Publicidad

Cuatro horas junto a un poeta

Llegué una tarde buscando a Jesús Espicasa, un amigo suyo, pues días antes fue multado por vender poesía en un parque de Usaquén. Nunca llegó. A cambio terminé conociendo a Santiago Vargas Cataño, el protagonista de este relato.

Andrés Osorio Guillott
27 de julio de 2020 - 03:00 p. m.
La carrera séptima, entre calles 13 y 15, en pleno de centro de Bogotá.
La carrera séptima, entre calles 13 y 15, en pleno de centro de Bogotá.
Foto: Jorge Londoño

Había llegado al centro de Bogotá con el fin de encontrarme con Jesús Espicasa, un escritor que ha dedicado sus últimos años de vida a vender poemas en la calle. Días anteriores, en este mismo diario, William Ospina escribió en su columna del día domingo que el escritor ya mencionado había sido multado por la venta de versos en Usaquén.

Puede leer: La poesía como delito

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar