Donato Ndongo: “El realismo mágico tiene influencias africanas”
El escritor africano es el invitado internacional del undécimo Festival de Literatura de Bogotá (FLB), que se inaugura este 20 de octubre. Este año, la temática central es la diáspora africana con el lema “Volver a la raíz”.
Javier Osuna Sarmiento- fund451@gmail.com- @javierosu451
Donato Ndongo-Bidyogo nació en Niefang (Guinea Ecuatorial) en 1950. Es escritor y periodista, fue delegado de la agencia española de noticias EFE en África central, director Adjunto del Centro Cultural Hispano-Guineano de Malabo (Guinea Ecuatorial) y director del Centro de Estudios Africanos en la Universidad de Murcia. Entre 2005 y 2008 fue profesor visitante en la Universidad de Missouri-Columbia (Estados Unidos). Escribe regularmente en medios españoles como El País y La Vanguardia.
En 1984 publicó Antología de la literatura guineana, considerada un libro fundacional de la literatura escrita su país. Es autor de ensayos como Historia y Tragedia de Guinea Ecuatorial (1977) y España en Guinea (1998). Su primera novela, Las tinieblas de tu memoria negra, ha sido traducida al francés y al inglés. Otras novelas suyas son Los poderes de la tempestad (1997) y El Metro (2007).
Le sugerimos leer: Para ahogarse de realidad. Para renunciar a la pose. Para morirse a la izquierda
En la actualidad Ndongo vive exiliado en España. Sus artículos pueden leerse en medios como ABC, o la revista política Política Exterior y blogs como EsAfrica.es (que edita Casa África). Su labor de difusión del africanismo es muy reconocida a nivel mundial por lo que se le considera uno de los artistas más relevantes de ese continente.
Con motivo de su paso por Colombia, en el marco del Undécimo Festival de Literatura de Bogotá organizado por la Fundación Fahrenheit 451 con el apoyo de Idartes, en alianza con Vive Afro y Radio Nacional de Colombia, el autor africano compartió con El Espectador algunas de sus impresiones sobre los recientes reconocimientos de su obra por parte del Instituto Cervantes y su admiración por la figura de Manuel Zapara Olivella, el gran artista colombiano.
Donato Ndongo se presentará en dos eventos el marco del FLB. ‘Escribir a partir de un sueño’, literatura y migración (Viernes 21 de octubre. Biblioteca Nacional, 6pm) y ‘Las tinieblas de tu memoria negra’: Recital poético y conversatorio (Sábado 22 de octubre Auditorio Sonia Fajardo Forero, Universidad Konrad Lórenz, 4pm). La programación completa, que irá del 20 de octubre al 19 de noviembre, puede consultarse en www.fundacion451.com.
Podría interesarle leer: Alekos: la vida en un tiple, un pincel y una pluma
¿Cree que homenajes recientes, como el que realizó el Instituto Cervantes en su honor, favorecen la difusión de la literatura africana o lo toma más como un reconocimiento individual a su trabajo?
Percibo en este 2022 un mayor reconocimiento de mi obra por parte de las instituciones españolas. Al justificar mi candidatura al Premio Princesa de Asturias de las Letras, el director de Casa África, José Segura Clavell, destacaba no solo mi trabajo literario y trayectoria humana e intelectual, sino el necesario reconocimiento de la aportación de los escritores africanos en español a la expansión y difusión de nuestra lengua común. En el homenaje que me rindieron en julio pasado, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, incidía en la misma idea: además del reconocimiento personal, el acto simbolizaba la incorporación de los escritores de Guinea Ecuatorial al acervo de la cultura hispánica. Y estoy plenamente de acuerdo con ellos, pues parece que en España se está asumiendo la realidad que venimos planteando desde siempre: la lengua y cultura hispánicas ya no pertenecen de modo exclusivo y excluyente a España y a los países de Hispanoamérica; su ámbito es mucho mayor, pues incluye a países y pueblos de África como Guinea Ecuatorial, Sahara Occidental y el norte de Marruecos, y asiáticos como Filipinas. Fenómeno que redimensiona nuestra geografía lingüística y cultural, y debe contribuir a hermanar a los distintos pueblos que hablamos, escribimos y creamos en esta lengua. Echábamos en falta esa incorporación, según planteé hace unos años en el artículo “Las otras literaturas hispánicas”, y me satisface que España se esté comprometiendo a seguir una senda que tantos éxitos produce en otros espacios lingüístico-culturales. Desconozco cuál será la proyección futura de las letras guineoecuatorianas, pero no cabe duda de que se están abriendo los espacios necesarios para su mayor difusión. Aunque, insisto siempre en ello, dependerá fundamentalmente de nuestra propia labor, de si somos capaces de crear obras sólidas que proyecten a la universalidad nuestra impronta específicamente africana.
