Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
“Tenía total libertad. Podía entrar en su habitación en cualquier momento y fotografiar lo que estuviera haciendo”, comenta Ken Regan en el texto de presentación del libro Rolling Thunder. Photographs By Ken Regan (Ormond Yard Press, 2016). A lo largo de varios meses, entre octubre y diciembre de 1975, Regan se convirtió en el ojo gráfico de la gira más extravagante, caótica, irrepetible y vibrante realizada por Bob Dylan: “Rolling Thunder Revue”, que servirá de material creativo para la película Renaldo & Clara, un extraño artefacto cinematográfico escrito y dirigido por el propio cantante.
La gira se enmarca en un período marcado por el buen recibimiento de su álbum, Blood on the tracks, su crisis matrimonial, la grabación de un nuevo álbum, Desire, y el reencuentro sobre el escenario con su antigua compañera sentimental, Joan Baez, y otros camaradas musicales, como Bob Neuwirth; literarios, como Allen Ginsberg, o un joven dramaturgo llamado Sam Shepard; todos ellos embarcados en ese Rolling Thunder Revue, viaje musical a modo de caravana circense que algunos bautizaron como una versión de Alicia en el País de las Maravillas a ritmo de rock, tequila y generosas provisiones de cocaína.
Todo había empezado el año anterior, en 1974, cuando el promotor Bill Graham le encargó a Regan una crónica fotográfica para la revista Times con motivo de la gira que el cantante estaba protagonizando con su antigua formación, The Band. Entre los rostros que su cámara recoge se encuentra el de una mujer mayor que asiste todas las noches a la velada musical. Para su sorpresa, Regan, que había tomado a la mujer por una extravagante seguidora del cantante, descubre que se trata de la madre de Bob Dylan, una figura desconocida del gran público. Las fotografías familiares nunca verán la luz, respetando los deseos del cantante. Un año después, a las 3 de mañana, recibió una llamada del cantante encargándole el seguimiento gráfico de la gira que estaba a punto de comenzar. Regan ejerce de cronista oficial como único fotógrafo autorizado del tour.
Rolling Thunder Revue, dividida en dos partes, comenzó el 30 de octubre de 1975 en el War Memorial Auditorium de Plymouth (Massachussets) y finalizó ese año el 8 de diciembre en el Madison Square Garden de Nueva York en un concierto benéfico a favor del boxeador Rubin Carter, protagonista de la canción Hurricane, que Dylan había creado para denunciar su caso. El boxeador cumple cadena perpetua acusado de asesinato en un juicio lleno de irregularidades y falsos testimonios. Su caso ha despertado una gran expectación y el apoyo, entre otros, del polémico director creativo de la revista Esquire, George Lois, que consiguió implicar a Bob Dylan en la defensa de Carter. Entre los personajes que se dan cita esa noche en el Madison se encuentra el boxeador Mohamed Ali, que la cámara de Regan recoge junto a Dylan.
En el balance final de la gira, cuya segunda parte fue del 25 de enero al 25 de mayo de 1976, quedan cerca de 14.000 negativos siguiendo la caravana itinerante formada por Dylan y sus amigos, Joan Baez, Roger McGuinn, RamblinJack Elliot, Mick Ronson, el guitarrista de David Bowie o la violinista Scarlet Rivera con su aspecto de heroína prefarraelista; invitados como Gordon Lighftfoot, Richie Havens o Joni Mitchell se sumaron también al espectáculo. Dylan recibió la visita de un debutante, Bruce Springsteen, que la publicidad anunciaba como “el nuevo Dylan” y que acaba de vender más de seis millones de discos de su primer álbum, Born to Run, pero que finalmente no participó en el espectáculo ante la exigencia por parte de Springsteen de actuar con su propia banda, la E Street Band. La cámara de Regan también inmortalizó el encuentro de Dylan con otra joven “promesa” del rock, Patti Smith, en animada conversación durante una fiesta en el Greenwich Village neoyorquino.
Cuarenta años después, parte de aquel material gráfico sirve para revelar nuevos focos de atención sobre una de las figuras más legendarias y a la vez más enigmáticas de la música popular del siglo XX. Un Dylan observado en la intimidad de una gira anárquica e irrepetible, distendido en las secuencias de descanso, divertido y cómplice durante los ensayos o la estrella y mito sobre el escenario; con aspecto de clown o de príncipe zíngaro, ese rostro que desde hace más de medio siglo los objetivos tratan de desentrañar.
Como punto final del encuentro entre Regan y Dylan quedará la portada de su nuevo álbum, Desire, un Dylan feliz exhibiendo un exuberante look hippie, y la fotografía que ilustra la portada de The Bootleg Series Vol. 5: Bob Dylan Live 1975, The Rolling Thunder Revue, la otra cara del mito, de nuevo el rostro enmascarado, vulnerable y misterioso…