba autoconfrontarse…
- Tal cual. Y a veces hay realidades que son más difíciles de encarar que otras.
A pesar de eso, si lo piensa bien, aquello vivido durante la secundaria “no fue lo más grave”, porque “hubo gente que la pasó peor y que la está pasando mucho peor”. Sin embargo, acudir a esos recuerdos, le ayudaron a preguntarse por qué alguien tiene que soportar el bullying. Surgió Buen día Benito, pero le costó su composición porque se cuestionó si era correcto hacer algo vengativo con ese Benito o los muchos Benito existentes. De repente, se dio cuenta de que quizás ese Benito era él mismo, que él era el responsable de todos sus males. “Capaz es muy fácil el querer echarle la culpa de las cosas personales a la gente”.
- Ya que menciona lo de Benito y el bullyng, ¿hay que esperar que cambie el mundo como en “Flan” o hay que hacer que cambie?
- El mundo va cambiando, aunque no lo haga a la velocidad de tu reloj interno. Tu mundo es el interior y, de ese, tú eres el único responsable de que cambie.
- ¿Cómo llegó a esa conclusión?
- Creo mucho en las búsquedas interiores, en las partes espirituales de cada uno, si llamamos a eso un mundo interior, y que eso cambia con cada uno. A ratos uno le echa la culpa al mundo y dice: “Yo quiero que cambie para ser feliz”, pero a veces se empieza es desde una construcción de adentro hacia fuera.
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Y en lo referente a afuera, a su apariencia, durante su juventud, se distanció de la construcción de alguien disfrazado, de alguien que buscara llamar la atención, como el personaje de El cinturón gris. Pero cree que a largo plazo un disfraz no es un impedimento para que las personas construyan relaciones auténticas. “Muchas veces cuando tienes tu primera cita con alguien, uno actúa y quizás no es completamente uno mismo, como que uno trata de vender un producto un poco mejor de lo que uno piensa que es, pero a la larga cuando uno ve que vale la pena ese vínculo, se va despojando del zapato amarillo, del pelo azul y el colgante que encandila, y todo eso”.
***
Roberto Musso llegó a la literatura gracias a su papá: Roberto III, como le dice él, porque también su bisabuelo y abuelo llevan este nombre. No tiene problema con el hecho de también llamarse así. “Algo tiene que me gusta y me identifico mucho con él”. No pasó lo mismo cuando su esposa quedó embarazada.
- Si es varón no se va a llamar Roberto, le dijo.
Desde hace un tiempo había estado pensando en “que si le ponía Roberto iba a cargar con la historia del Roberto V, del Roberto padre, como la canción del Hijo de Hernández y la búsqueda de la identidad”. Pero su esposa quería que llevara ese nombre. Al final tuvieron una niña, Federica, entonces hasta ahí quedó la discusión. “Pudo haberse llamado Roberta, pero quedaba medio raro. Capaz que, si hubiera sido niño, mi esposa me ganaba la discusión, como sucede casi siempre”.
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A Roberto III lo define como un gran lector, sobre todo de ciencia ficción clásica; leía libros de autores como Ray Bradbury, Isaac Asimov y Philip K. Dick. “A veces molesto a mi hija y le digo que, en vez de estar viendo un video de TikTok, yo a su edad estaba leyendo la biblioteca de mi padre”. Cuando cumplió 17 o 18 años comenzó a interesarse por los autores latinoamericanos, entre ellos Borges, Cortázar y García Márquez. “Todos esos autores han ejercido una influencia para mí como para querer el idioma español e intentar darles a las canciones una especie de capa literaria que también las enriquezca”. Le hubiera gustado haber leído o ahondado más en la filosofía, como lo ha hecho con la mitología griega, “pero también he congeniado mucho con escritores que le ven la parte más filosófica al mundo”. Los números y las matemáticas también han influido en el Roberto Musso compositor.
- Los que estudiamos ingeniería, a veces somos muy bastardeados con que no tenemos sentimientos, pero creo que, al contrario, el mundo de las matemáticas y las letras tienen muchas cuestiones en común, como poder escabullirte, ya sea entre las letras o los números, de lo que es la realidad; tener esa vía de escape. Para mí son mundos, por un lado, paralelos, pero, por otro lado, que se juntan en cuestiones comunes.
En su cabeza hay una pregunta ausente: ¿Para qué seguir haciendo música y continuar con el proyecto del Cuarteto de Nos? No se lo cuestiona porque dice que no tiene más remedio que hacerlo, pues le continúa brotando hacerlo. “Ni siquiera me cuestiono el seguir yendo de gira, aunque a veces sean 14 shows en 16 días, pero con el Cuarteto los vivimos con una intensidad, con tantas ganas, que ni si quiera te planteas si es lo que quieres; está implícito. Si me escribes algún día y me preguntas qué es lo que quisiera hacer, te diría que justamente esto”.
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