Guinea Ecuatorial sostiene una relación con los pueblos latinoamericanos muy especial, pues se trata del único país de África que habla español. ¿Qué autores latinoamericanos han sido importantes para su obra?
Pese a mis escasos medios, soy un lector obstinado desde mi juventud. Leo cuanto puedo, incluida la literatura latinoamericana, claro, aunque siempre quedan lagunas. De ahí que mi viaje a Colombia tenga especial significado para mí, pues me permitirá adquirir libros que no se encuentran con facilidad en España y, quizá, conocer personalmente a otros escritores con los que pueda intercambiar experiencias. Aun así, desde el principio me propuse hacer una obra original, evitando en lo posible influencias, escuelas, modas... todo eso. Soy genuino depositario de una tradición cultural propia, la fang-bantú, cuyas formas narrativas intento incorporar a la escritura en español. Ello crea algunas dificultades, como es obvio, pues parto de las formas narrativas de la oralidad y, al mismo tiempo, procuro mantener las características de mi lengua de escritura. Pero ahí está mi obra, a juicio del lector, quien dirá si el experimento es válido o fallido. Algún crítico ha querido ver en ella influencias del “realismo mágico”. Pero pienso que es al revés: es el realismo mágico el que tiene influencias africanas. Lo reconoce el propio Gabriel García Márquez en Vivir para contarla, cuando habla de su relación con Manuel Zapata Olivella, por ejemplo. Apenas se destaca, pero el siglo XX fue época de sincretismos culturales: el jazz y todas sus derivaciones le deben mucho a África; las artes plásticas, de Picasso a Andy Warhol, son recreaciones del arte africano; el Surrealismo —lo reconoció el propio André Breton— surgió del contacto de los escritores franceses con las literaturas orales africanas. Hasta Shakira imita a músicos africanos, pues su canción “Waka-Waka”, compuesta por el grupo camerunés Golden Sounds con el nombre de “Zangalewa”, ya se bailaba en las discotecas africanas en 1986… Y así muchas cosas.
Podría interesarle leer: Nueva temporada de venganzas con Chavela Vargas
Desde su experiencia, ¿cuáles siguen siendo las principales dificultades para la difusión de la literatura africana?
La incomprensión de nuestras literaturas en Europa y América del Norte, y la carencia de medios de producción, distribución y difusión propios. Podría desarrollar estos enunciados, pero son temas demasiado complejos para resumirlos en pocas palabras.
Su difundida antología de literatura guineana ha sido un referente para la investigación de literatura en África y el mundo; sin embargo, hemos visto en sus entrevistas que ha manifestado no estar dispuesto a actualizarla, ¿podría decirnos por qué?Realicé una actualización, junto con el profesor Mbare Ngom, aparecida en 2000 con el título Literatura de Guinea Ecuatorial. Antología. Cuando diez años después se me propuso una nueva actualización, rechacé el ofrecimiento por dos motivos fundamentales: habían transcurrido varios años y el editor no me había pagado el libro anterior y, ante la sospecha de que podía suceder lo mismo, preferí no participar. Nadie debe trabajar gratuitamente para que otros se lucren; así se lo dije. Además, deseaba dedicarme a mi propia obra, entonces abandonada por tener que realizar otras tareas como esa. Ante lo cual, aquel editor encargó su elaboración a otros, y el volumen fue publicado en 2012 con el título Nueva antología de la literatura de Guinea Ecuatorial. En todo caso, me conformo con haber abierto un camino fructífero que otros deben proseguir.
Tengo entendido que conoció a Manuel Zapata Olivella, en 1984, y mantuvieron un fluido intercambio epistolar. ¿Qué puede decirnos de la obra del maestro y su importancia para la diáspora africana?
