Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
“No te he negado Señor pero no te oigo corto manzanas y no te oigo hablo con las abejas y no te oigo Señor es acaso un don esta sordera Me han dicho que me llamas pero no te encuentro Es acaso un juego con reglas que no conozco entonces te escondes y no te busco más esperando que aparezcas como los niños Ellos creen que uno no ha entendido y corren y reclaman Ven a verme Ven a verme Señor Yo soy la niña —reclamo que tú vayas y me busques No voy a ir más a tu casa porque te he invitado a la mía— no he recibido tu tarjeta Acaso no me oyes tú tampoco y hablo con el árbol que me escucha hablo con la tumba y con la Rosa y todos me responden Hablo con la gente que me dice que me calle pero canto Hablo con las flores y el pájaro de arroz Me dicen que ahí estás y yo te pregunto
¿Acaso mi jardín florece por tu voluntad o por la mía?”.
***
Le invitamos a leer: Setecientos años sin Dante, un genio ante los ojos de Víctor Hugo
Y por la voluntad de una red de afecto fue que la editorial La Pájara Pinta publicó su primer libro, de autoría de Laura Andrea Garzón. “Doméstico” es un libro de poemas, es un libro de búsquedas, de volver a casa y en casa sentirse de nuevo ajeno al espacio. Es un libro de angustia, amor, sobresaltos y un constante hurgar. Es un libro que también es nuestro hogar, en el que somos nosotros mismos y al mismo tiempo nos desconocemos. Entonces tocamos las paredes, el suelo y los muebles en busca de los amores que dejamos detrás, en busca de los pedazos de nuestro cuerpo y nuestra alma. Intentamos juntarlos, pero no podemos. Y ahí es cuando nos damos cuenta que para llevar a cabo un libro, un libro que recoja nuestros miedos, deseos y esencias, se necesita de ayuda. En “Doméstico” se llegó a la conclusión de que eso significa al menos dos cosas: que la literatura es en realidad una comunidad terriblemente hermosa y que todo ejercicio de escritura y edición es una declaración de amistad, la amistad que rodea nuestros hogares, que también son los espacios donde podemos ser nosotros mismos, incluso con nuestros monstruos y demonios.
Le puede interesar leer el perfil sobre Jim Hines: Romper la historia en 9,95 segundos
En definitiva, “Doméstico” es un lugar donde los poemas se entrelazan con una legión de ángeles clandestinos que hacen que los versos lleguen a quienes necesitamos un lugar donde refugiarnos.