El país campesino todavía hoy es, en el imaginario del mundo, el rostro más tradicional de Colombia.
Foto: El Espectador - David Campuzano
En la segunda mitad del siglo XIX, Colombia realizó la única reforma agraria de las muchas que necesitaba para asegurar su prosperidad y su convivencia. Cerca de tres millones de hectáreas fueron repartidas entre miles de familias de colonos en distintas regiones, y así se construyeron los pocos remansos de paz que vivió el país durante décadas, a pesar de los desgarramientos civiles que sucedieron a la guerra de Independencia.