Coincidimos durante una semana en el Congreso Internacional Hispánico-Africano de Cultura, que tuvo lugar en Bata (Guinea Ecuatorial) en junio de 1984. Allí, en un país africano de habla española, Zapata Olivella reconoció, en su emotiva, brillante y vibrante intervención, haber encontrado la esencia de su africanidad y sus raíces. Recuerdo que fue el orador más aplaudido, con toda la sala puesta en pie. Por desgracia, las autoridades guineoecuatorianas no supieron valorar el potencial encerrado en aquella proclama y se perdió la oportunidad de honrar a Zapata Olivella como hubiese merecido. Nunca volvió a Guinea Ecuatorial, pues la desculturización impuesta impidió toda posibilidad de recuperarlo, a él y a otros afrolatinoamericanos, que tanto podrían aportarnos. Tras nuestro encuentro en Bata, mantuvimos una fructífera correspondencia, pues residía yo entonces en Madrid. Nuestro contacto epistolar se extinguió en octubre de 1985, a mi regreso a Guinea Ecuatorial, donde resulta imposible el libre intercambio de ideas, pues incluso ahora mismo se censuran cartas y demás comunicaciones; otro de los muchísimos mecanismos de dominio en que se asienta la autocracia dominante. Una de las joyas más preciadas de mi biblioteca es el ejemplar de Changó, el gran putas, que me envió y dedicó el siempre entrañable Manuel Zapata Olivella. Tuvo una vida larga, intensa y polifacética. Era un erudito. Tenía empuje, no fue un intelectual pasivo y contribuyó de modo destacado a cimentar la toma de conciencia y el compromiso en las comunidades afrodescendientes. En el ámbito específico de nuestra lengua, Zapata Olivella es un referente imprescindible. Aunque sea desconocido en España, como he escrito en algún artículo, es imposible acercarse a las realidades de las comunidades negras de Hispanoamérica sin tener en cuenta su ingente aportación. Al no ser especialista en su vida y obra, solo puedo hablar de lo que vi y percibí en nuestro breve encuentro, en sus cartas y cuanto me sugieren las pocas obras suyas que conozco, pues es extensa y difícil de adquirir en España. De él me queda su plena conciencia de sus orígenes africanos, el canto a su tierra madre, África, su fuente de inspiración, a la que amaba entrañablemente; una realidad que impregna su obra, eje de su vida. Lástima que no sea más difundida entre los africanos. En ese sentido, lamento que los poderes políticos no hagan lo necesario para darlo a conocer en el ámbito africano. Estoy seguro de que interesaría a los miles de jóvenes africanos que estudian español y civilización hispánica en diversas universidades del continente; entre otras razones, porque encontrarían más cercanos la temática, el lenguaje y los planteamientos de escritores como Zapata Olivella, el ecuatoriano Nelson Estupiñán o la peruana Lucía Charún Illescas que los de Camilo José Cela, Miguel Delibes, Borges o Vargas Llosa, por poner algún ejemplo.
Le sugerimos leer: Freud, el psicoanalista convertido en marioneta
¿Qué significado tiene para usted visitar Colombia en el marco de un festival cuyo lema central es “volver a la raíz”?
Me colma de satisfacción participar en esta edición del Festival de Literatura de Bogotá y estoy muy agradecido a sus organizadores por la invitación recibida. Fue una sorpresa. Tengo la impresión de que América Latina, Colombia en particular, empieza a hacer justicia a sus ciudadanos negros, invisibles hasta hace muy poco, cuando esa comunidad es tan importante no solo para su desarrollo económico, sino para la conformación de su ser histórico e identidad cultural. Que hayan elegido como vicepresidenta del país a una afrodescendiente es un hito innegable, prueba fehaciente del fin de siglos de marginación. “Volver a la raíz” quizá signifique que Colombia recupera su identidad primigenia, la de una sociedad cuyos integrantes lucharon juntos contra el colonialismo sin ningún tipo de discriminación. También puede señalar la voluntad de profundizar en los fines de aquella insurrección contra todas las formas de opresión. Y sugiere una disposición de profundizar las relaciones con África, una de las raíces de su identidad nacional, como es visible en sus manifestaciones culturales, la literatura y la música sobre todo. Y, en plano personal, me permite ver culminada una aspiración largamente soñada: conocer de cerca los paisajes y el ambiente imaginados en tantas lecturas.
Además de ser un autor destacado en diversos géneros (ensayo, poesía, novela), usted también ha sido reconocido como un gran periodista. ¿Qué aprendizajes y aportes le ha dado este oficio a sus creaciones literarias?
