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Envolver el capullo y enfrentar al gusano, obtener el derecho al rocío, ajustarse al calor, burlar el viento, escapar a la abeja rondadora… murmuraba Emily Dickinson a mediados de 1800 para terminar diciendo que ser una flor es una honda responsabilidad. Tan honda como la que tiene ahora Luis Fernando Ramírez en esta quinta edición de los nominados al Premio Luis Caballero, el más importante de la plástica en Colombia, que se inaugura con su obra 35ºC, donde la abeja rondadora es la protagonista que también burla los vientos del Parque Centenario, cercano al Planetario, y donde se ajustan al calor de los espectadores que podrán visitar esta muestra hasta el 26 de abril, con entrada y picada gratis si se meten al invernadero.
En la Galería Santa Fe del Planetario de Bogotá, como ya es costumbre desde 1996 con esta convocatoria y por donde han desfilado y hasta expuesto artistas como José Alejandro Restrepo, Juan Fernando Herrán, Édgar Guzmán, María Elvira Escallón, Álvaro Barrios y Fernando Uhía, entre otros, el nominado interviene la sala, es decir, hace una obra especialmente para este espacio, que luego es premiada por un jurado al final de toda la muestra. En esta quinta edición del Premio la beca de creación para cada nominado fue de 15 millones y el ganador recibirá 50 millones de pesos.
En esta oportunidad, Luis Fernando Ramírez realizó un invernadero en madera y plástico —muy similar a los que se advierten en cualquier granja de la Sabana de Bogotá—, le puso unas plantas adentro, flores, tierra, luz fluorescente, y diseñó unas maquetas que son colmenas de observación, verdaderas esculturas que contienen cerca de diez mil abejas que pasan a través de unas mangueras hacia el invernadero y que deambulan por entre el plástico, aisladas del público, donde el artista reflexiona sobre la relación entre el paisaje natural, la arquitectura moderna y el espacio habitable.
La parodia de los 35ºC se da porque esta es la temperatura ideal de las abejas dentro de las colmenas, pero a la vez es la temperatura propuesta por el arquitecto suizo Le Corbusier como temperatura universal para el edificio ideal. El nominado lo tiene claro: “La arquitectura moderna planteó de manera utópica, en cabeza de Le Corbusier, un sistema de edificios que se posan sobre el paisaje gracias a la estructura de columnas o pilotes, permitiendo a la naturaleza fluir por debajo de los prismas modernos habitables. La Unidad de Habitación de Marsella de Le Corbusier, finalizada en 1952, materializa esta propuesta”.
Así, 35ºC es una instalación tan sencilla y tan compleja como la que las abejas utilizan en la elaboración de sus viviendas. En el interior de maquetas de vidrios se observa el mundo de los zánganos, abejas que beben miel a costa de las obreras, verdaderas trabajadoras no parsimoniosas, y la reina, esa mujer que lo manda todo dentro de ese mundo dulce y laborioso. Mundo que se observa en este invernadero que ocupa gran parte del espacio y se toma las afueras dando la sensación de que la sala quedó chiquita para esta gran metáfora de las edificaciones modernas.
A vuelo de abeja
Luis Fernando Ramírez es arquitecto de la Universidad de los Andes con especialización en Creación Multimedia de la misma universidad y tiene maestría en Museología de la Universidad de Valladolid, España. Fue residente en Capacete, Río de Janeiro, en 2006. Primer premio de la convocatoria Arte y Naturaleza del Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá e invitado al Salón Nacional de Artistas de Bogotá, también en 2006.