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Vi una publicación en X que decía que en ninguno o casi ninguno de los listados de los mejores libros del año salieron libros infantiles, juveniles, de fantasía o de ciencia ficción. Tiene sentido. Ninguno de aquellos jueces es un niño, adolescente o siquiera un joven adulto. El público objetivo de aquellas listas también son adultos. En esencia, es un círculo vicioso caracterizado por la ignorancia y el miedo.
Ignorancia por el simple hecho de no acercarse a este tipo de literatura. Se es ignorante cuando no se ha visto con los propios ojos aquello que se desprecia, ya sea consciente o inconscientemente. Y miedo por confundirse con aquellos que ves como distintos. Los niños y los jóvenes son, en efecto, un grupo aparte. Tienen legislación especial, cambiamos el tono de la voz cuando hablamos con ellos, sus actividades e intereses se presumen diferentes y, por supuesto, su desarrollo también. Tenemos un miedo irracional a concluir que no hemos cambiado tanto como creíamos. Escapamos de aquello que ya no creemos útil.
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La obsesión por la utilidad es precisamente lo que creemos que nos distingue de los niños y adolescentes. Ellos son los que pueden sacarle tiempo a lo inútil, al divertimento, a la imaginación, a las historias ficticias. A las historias ficticias de los libros de la sección infantil y juvenil. A las historias ficticias de dragones y espadas y galaxias lejanas. Los adultos no tienen tiempo para estar pensando en la forma en la que murió el rey Baron, o en la que destruyeron un reino muy, muy lejano de un universo alterno, o en el momento en el que la humanidad descubrió cómo viajar a través de agujeros de gusano.
En una sociedad basada en la autoexplotación hasta consumirse a uno mismo, los hombres necesitan desesperadamente de algo que los saque de la rueda para ratones. Es por eso que los libros sobre la búsqueda de la felicidad (los cuales, a la larga, no dan la respuesta); sobre cómo ser más efectivos a la hora de autoexplotarse o que, al parecer, dejan algo de conocimiento son los más leídos, porque, claro, los libros de fantasía y ciencia ficción no dejan más que eso: fantasías y futuros que no llegarán. Y es por eso que las listas de los mejores libros de 2023 siguen esa misma línea. Sólo lo considerado adulto, incluso si es ficción, puede llegar a tener utilidad. Todo sea por encontrar la felicidad dentro de la rueda para ratones.
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Pero, si de utilidad se trata, se ha buscado en los lugares comunes y, cuando algo se ha perdido por mucho tiempo, los lugares comunes son los primeros que deben descartarse. Si hay algo por lo que existe la literatura, es para explorar el único dilema que, quizás, nunca tendrá respuesta: el corazón en conflicto consigo mismo. Una vida sin emociones no es digna de vivir y estas, a su vez, retuercen el corazón cada vez que el hombre se enfrenta a la venganza, a la pérdida, a la amargura, a la desesperanza. Tal vez, los libros que más exploran esta temática son, precisamente, aquellos que no fueron mencionados en las listas de mejores libros del 2023, pues la ciencia ficción, la fantasía y la ficción en general para aquellos que aún no se han autoexplotado hasta consumirse necesita anclarse de algo que remueva el alma de los lectores. El corazón en conflicto consigo mismo es el eterno dilema del que tratan estos libros y es, de hecho, el que más urge leer.
Entender más los deseos, la tristeza y las ambiciones humanas es el inicio de relaciones más cercanas, del final de conflictos, de una mejor comunicación entre personas distintas y una mejor inteligencia emocional. Si de utilidad se trata, deberían removerse las páginas de estos libros. Quizás solo algo tan inexistente como la fantasía pueda parar la rueda para ratones.