Imagino que, como a otros escritores con parecida experiencia, esa combinación entre periodismo y literatura beneficia mi trabajo de creación. El oficio de periodista obliga a observar la realidad, a sensibilizarte con los problemas cotidianos en tu entorno y lejos de él, a posar una mirada curiosa sobre los comportamientos humanos. Y en lo estilístico, se tiende a escribir de forma comprensible para cualquier lector, a utilizar la “palabra precisa” para incidir en el alma y en la conciencia, como ya recomendaba Confucio; y a huir de las tentaciones elitistas de hacer una literatura para la autocomplacencia de mentes
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖
Donato Ndongo-Bidyogo nació en Niefang (Guinea Ecuatorial) en 1950. Es escritor y periodista, fue delegado de la agencia española de noticias EFE en África central, director Adjunto del Centro Cultural Hispano-Guineano de Malabo (Guinea Ecuatorial) y director del Centro de Estudios Africanos en la Universidad de Murcia. Entre 2005 y 2008 fue profesor visitante en la Universidad de Missouri-Columbia (Estados Unidos). Escribe regularmente en medios españoles como El País y La Vanguardia.
En 1984 publicó Antología de la literatura guineana, considerada un libro fundacional de la literatura escrita su país. Es autor de ensayos como Historia y Tragedia de Guinea Ecuatorial (1977) y España en Guinea (1998). Su primera novela, Las tinieblas de tu memoria negra, ha sido traducida al francés y al inglés. Otras novelas suyas son Los poderes de la tempestad (1997) y El Metro (2007).
Le sugerimos leer: Para ahogarse de realidad. Para renunciar a la pose. Para morirse a la izquierda
En la actualidad Ndongo vive exiliado en España. Sus artículos pueden leerse en medios como ABC, o la revista política Política Exterior y blogs como EsAfrica.es (que edita Casa África). Su labor de difusión del africanismo es muy reconocida a nivel mundial por lo que se le considera uno de los artistas más relevantes de ese continente.
Con motivo de su paso por Colombia, en el marco del Undécimo Festival de Literatura de Bogotá organizado por la Fundación Fahrenheit 451 con el apoyo de Idartes, en alianza con Vive Afro y Radio Nacional de Colombia, el autor africano compartió con El Espectador algunas de sus impresiones sobre los recientes reconocimientos de su obra por parte del Instituto Cervantes y su admiración por la figura de Manuel Zapara Olivella, el gran artista colombiano.
Donato Ndongo se presentará en dos eventos el marco del FLB. ‘Escribir a partir de un sueño’, literatura y migración (Viernes 21 de octubre. Biblioteca Nacional, 6pm) y ‘Las tinieblas de tu memoria negra’: Recital poético y conversatorio (Sábado 22 de octubre Auditorio Sonia Fajardo Forero, Universidad Konrad Lórenz, 4pm). La programación completa, que irá del 20 de octubre al 19 de noviembre, puede consultarse en www.fundacion451.com.
Podría interesarle leer: Alekos: la vida en un tiple, un pincel y una pluma
¿Cree que homenajes recientes, como el que realizó el Instituto Cervantes en su honor, favorecen la difusión de la literatura africana o lo toma más como un reconocimiento individual a su trabajo?
Percibo en este 2022 un mayor reconocimiento de mi obra por parte de las instituciones españolas. Al justificar mi candidatura al Premio Princesa de Asturias de las Letras, el director de Casa África, José Segura Clavell, destacaba no solo mi trabajo literario y trayectoria humana e intelectual, sino el necesario reconocimiento de la aportación de los escritores africanos en español a la expansión y difusión de nuestra lengua común. En el homenaje que me rindieron en julio pasado, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, incidía en la misma idea: además del reconocimiento personal, el acto simbolizaba la incorporación de los escritores de Guinea Ecuatorial al acervo de la cultura hispánica. Y estoy plenamente de acuerdo con ellos, pues parece que en España se está asumiendo la realidad que venimos planteando desde siempre: la lengua y cultura hispánicas ya no pertenecen de modo exclusivo y excluyente a España y a los países de Hispanoamérica; su ámbito es mucho mayor, pues incluye a países y pueblos de África como Guinea Ecuatorial, Sahara Occidental y el norte de Marruecos, y asiáticos como Filipinas. Fenómeno que redimensiona nuestra geografía lingüística y cultural, y debe contribuir a hermanar a los distintos pueblos que hablamos, escribimos y creamos en esta lengua. Echábamos en falta esa incorporación, según planteé hace unos años en el artículo “Las otras literaturas hispánicas”, y me satisface que España se esté comprometiendo a seguir una senda que tantos éxitos produce en otros espacios lingüístico-culturales. Desconozco cuál será la proyección futura de las letras guineoecuatorianas, pero no cabe duda de que se están abriendo los espacios necesarios para su mayor difusión. Aunque, insisto siempre en ello, dependerá fundamentalmente de nuestra propia labor, de si somos capaces de crear obras sólidas que proyecten a la universalidad nuestra impronta específicamente africana.
