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Pintar con luz el jardín moderno

De Monet a Matisse es una oda a los amantes del arte y la naturaleza que se presenta este 6, 7, 8 y 9 de septiembre. “Si esos salvajes deben matarme, será en medio de mis lienzos, frente a la obra de toda mi vida” escribió Monet jurando hacer siempre lo que más amaba: pintar y esculpir su jardín.

Laura Montes
08 de septiembre de 2024 - 08:30 p. m.
En la película "De Monet a Matisse: Pintando el Jardín Moderno", se explora cómo los grandes maestros del impresionismo transformaron la naturaleza en arte.
En la película "De Monet a Matisse: Pintando el Jardín Moderno", se explora cómo los grandes maestros del impresionismo transformaron la naturaleza en arte.
Foto: Tomada de la Google Arts & Culture

París. 1867. Un joven Claude Monet descubrió que la vida de la naturaleza titila en el reflejo perpetuo de la luz. Sus pinceladas inequívocas danzan entre tonos puros, dejando toques de color que generan un efecto lumínico, casi sin negro y resaltando colores contrastados. La magia danza en el cuadro y empieza a ocupar un lugar en la historia: se trata de Damas en el jardín (Museo del Jeu de Paume, París, 1867). El impresionismo francés nació.

Pero la magia de esta expresión artística no solo vive en sus pinturas, también se trasladó a la gran pantalla. De Monet a Matisse: pintando el jardín moderno explora la exquisitez visual detrás de artistas icónicos como Claude Monet, Max Liebermann y Henri Matisse que vieron en el jardín una obra de arte en sí misma. Dirigida por David Bickerstaff (realizador también de Historias de Tokio y Vermeer), llegó este fin de semana 6, 7, 8 y 9 de septiembre a salas de Cine Colombia.

El color: de la siembra a los toques de pintura

“Monet creó ese estanque como Dios creó los caprichos de la naturaleza”

Claude Monet fue quizás – junto a sus compañeros impresionistas – de los primeros en explorar el arte al plein air. Y el amor por su jardín se trasladó a una fusión entre pintura y naturaleza.

Monet construyó su vergel como un artista. Fue el primero en experimentar con gamas y tonos para lograr efectos pictóricos: descubrió que las flores azules alargan la distancia del cuadro, mientras que las rojas la hacen ver más corta. Sembró en la tierra para cosechar en el lienzo. El autor Marcel Proust solía decir que en el jardín de Monet encuentras más colores que flores.

En el libro Historia del arte de la Editorial Rombo, los historiadores subrayan la importancia de las relaciones internas del color en la superficie, gracias a una gama mayor de la pintura a toques. “En la obra de Monet de principios de la década de 1880 las secuencias de pequeñas oposiciones de color dan a todo el cuadro una estructura de contrastes, de rosas y anaranjados en oposición a verdes y azules”. Nada de esto habría sido posible sin el paisajismo de su artista.

Monet escribió en 1912: “Hago lo que considero mejor para expresar lo que experimento ante la naturaleza… para fijar mis sensaciones”. Ver, sentir, transcribir. Así reaccionaba el pintor ante los encantos de su jardín. Su fin máximo: traducir sus impresiones de una forma pictórica.

Pintar con luz

En De Monet a Matisse, su director explora con vehemencia la fijación de Monet por darle vida a sus obras a través de tonos y gamas florales. Y la luminiscencia como expresión pictórica: un recurso de oro. Paul Cézanne, pintor francés, dijo alguna vez que “la luz del sol no puede reproducirse, sino que debe ser representada por otra cosa: el color”.

Y Monet se obsesionó con el reflejo lumínico en su estanque. Era un maestro del fulgor. Tanto así, que sus últimas obras parecen espejos. En el documental, curadores de arte afirmaron que es posible saber a qué hora pintó sus obras, ya que, como bien lo dijo Cézanne, el color sugería la luz. “El amarillo sirve para representar el brillo del sol entre el follaje y el azul para las sombras, y los contrastes más marcados”, aseguraron los historiadores de la Editorial Rombo.

Pero el francés no fue el único en inspirarse con la luz y la exquisitez de su jardín. Joaquín Sorolla, Max Liebermann y Henri Matisse son algunos de los otros maestros que vieron en la horticultura un lienzo en blanco.

De Monet a Matisse es un recorrido histórico a través del jardín en la cultura popular y en la evolución del arte desde 1860 hasta 1920. Artistas como Van Gogh, Bonnard, Sorolla, Sargent, Pissarro y Matisse también son explorados en este filme.

Toques de color danzando en el cine

El estanque de Monet era tranquilo, con un silencio aturdidor que transmitía calma a kilómetros. Asimismo, fluye la narrativa en De Monet a Matisse: etérea, cristalina, de ritmo pausado. La música y la cinematografía manan igual que la vida en su balsa, con nenúfares de colores que pintan la gran pantalla.

La película tiene entrevistas con curadores, historiadores, artistas y horticultores que desglosan una a una las espléndidas obras que se inspiraron del jardín moderno. Todo acompañado de una música y una fotografía que imita el efecto de pintar la luz a través del color.

Aunque la mayor parte del metraje se dedica a Monet, la cinta también explora otros artistas y cuadros. Desde los lirios acuáticos en Giverny, Francia; hasta los parques de flores en Seebüll, Alemania; la España de Joaquín Sorolla y el jardín de Wannsee de Max Liebermann. Cruzando ríos, mares y bosques; viajando con los impresionistas del siglo XIX hasta los artistas modernos de nuestros días, el jardín es parte del nuevo milenio.

De Monet a Matisse: pintando el jardín moderno es una oda al encanto de la naturaleza expresada de forma pictórica. Un amor hacia los jardines que trascendieron la historia del arte. La película hace parte del ciclo “De Pisarro a Frida Kahlo” que consta de cinco filmes sobre algunos de los artistas más famosos del mundo. Su productor ejecutivo es Phil Grabsky, ganador del BAFTA con más de 35 años de experiencia en la producción de documentales.

Esta cinta hace parte del nuevo ciclo de historia y arte que Cineco Alternativo trae a Colombia, este 6, 7, 8 y 9 de septiembre en 14 salas de 9 ciudades del país. No solo Bogotá se pinta de arte, también Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Chía, Manizales, Medellín e incluso Pereira.

Es hora de dejar que los impresionistas sigan pintando con luz y coloreen el jardín moderno.

Por Laura Montes

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