La carrera séptima, entre calles 13 y 15, en pleno de centro de Bogotá.
Foto: Jorge Londoño
Había llegado al centro de Bogotá con el fin de encontrarme con Jesús Espicasa, un escritor que ha dedicado sus últimos años de vida a vender poemas en la calle. Días anteriores, en este mismo diario, William Ospina escribió en su columna del día domingo que el escritor ya mencionado había sido multado por la venta de versos en Usaquén.
Puede leer: La poesía como delito
Temas recomendados:
Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación