Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El Mexican es el renacer de lo que antes era conocido como Gringo Cantina. ¿La propuesta que presentan es nueva o hay algo del pasado que se conserva?
El cambio de Gringo Cantina a Mexican no fue un proceso fácil y, en realidad, nunca lo es cuando se realiza un cambio de marca. Los conceptos siguen estando muy alineados con la comida mexicana, pero ahora con una notable influencia de los sabores estadounidenses. Al principio, Gringo Cantina tenía como objetivo atraer a un público de mayor poder adquisitivo, pero no funcionó, a pesar de los esfuerzos por posicionarla como una marca más accesible. La pandemia complicó aún más la situación, especialmente con los precios que manejábamos. Fue entonces cuando el fundador propuso cambiar el concepto y hacerlo más asequible, adoptando un modelo de “all you can eat” y buscando una manera de reducir costos sin comprometer la calidad. Así se redefinió la estrategia de marca, ofreciendo una experiencia completamente diferente, pero manteniendo la esencia de la empresa.
¿Por qué la comida mexicana?
Cuando fundamos Gringo Cantina, en 2017, ya había varias taquerías y restaurantes mexicanos en el mercado, pero ninguno con un enfoque tan único como el nuestro: una versión “americanizada” que, sin perder la esencia mexicana, reflejara la influencia y el toque estadounidense. A diferencia de otras taquerías, no intentamos ser 100 % auténticos; nuestra propuesta es ofrecer una experiencia diferente.
¿Cómo fue el proceso de creación del menú? ¿Hubo algún trabajo previo de investigación?
El proceso se basó en una combinación de sabores. Mike, el chef, tiene una vasta experiencia, no solo cocinando en Colombia, sino también en Estados Unidos, donde interactuó con la cultura y la comida mexicana. Además, hizo varias visitas a México para conocer de cerca cómo se preparaban los platos. Lo interesante de nuestra carta es que buscamos ser flexibles para el cliente. Si observas la estructura, verás que ofrecemos opciones como “all you can eat”, pero también platos a la carta, como burritos y quesadillas, donde el cliente tiene más libertad para elegir. Tenemos más de 50 opciones, pero sin necesidad de contar con una cantidad excesiva de ingredientes.
¿Cómo ha sido emprender en Colombia, que no es su país de origen? ¿Qué le ha sorprendido?
Colombia tiene una ventaja significativa por el talento increíble que se encuentra en el mercado. Las personas con las que he tenido la oportunidad de colaborar son muy talentosas, dedicadas y comprometidas. Claro que, como en cualquier negocio, también existen desafíos. En mi caso, uno de los mayores retos es que el español no es mi primer idioma. Aunque llevo casi diez años viviendo aquí, aún tengo algunas complicaciones. Además, en Colombia existen más regulaciones que en Estados Unidos, y la flexibilidad en términos de mercado es menor. Las restricciones y normativas que debemos cumplir son más estrictas, lo que hace que todo el proceso sea un poco más complicado.
Profundicemos en lo complicado o retador de emprender en Colombia, ¿puede ser más específico?
Aunque no lo veo como un problema, en Colombia todos los empleados deben tener un contrato a término fijo o indefinido con salario mensual, a diferencia de Estados Unidos, donde existe más flexibilidad al contratar por horas, lo que permite a los empleados ajustar su horario y recibir pago solo por las horas trabajadas. Esto facilita la contratación de personal para cubrir turnos. En Colombia, la falta de flexibilidad limita la capacidad de los empleados para definir sus horarios, lo que afecta la contratación, especialmente de universitarios, ya que los contratos fijos requieren cumplir con 47 horas semanales.
¿Por qué decidió emprender en el mercado gastronómico? ¿Le apasiona la cocina?
Soy un gran fan de cocinar en casa, pero si le preguntas a mi esposa, tal vez no estaría listo para crear un menú profesional para un restaurante. La verdad es que mis talentos están más en el área administrativa y organizacional. Fui la persona que estructuró la empresa con los socios, buscando inversionistas, negociando con los bancos y organizando las áreas contables, de recursos humanos, legales y operacionales. Creo que mi talento es apoyar a chefs expertos en cocina. Con mis habilidades, podemos complementarnos, y eso es de lo que se trata: ayudarnos en lo que al otro le puede parecer difícil, para que cada uno se encargue de lo que realmente sabe hacer.
Ya que mencionó a sus socios, ¿qué es lo que más admira y agradece de tener un equipo?
Llevar a cabo proyectos sin un equipo es muy difícil. La clave es encontrar un equipo que comparta los mismos valores, porque no hay una única forma de hacer las cosas; existen muchos caminos diferentes hacia el éxito. Lo importante es que todos estén alineados con la misma visión. Esto puede ser complicado y toma tiempo, pero no funciona si la cabeza está mirando hacia un camino y los pies caminan en otra dirección. Cuando surgen problemas con los socios, inversionistas o empleados, muchas veces provienen de desacuerdos en la filosofía de trabajo.
¿Qué se necesita para ser un buen líder?
Un líder es alguien con una visión clara, capaz de impulsar al equipo para que todos avancen en la misma dirección. También debe saber comunicar claramente el camino hacia el norte, por qué y cómo se transita. En segundo lugar, creo que un buen líder es alguien dispuesto a trabajar tan duro, o incluso más, que el resto del equipo. Especialmente como empresario, es crucial estar siempre disponible. Hay que entender que el equilibrio entre la vida personal y profesional no siempre es equitativo.
¿Ha tenido que sacrificar o renunciar a cosas en el camino?
Para mí, no se trata necesariamente de un sacrificio. Obviamente, hay hobbies y actividades que solía disfrutar cuando era estudiante o no estaba trabajando en este negocio, pero en la vida todo es una cuestión de compromisos. El tiempo es limitado y hay que tomar decisiones sobre cómo usarlo. Lo más importante para mí es siempre poner a mi familia en primer lugar y no sacrificar el tiempo con ellos. A veces es difícil, pero trato de estar presente en todos los eventos familiares. Después de eso, mis hobbies quedan en un lugar secundario, pero no lo veo como un sacrificio, porque al final del día estoy haciendo lo que amo.