Guinea Ecuatorial sostiene una relación con los pueblos latinoamericanos muy especial, pues se trata del único país de África que habla español. ¿Qué autores latinoamericanos han sido importantes para su obra?
Pese a mis escasos medios, soy un lector obstinado desde mi juventud. Leo cuanto puedo, incluida la literatura latinoamericana, claro, aunque siempre quedan lagunas. De ahí que mi viaje a Colombia tenga especial significado para mí, pues me permitirá adquirir libros que no se encuentran con facilidad en España y, quizá, conocer personalmente a otros escritores con los que pueda intercambiar experiencias. Aun así, desde el principio me propuse hacer una obra original, evitando en lo posible influencias, escuelas, modas... todo eso. Soy genuino depositario de una tradición cultural propia, la fang-bantú, cuyas formas narrativas intento incorporar a la escritura en español. Ello crea algunas dificultades, como es obvio, pues parto de las formas narrativas de la oralidad y, al mismo tiempo, procuro mantener las características de mi lengua de escritura. Pero ahí está mi obra, a juicio del lector, quien dirá si el experimento es válido o fallido. Algún crítico ha querido ver en ella influencias del “realismo mágico”. Pero pienso que es al revés: es el realismo mágico el que tiene influencias africanas. Lo reconoce el propio Gabriel García Márquez en Vivir para contarla, cuando habla de su relación con Manuel Zapata Olivella, por ejemplo. Apenas se destaca, pero el siglo XX fue época de sincretismos culturales: el jazz y todas sus derivaciones le deben mucho a África; las artes plásticas, de Picasso a Andy Warhol, son recreaciones del arte africano; el Surrealismo —lo reconoció el propio André Breton— surgió del contacto de los escritores franceses con las literaturas orales africanas. Hasta Shakira imita a músicos africanos, pues su canción “Waka-Waka”, compuesta por el grupo camerunés Golden Sounds con el nombre de “Zangalewa”, ya se bailaba en las discotecas africanas en 1986… Y así muchas cosas.
Podría interesarle leer: Nueva temporada de venganzas con Chavela Vargas
Desde su experiencia, ¿cuáles siguen siendo las principales dificultades para la difusión de la literatura africana?
La incomprensión de nuestras literaturas en Europa y América del Norte, y la carencia de medios de producción, distribución y difusión propios. Podría desarrollar estos enunciados, pero son temas demasiado complejos para resumirlos en pocas palabras.
Su difundida antología de literatura guineana ha sido un referente para la investigación de literatura en África y el mundo; sin embargo, hemos visto en sus entrevistas que ha manifestado no estar dispuesto a actualizarla, ¿podría decirnos por qué?Realicé una actualización, junto con el profesor Mbare Ngom, aparecida en 2000 con el título Literatura de Guinea Ecuatorial. Antología. Cuando diez años después se me propuso una nueva actualización, rechacé el ofrecimiento por dos motivos fundamentales: habían transcurrido varios años y el editor no me había pagado el libro anterior y, ante la sospecha de que podía suceder lo mismo, preferí no participar. Nadie debe trabajar gratuitamente para que otros se lucren; así se lo dije. Además, deseaba dedicarme a mi propia obra, entonces abandonada por tener que realizar otras tareas como esa. Ante lo cual, aquel editor encargó su elaboración a otros, y el volumen fue publicado en 2012 con el título Nueva antología de la literatura de Guinea Ecuatorial. En todo caso, me conformo con haber abierto un camino fructífero que otros deben proseguir.
Tengo entendido que conoció a Manuel Zapata Olivella, en 1984, y mantuvieron un fluido intercambio epistolar. ¿Qué puede decirnos de la obra del maestro y su importancia para la diáspora africana?
