Publicidad

De la costa francesa hasta Manhattan: el Met expone las raíces del fovismo

Los colores vibrantes, provocadores y desatados del fovismo son el objeto de la nueva exposición del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met), que pone el foco sobre la amistad entre sus dos principales exponentes, Henri Matisse y André Derain, y el verano que pasaron juntos en la localidad costera de Collioure, en 1905.

Jorge Dastis -EFE
12 de octubre de 2023 - 11:14 p. m.
Vista de la obra "Un retrato de Matisse" (1905) realizada por el pintor francés André Derain, exhibida hoy durante una visita de prensa a la exposición "Vertigo of Color", en el Museo Metropolitano de Arte (Met) de Nueva York (EE.UU). EFE/Jorge Dastis
Vista de la obra "Un retrato de Matisse" (1905) realizada por el pintor francés André Derain, exhibida hoy durante una visita de prensa a la exposición "Vertigo of Color", en el Museo Metropolitano de Arte (Met) de Nueva York (EE.UU). EFE/Jorge Dastis
Foto: EFE - Jorge Dastis
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

"Puede ser que el fovismo fuera un movimiento corto. Si os fijáis en la historia, duró poco más de tres años. Pero sus innovaciones, su impacto, lo que representaba y a lo que llevó resuenan durante los años y las décadas", dijo en una presentación el director del Met, Max Hollein.

La exposición, que podrá visitarse a partir de este viernes y hasta el 21 de enero de 2024 en el museo neoyorquino, es la primera en Estados Unidos que explora este movimiento artístico francés, que tuvo una gran influencia en el desarrollo del arte moderno y, en particular, el modernismo.

"Vertigo of Color" es el nombre que han elegido los responsables del museo para la muestra; y es que el color es el protagonista inapelable de las obras, desde los íntimos desnudos de la esposa de Matisse, Amélie, entre los bosques de Collioure hasta los brillantes veleros blancos que salpican la costa en los paisajes de Derain.

Le sugerimos: Ramiro Osorio, exministro de Cultura, fue designado Académico de Honor en España

Son, en total, 65 obras, entre óleos, acuarelas y dibujos, que reflejan ese largo verano junto al Mediterráneo y la liberación formal de los artistas, cuya colaboración les impulsó hacia "un nuevo y esencial lenguaje del arte", según la curadora Dita Amory, responsable de la exposición.

La experta explicó que si bien ambos pintores aprovecharon esos meses juntos para abrir nuevos caminos en su obra, lo hicieron con un propósito distinto.

Mientras que Derain se centró en producir cuadros y cuadros para capturar esas impresiones brillantes de naturaleza y pesca, bañadas por el abrumador sol del sur de Francia, Matisse aprovechó para desarrollar obras más pequeñas, a veces en acuarela, que le permitieran después acometer proyectos más ambiciosos en su estudio de París.

Un buen ejemplo de esto se ve en la serie de estudios que el genial pintor francés realizó para su obra "Le bonheur de vivre" (La alegría de vivir), uno de sus cuadros más ambiciosos, y que comenzó a pintar poco después en su estudio parisino sobre la base de estos pequeños óleos y acuarelas de árboles, ondulantes y multicolor pero todavía arraigados en ese neoimpresionismo que Matisse acabaría superando.

Podría interesarle: “Cuentos de amor, de locura y de muerte”: Una cuerda sobre el vacío de la muerte

Pero donde quizás alcanzan su mayor intensidad las innovaciones de los dos artistas es en los retratos que pintaron ambos durante aquel verano: de amigos comunes, de extraños, autorretratos, desnudos y, por supuesto, de Derain por Matisse y viceversa.

A veces no es fácil adivinar de quién es según qué obra. Por ejemplo, el cuadro "Madame Matisse au kimono", que ha sido cedido por un coleccionista privado para la muestra, fue pintado por Derain.

En el retrato, la esposa de Matisse posa con un vestido muy parecido a los kimonos con los que, unos pasos más allá, aparece en una serie de pequeños cuadros pintados por su esposo en diferentes parajes naturales del enclave costero.

Pero en el de Derain, con sus grandes dimensiones y sus gruesas pinceladas de color que contrastan con la delicadeza de los trazos de la cara, Amélie parece más una inspiración que una compañera.

Le recomendamos: Continúa la huelga de actores en Hollywood tras suspensión de las negociaciones

La otra cara de la moneda son los desnudos que Matisse pintó de su esposa, y que debían realizarse a altas horas de la madrugada, en un bosque cercano, para evitar las miradas de los lugareños.

Entre estas obras, íntimas y familiares, destaca la “bañista acostada”, una acuarela pequeña pero llena de movimiento, que fue adquirida por el fotógrafo Alfred Stieglitz, organizador de la primera exposición en Estados Unidos dedicada a Matisse, en Nueva York, a comienzos del siglo XX.

Por Jorge Dastis -EFE

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar