Día Mundial del Rock y 50 años del álbum debut de Queen
“Queen”, el primer disco de la agrupación, fue lanzado el 13 de julio de 1973 y estuvo compuesto por diez canciones, cinco de ellas fueron escritas por Freddie Mercury.
Luis Alejandro Amaya E./ EFE
Cuando se piensa en Queen, generalmente vienen a la memoria éxitos como Bohemian Rhapsody y We Are The Champions, pero pocos recuerdan el comienzo de su carrera con Queen, su álbum debut, lanzado el 13 de julio de 1973.
Formada oficialmente en 1971, la banda integrada por Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon en sus comienzos pasaba sus días dando conciertos en universidades y colegios, o repartiendo cintas de demo por las compañías discográficas.
Mientras grababan un set de canciones en el estudio De Lane Lea en Londres, el productor Roy Thomas Baker, famoso por haber trabajado con artistas de la talla de Jimmy Hendrix, The Rolling Stones y Frank Zappa, los presentó a Norman Sheffield, de Trident Studios, que decidió hacerles un espacio.
Echando mano de sus ahorros y de emprendimientos para hacer frente a los gastos, entre 1971 y 1972 los cuatro estuvieron grabando en Trident a horas inusuales. En las madrugadas de aquellos días, la banda y el equipo técnico progresaban todo lo que podían. El resultado era más que interesante, pero no fue sino hasta 1973 que Sheffield contactó con EMI y pudo concretarse la posibilidad del lanzamiento del disco, con Baker como productor principal.
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Y aunque se consideraron otros nombres como “Top Fax”, “Pix & Info” y “Deary Me”, finalmente llegaron al acuerdo de que el larga duración se llamaría “Queen”. El trabajo finalmente vio la luz el 13 de julio de 1973 y llegó al número 24 de las listas británicas.
El origen
En medio de la era post Beatles, el Reino Unido era un hervidero de grupos que buscaban llegar al éxito por diferentes vías. Una de ellas era el “glam rock”, en el que brillaban la narrativa fantástica y los personajes transformistas como el Ziggy Stardust de David Bowie y las historias que mezclaban leyendas con vivencias bohemias.
“Desde el principio Queen fue eso. Cuando uno mira la historia de Freddie Mercury, de su infancia, de su juventud, es muy obvio que él tenía esa capacidad de meterse con historias tipo J.R.R Tolkien”, asegura el crítico colombiano Manolo Bellon, autor de libros como El ABC del Rock (2007), Surcos del Pop (2011) y The Beatles: La Historia (2003).
Aparte de Bowie, a Queen también lo marcaban por aquella época grupos como T. Rex y su icónico ‘frontman’ Marc Bolan, el Genesis de Peter Gabriel, Roxy Music y Led Zepellin.
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Un álbum “crudo”
Pero no hay que olvidar que tanto Mercury en la voz y el piano, como May en la guitarra, Taylor en la batería y Deacon en el bajo eran unos solemnes novatos en esto de la grabación, y el sonido de Queen así lo demuestra.
“Es un disco en el que el sonido musicalmente es crudo. Si uno no está acostumbrado y no oye a Queen desde el principio, escucha al Queen de álbumes posteriores y es una banda completamente diferente”, comenta Alberto Marchena Jr., uno de los cocreadores del sistema radial colombiano W Radio y Radioacktiva y actual director de los 40 Principales, del Grupo Prisa, en el país suramericano.
Evolución
La historia del rock está cuajada de comienzos ‘crudos’, distintos, que luego dan paso a cambios y carreras brillantes. Eso es lo que pasa “cuando se mira lo que grabaron los Rolling Stones” al principio de su carrera, por ejemplo, en 1964 ‘Little Red Rooster’, un tema de Willie Dixon popularizado en 1961 por Howlin Wolf’. “Después, en 1969 hacen ‘You Can’t Always Get What You Want’, y uno dice ‘es el mismo Mick Jagger el que canta eso y escuchen lo que cantaba antes’”, comenta Bellon.
Y agrega: “Los artistas siempre -y esto casi es inevitable que suceda- reciben las influencias de lo que escuchan y ahí es por donde arrancan”.
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Sin sintetizadores
En los créditos de Queen se lee una frase muy particular: “...y nadie tocó el sintetizador”, para enfatizar que el sonido inicial de la agrupación quería ser más puro, con sellos distintivos como la guitarra de May.
“La magia del grupo también fue una combinación de cosas que se acoplaron muy bien, porque las canciones de Mercury se alimentaban muy bien de la guitarra de Brian May. Con independencia de que a la hora de componer fueran tan diferentes, las canciones de Mercury se alimentaban muy bien de la parte musical del resto de la banda”, subraya Marchena Jr.
El sintetizador no se añora si se oye cómo la batería de Roger Taylor hace un solo a la mitad de Keep Yourself Alive, la primera canción del disco, cuyos orígenes se remontan a Smile, la banda predecesora de Queen. Tampoco se echa en falta cuando se siente la precisión del bajo de Deacon en Liar, una de esas canciones en las que claramente se puede notar el increíble talento compositor de Mercury.
A estos temas los acompañan Doing All Right (otra pieza originada en Smile que tendría una versión “modernizada” para la banda sonora de la película biográfica Bohemian Rhapsody, de 2018), Great King Rat, My Fairy King, The Night Comes Down, Modern Times Rock ‘n’ Roll, Jesus y una versión primigenia de Seven Seas Of Rhye que sería completada en Queen II (1974).
