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El pasado 18 de diciembre, a 17 años de proclamarse el Día Internacional del Migrante, el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México pecó de inusual; abrió las puertas de su esplendor en lunes, día en que todos los museos permanecen cerrados. El motivo no era menor. Dentro, las banderas hermanas de México y Colombia se paran con garbo, una al lado de la otra, dando la bienvenida a un proyecto pionero en territorio mexicano: #ColombiaMapMx, un estudio de investigación que busca reconocer a la comunidad colombiana en México.
La cita es a las cuatro de la tarde, pero desde temprano, el equipo de trabajo coordinado por la investigadora colombiana Yarima Merchán Rojas, cuida los detalles de una tarde donde el frío citadino ha dado paso a la complicidad de los acentos cantados, el vaivén de las historias comunes, las charlas y los abrazos que hacen pensar que todos se conocen desde siempre y sí, todos son colombianos.
Antes del 18 de diciembre no había mucha certeza. La duda de cuántos colombianos hay en México no estaba resuelta; nadie sabía si juntos podrían llenar la mitad del estadio Azteca o si había restaurantes en otras ciudades para pecar un poquito con diez empanadas, una docena de arepas con queso o un sancocho que abrazara con su olor a leña. Si eres colombiano y estudias, trabajas o vives en México, antes del 18 no había cifras que los incluyeran y sin ellas, difícilmente se puede dimensionar la proeza del trabajo que realizan miles de paisanos en tierra azteca en la ciencia, las artes, la economía, la vida misma.
María Soledad Abadía fue de las primeras en llegar. De falda con vuelo azul y blusa roja, graba, sosteniendo el celular con la mano derecha, el momento en el que el grupo Timka entona La piragua de Guillermo Cubillo y las voces del auditorio se vuelven una sola y algunas lágrimas caen por las mejillas de compatriotas que corean “la piragua, la piragua, la piragua”… La joven, de 26 años, oriunda de Palmira, Valle, llegó hace diez a la Ciudad de México a terminar sus estudios como diseñadora gráfica. Ahora es una empresaria independiente que da trabajo a mexicanos; su microempresa crece.
Al fondo del auditorio, Giovanni Carabalí, físico, investigador, con estudios en Alemania y Estados Unidos, orgullosamente vallecaucano, suelta una carcajada honesta, estridente, cuando se ve expuesto en un video donde resaltan su trabajo en la Universidad Nacional Autónoma de México en el área de física cuántica. En la imagen se ve a Carabalí, y atrás, la foto en blanco y negro de varias personas acomodadas una detrás de otra como aquella fotografía oficial de un equipo de fútbol. Entonces uno pensaría que tenemos a un hincha del América o del Deportivo Cali. Pero no, es la imagen de los genios de la cuántica, de once científicos internacionales tan estudiosos como él.
Ahora se cuela entre los colombianos una mujer que como torbellino se contonea como las diosas. Norma Ortiz Perea, una afrocolombiana con turbante melocotón en la cabeza, que ha dedicado su vida a las danzas. Llegó a México en los años 70 con su esposo y dos hijos después de una tentadora oferta de trabajo en la academia. Desde entonces ha sido maestra en Bellas Artes y en la Universidad Nacional Autónoma de México. Verla bailar es un espectáculo de ojos cautivos que observan en su cuerpo canela 50 kilos de arte.
El proceso de mapear a los colombianos en México ha sido maratónico y contra reloj. Esta es una iniciativa del Consulado de Colombia en México, de la mano con la Cancillería colombiana, la Organización Internacional para las Migraciones en México y distintas instituciones mexicanas, que comenzó a gestarse a mediados año y que tuvo que hacer pausas forzadas por un terremoto que dejó sin casa a cientos de mexicanos. El proyecto arrancó por conseguir cifras oficiales de colombianos en México, cotejar con instituciones migratorias de ambos países, depurar y actualizar bases de datos, realizar trabajo de campo, conocer los restaurantes, bares, centros artísticos de colombianos. “Siempre encontramos puertas abiertas”, cuenta conmovida Libertad Merchán, que coordinó el trabajo de campo, ese de a pie, que le ha permitido conocer y conocerse.
Antes del 18 de diciembre no había certeza. Hoy sí. Somos 18 mil 735 colombianas y colombianos en México, una migración que crece con los años. El 34.1% vive en la Ciudad de México, un 12% en el Estado de México, un 6% en Jalisco y otro porcentaje igual en Nuevo León. La población que predomina son hombres y mujeres de entre 30 y 44 años que vienen a estudiar. Maestrías, doctorados, especializaciones. Físicos, músicos, literatos, empresarios, artistas, investigadores. Esos somos los colombianos.
Para consultar el informe completo, visita www.colombiamap.mx