Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
¿Cómo llegó a Río Claro y a la historia de Juan Guillermo Garcés?
Un primo que estuvo en Río Claro me contó la historia de un señor que creó él mismo una reserva en medio de la montaña. Cuando llegué a Río Claro, hace ya algún tiempo para realizar una serie documental que se llama Volver a la tierra, tuve la fortuna de contactarme con Juan Guillermo. Empezamos a hablar y nos volvimos amigos. Ahora que empecé con la parte más cinematográfica para pantalla grande, le propuse contar parte de su historia, que es impresionante. Algo que no se cuenta en el cortometraje es que son más de 2.700 hectáreas de reserva natural que él conserva en bosque primario y que yo, por medio de la imagen, trato de captar y de mostrar.
¿Cómo ha sido el tránsito a la pantalla grande?
Llevo 13 años haciendo producción audiovisual y siempre he estado realizando documentales. Hace un año empezamos el proceso con el Ministerio de Cultura y Proimágenes Colombia para llegar a salas de cine. Y así se han realizado alrededor de seis cortometrajes, pero este es el segundo que se expone dentro de Cinemark. Maíz, hoy no es tiempo de partir se estrenó en diciembre. Con los contenidos que antes se estaban haciendo, como la serie documental Volver a la tierra, iba a grabar un día o dos al territorio y me devolvía. Ahora se puede durar meses metido en el campo. En Yumbé estuve alrededor de tres meses metido entre la selva para sacar ese tipo de imágenes. Hay que estar muy involucrado con las sociedades que están en ese entorno: hacerse amigo de la gente, ver las problemáticas de ese sector y sentir el miedo que ellos también sintieron.
Le recomendamos: Juan Rulfo, “Pedro Páramo” y uno de los mitos de la literatura latinoamericana
Juan Guillermo es una persona sumamente sabia y varias noches nos fuimos a caminar por la selva sin luz. Yo, por mi trabajo de montañista y realizador de montaña, tenía algo de experiencia, pero esa selva es otro cuento, es muy parecida al Amazonas, muy agreste, muy fuerte. Y en una de esas me preguntó: ¿cómo se siente? Y yo le dije: “Estoy a la defensiva”, y él me contestó una cosa que siempre recuerdo cuando estoy grabando: “Ahora imagínese a los indígenas que vivían aquí, que no tenían el pantalón que usted tiene, ni las botas o la linterna”. Y eso es lo bonito de esto: vivir la vida de otros y sentir lo que sienten para mirar la forma en la que uno puede transferir eso a la imagen. Estar más tiempo en los territorios te permite, de verdad, ser parte de ellos, algo fundamental para sacar este tipo de cortometrajes cinematográficos.
Además de eso, ¿en qué cambia hacer cortos para cine?
La web es más sencilla porque solo se necesita que entregues un archivo. En este caso, el Consejo Nacional de Directores de Cine hace una valoración del producto para ver si vale la pena exponerlo en salas de cine. La sorpresa ha sido muy bonita porque la mayor calificación es de siete puntos y Yumbé los tiene todos. Lo otro es el papeleo, la parte legal, y de eso se encarga mi socio, Carlos Enrique Londoño. Después de eso, toca volver el sonido 5.1, sonido para cine. En Entre Montañas Producciones también hacemos eso, nos dedicamos a hacer un sonido envolvente para que la gente en medio de la sala se sienta en esa selva en donde estuvimos nosotros con miedos, alegrías, tristezas, asombros.
¿Por qué utilizar el árbol Yumbé como título y metáfora del cortometraje?
Es importante entender que en todos los cortometrajes que hacemos en Entre Montañas Producciones están los personajes, las personas que te cuentan la historia, pero además hay otro protagonista importantísimo, que es la naturaleza. Puede ser un río, los árboles, las flores, las aves, el cañón. Trato de que en cada una de las producciones la naturaleza tenga una relevancia que sea muy importante dentro de la construcción narrativa de cada uno de los cortometrajes, que sea un protagonista también. En algunos casos, llega a tener más relevancia que el mismo protagonista que tú estás viendo. Siempre, en las películas que yo realizo, busco que haya una evolución que siempre está ligada al contacto con la naturaleza que ellos tuvieron y, a partir de ahí, construir la narrativa y la composición de la película.
Le podría interesar: Ingrid Betancourt: Crecer con Fruko y el tío Pablo
Hablando con las personas que están viviendo en ese entorno, me contaron que había un árbol que no hay en ninguna otra parte del mundo. El Yumbé. Es un árbol resistente que ayuda a que esa tierra de la montaña no se vaya encima del río, pero casi nadie lo conoce. Igualmente, muy poca gente conoce el trabajo de personas como Juan Guillermo, que dan la vida por la naturaleza -y dar la vida por la naturaleza es dar la vida por los seres humanos-. Ellos arriesgan la vida para que el día de mañana nuestros hijos sigan teniendo qué comer, qué beber y qué respirar, y muy buena parte de esos personajes son anónimos. Pensé “Juan es un árbol, Juan es Yumbé”.
¿Qué busca transmitir desde Entre Montañas Producciones?
Es una productora de cine enfocada al trabajo con el campo, con la tierra, con entornos de difícil acceso, campesinos, personas resilientes. Somos una empresa que se dedica específicamente a exaltar la belleza natural y la belleza del hombre que está en medio de ese entorno natural. Como director, trato de que se realice una investigación previa para realizar una historia, que uno sienta y que viva la vida de esas comunidades o entornos naturales para poder mostrar eso en los contenidos que se realizan a nivel cinematográfico. En Entre Montañas Producciones hacemos todo, yo estoy metido desde la preproducción hasta la postproducción. Como también somos un laboratorio de cine, realizamos toda la parte musical de los cortometrajes. En general, todos los contenidos de Entre Montañas Producciones tienen la intención de mostrar, por medio de historias y personajes, que la vida es un regalo y que el ser humano no es la limitación de sí mismo, sino un sinfín de posibilidades.
Le sugerimos: Nosotros, los responsables