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El resto, como el mundo lo sabe, es historia.
Cuando se piensa en Queen, generalmente vienen a la memoria éxitos como Bohemian Rhapsody y We Are The Champions, pero pocos recuerdan el comienzo de su carrera con Queen, su álbum debut, lanzado el 13 de julio de 1973.
Formada oficialmente en 1971, la banda integrada por Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon en sus comienzos pasaba sus días dando conciertos en universidades y colegios, o repartiendo cintas de demo por las compañías discográficas.
Mientras grababan un set de canciones en el estudio De Lane Lea en Londres, el productor Roy Thomas Baker, famoso por haber trabajado con artistas de la talla de Jimmy Hendrix, The Rolling Stones y Frank Zappa, los presentó a Norman Sheffield, de Trident Studios, que decidió hacerles un espacio.
Echando mano de sus ahorros y de emprendimientos para hacer frente a los gastos, entre 1971 y 1972 los cuatro estuvieron grabando en Trident a horas inusuales. En las madrugadas de aquellos días, la banda y el equipo técnico progresaban todo lo que podían. El resultado era más que interesante, pero no fue sino hasta 1973 que Sheffield contactó con EMI y pudo concretarse la posibilidad del lanzamiento del disco, con Baker como productor principal.
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Y aunque se consideraron otros nombres como “Top Fax”, “Pix & Info” y “Deary Me”, finalmente llegaron al acuerdo de que el larga duración se llamaría “Queen”. El trabajo finalmente vio la luz el 13 de julio de 1973 y llegó al número 24 de las listas británicas.
El origen
En medio de la era post Beatles, el Reino Unido era un hervidero de grupos que buscaban llegar al éxito por diferentes vías. Una de ellas era el “glam rock”, en el que brillaban la narrativa fantástica y los personajes transformistas como el Ziggy Stardust de David Bowie y las historias que mezclaban leyendas con vivencias bohemias.
“Desde el principio Queen fue eso. Cuando uno mira la historia de Freddie Mercury, de su infancia, de su juventud, es muy obvio que él tenía esa capacidad de meterse con historias tipo J.R.R Tolkien”, asegura el crítico colombiano Manolo Bellon, autor de libros como El ABC del Rock (2007), Surcos del Pop (2011) y The Beatles: La Historia (2003).
Aparte de Bowie, a Queen también lo marcaban por aquella época grupos como T. Rex y su icónico ‘frontman’ Marc Bolan, el Genesis de Peter Gabriel, Roxy Music y Led Zepellin.
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Un álbum “crudo”
Pero no hay que olvidar que tanto Mercury en la voz y el piano, como May en la guitarra, Taylor en la batería y Deacon en el bajo eran unos solemnes novatos en esto de la grabación, y el sonido de Queen así lo demuestra.
“Es un disco en el que el sonido musicalmente es crudo. Si uno no está acostumbrado y no oye a Queen desde el principio, escucha al Queen de álbumes posteriores y es una banda completamente diferente”, comenta Alberto Marchena Jr., uno de los cocreadores del sistema radial colombiano W Radio y Radioacktiva y actual director de los 40 Principales, del Grupo Prisa, en el país suramericano.
Evolución
La historia del rock está cuajada de comienzos ‘crudos’, distintos, que luego dan paso a cambios y carreras brillantes. Eso es lo que pasa “cuando se mira lo que grabaron los Rolling Stones” al principio de su carrera, por ejemplo, en 1964 ‘Little Red Rooster’, un tema de Willie Dixon popularizado en 1961 por Howlin Wolf’. “Después, en 1969 hacen ‘You Can’t Always Get What You Want’, y uno dice ‘es el mismo Mick Jagger el que canta eso y escuchen lo que cantaba antes’”, comenta Bellon.
Y agrega: “Los artistas siempre -y esto casi es inevitable que suceda- reciben las influencias de lo que escuchan y ahí es por donde arrancan”.
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Sin sintetizadores
En los créditos de Queen se lee una frase muy particular: “...y nadie tocó el sintetizador”, para enfatizar que el sonido inicial de la agrupación quería ser más puro, con sellos distintivos como la guitarra de May.
“La magia del grupo también fue una combinación de cosas que se acoplaron muy bien, porque las canciones de Mercury se alimentaban muy bien de la guitarra de Brian May. Con independencia de que a la hora de componer fueran tan diferentes, las canciones de Mercury se alimentaban muy bien de la parte musical del resto de la banda”, subraya Marchena Jr.
El sintetizador no se añora si se oye cómo la batería de Roger Taylor hace un solo a la mitad de Keep Yourself Alive, la primera canción del disco, cuyos orígenes se remontan a Smile, la banda predecesora de Queen. Tampoco se echa en falta cuando se siente la precisión del bajo de Deacon en Liar, una de esas canciones en las que claramente se puede notar el increíble talento compositor de Mercury.
A estos temas los acompañan Doing All Right (otra pieza originada en Smile que tendría una versión “modernizada” para la banda sonora de la película biográfica Bohemian Rhapsody, de 2018), Great King Rat, My Fairy King, The Night Comes Down, Modern Times Rock ‘n’ Roll, Jesus y una versión primigenia de Seven Seas Of Rhye que sería completada en Queen II (1974).
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El resto, como el mundo lo sabe, es historia.