Coincidimos durante una semana en el Congreso Internacional Hispánico-Africano de Cultura, que tuvo lugar en Bata (Guinea Ecuatorial) en junio de 1984. Allí, en un país africano de habla española, Zapata Olivella reconoció, en su emotiva, brillante y vibrante intervención, haber encontrado la esencia de su africanidad y sus raíces. Recuerdo que fue el orador más aplaudido, con toda la sala puesta en pie. Por desgracia, las autoridades guineoecuatorianas no supieron valorar el potencial encerrado en aquella proclama y se perdió la oportunidad de honrar a Zapata Olivella como hubiese merecido. Nunca volvió a Guinea Ecuatorial, pues la desculturización impuesta impidió toda posibilidad de recuperarlo, a él y a otros afrolatinoamericanos, que tanto podrían aportarnos. Tras nuestro encuentro en Bata, mantuvimos una fructífera correspondencia, pues residía yo entonces en Madrid. Nuestro contacto epistolar se extinguió en octubre de 1985, a mi regreso a Guinea Ecuatorial, donde resulta imposible el libre intercambio de ideas, pues incluso ahora mismo se censuran cartas y demás comunicaciones; otro de los muchísimos mecanismos de dominio en que se asienta la autocracia dominante. Una de las joyas más preciadas de mi biblioteca es el ejemplar de Changó, el gran putas, que me envió y dedicó el siempre entrañable Manuel Zapata Olivella. Tuvo una vida larga, intensa y polifacética. Era un erudito. Tenía empuje, no fue un intelectual pasivo y contribuyó de modo destacado a cimentar la toma de conciencia y el compromiso en las comunidades afrodescendientes. En el ámbito específico de nuestra lengua, Zapata Olivella es un referente imprescindible. Aunque sea desconocido en España, como he escrito en algún artículo, es imposible acercarse a las realidades de las comunidades negras de Hispanoamérica sin tener en cuenta su ingente aportación. Al no ser especialista en su vida y obra, solo puedo hablar de lo que vi y percibí en nuestro breve encuentro, en sus cartas y cuanto me sugieren las pocas obras suyas que conozco, pues es extensa y difícil de adquirir en España. De él me queda su plena conciencia de sus orígenes africanos, el canto a su tierra madre, África, su fuente de inspiración, a la que amaba entrañablemente; una realidad que impregna su obra, eje de su vida. Lástima que no sea más difundida entre los africanos. En ese sentido, lamento que los poderes políticos no hagan lo necesario para darlo a conocer en el ámbito africano. Estoy seguro de que interesaría a los miles de jóvenes africanos que estudian español y civilización hispánica en diversas universidades del continente; entre otras razones, porque encontrarían más cercanos la temática, el lenguaje y los planteamientos de escritores como Zapata Olivella, el ecuatoriano Nelson Estupiñán o la peruana Lucía Charún Illescas que los de Camilo José Cela, Miguel Delibes, Borges o Vargas Llosa, por poner algún ejemplo.
Le sugerimos leer: Freud, el psicoanalista convertido en marioneta
¿Qué significado tiene para usted visitar Colombia en el marco de un festival cuyo lema central es “volver a la raíz”?
Me colma de satisfacción participar en esta edición del Festival de Literatura de Bogotá y estoy muy agradecido a sus organizadores por la invitación recibida. Fue una sorpresa. Tengo la impresión de que América Latina, Colombia en particular, empieza a hacer justicia a sus ciudadanos negros, invisibles hasta hace muy poco, cuando esa comunidad es tan importante no solo para su desarrollo económico, sino para la conformación de su ser histórico e identidad cultural. Que hayan elegido como vicepresidenta del país a una afrodescendiente es un hito innegable, prueba fehaciente del fin de siglos de marginación. “Volver a la raíz” quizá signifique que Colombia recupera su identidad primigenia, la de una sociedad cuyos integrantes lucharon juntos contra el colonialismo sin ningún tipo de discriminación. También puede señalar la voluntad de profundizar en los fines de aquella insurrección contra todas las formas de opresión. Y sugiere una disposición de profundizar las relaciones con África, una de las raíces de su identidad nacional, como es visible en sus manifestaciones culturales, la literatura y la música sobre todo. Y, en plano personal, me permite ver culminada una aspiración largamente soñada: conocer de cerca los paisajes y el ambiente imaginados en tantas lecturas.
Además de ser un autor destacado en diversos géneros (ensayo, poesía, novela), usted también ha sido reconocido como un gran periodista. ¿Qué aprendizajes y aportes le ha dado este oficio a sus creaciones literarias?
Imagino que, como a otros escritores con parecida experiencia, esa combinación entre periodismo y literatura beneficia mi trabajo de creación. El oficio de periodista obliga a observar la realidad, a sensibilizarte con los problemas cotidianos en tu entorno y lejos de él, a posar una mirada curiosa sobre los comportamientos humanos. Y en lo estilístico, se tiende a escribir de forma comprensible para cualquier lector, a utilizar la “palabra precisa” para incidir en el alma y en la conciencia, como ya recomendaba Confucio; y a huir de las tentaciones elitistas de hacer una literatura para la autocomplacencia de mentes
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