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El Día de la Hispanidad, de la Raza, de los Pueblos Indígenas, de la Resistencia Indígena, del Respeto a la Diversidad Cultural, del Descubrimiento de los dos Mundos… lo cierto es que hispanohablantes de ambas orillas conmemoran la fecha con celebraciones más o menos polémicas, pero casi siempre politizadas.
Este año, la fecha llega en medio de un vendaval de acusaciones y declaraciones enaltecidas que encrespan el ambiente, desde la exigencia del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, de que tanto España como la Iglesia Católica pidan perdón por los atropellos cometidos hace más de 500 años, hasta el sonoro “yo no voy a pedir perdón” del expresidente del Gobierno español José María Aznar, o las disculpas del papa Francisco; la polémica, una vez más, está servida.
Sin embargo, desde la Fundación Carolina -organismo creado para fomentar las relaciones culturales y la cooperación en educación y ciencia entre España y los países de la Comunidad Iberoamericana de Naciones- su secretario general, Hugo Camacho, afirma que es “obvio” que “por debajo o al margen de los debates políticos y el ruido mediático, existe una gran comunidad iberoamericana que se reconoce y se aprecia”.
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Prueba de ello es el éxito de los programas de becas de estudios, visitas de expertos y foros de debate que organiza la fundación desde sus inicios en el 2000 con el objetivo de “generar vínculos y lazos permanentes” entre ambas orillas del Atlántico.
Para Camacho, las diferencias y enfrentamientos generados por quienes tienen distintas visiones e interpretaciones de la historia, se deberían dejar a los historiadores en vez de utilizarse como arma arrojadiza contra los contrincantes políticos.
No obstante, se muestra convencido de que la comunidad iberoamericana “se ha dotado de unos instrumentos muy fuertes y válidos, que resisten perfectamente por encima de las polémicas, que no llegan a afectar a la realidad social y cultural de colaboración y aprecio iberoamericana”.
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“Son polémicas interesadas, pero el sistema iberoamericano es suficientemente maduro y fuerte como para resistir a estos embates”, dice convencido este licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, que ocupó numerosos cargos en organismos internacionales centrados en potenciar los vínculos iberoamericanos en educación, ciencia y cultura.
De la misma opinión es el catedrático de Historia de América de la española Universidad Nacional de Educación a Distancia e investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano, Carlos Malamud, para quien “celebrar la Hispanidad no tiene mucho sentido, pero sí recordar que todos formamos parte de una comunidad social y cultural y que los lazos que nos unen van más allá de las recriminaciones históricas”.
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Por eso, apuesta por mantener una celebración “se llame como se llame, centrada más en lo que nos une y no tanto en mirar al pasado”.
El debate sobre la necesidad o no de pedir perdón se ha convertido en parte de la lucha política e ideológica, pero “no tiene más sentido que exigir perdón por la conquista romana o musulmana, solo que éstas no tienen el impacto emocional que tiene la de Iberoamérica”, argumenta.
No obstante, Malamud se muestra convencido de que la polémica alentada y sustentada por políticos de uno y otro signo “no es más que ruido pasajero que se olvidará pronto”.
“Es un discurso que no tiene más recorrido”, dice, porque “Igual que hay un fuerte sentimiento antiespañol, hay un fuerte sentimiento proespañol” y lo cierto es que, en el caso de México y España “las relaciones son de las más fuertes y sólidas en América Latina”.
Malamud recuerda no solo la fortaleza de las relaciones económicas y comerciales, sino la potencia de los lazos culturales expresadas a través de centenares de coproducciones cinematográficas, musicales, teatrales, y la buena salud de la cooperación en materia educativa o científica.
Así pues, en su opinión, la relación entre España e Iberoamérica “trasciende sobradamente la polarización política de derechas e izquierdas”.
El día 12 de octubre, “cada cual celebrará lo que quiera celebrar, pero siempre será el día en que Colón llegó a una isla del Caribe para cambiarnos la vida a todos los de allá y los de acá”, concluye.